“Mario fue un héroe sin máscara ni capa, y así debe ser recordado”, considera Lucas Cava, cuando se refiere a Mario Ruiz, el jefe de patrulla del cerro Catedral que falleció el 27 de julio de 2020 a causa de una avalancha.

Lucas estaba en su grupo de trabajo, y fue quien lo encontró tras el accidente.

“Mientras lo buscaba con el Aparato de Rescate de Víctimas en Avalancha (ARVA), ya lloraba: había pasado un tiempo y sabía lo que podía hallar…”.

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“Me esfuerzo para no volver a eso”, dice, sobre el dolor con que carga.

Y, haciendo un esfuerzo, rememora: “Tuvimos que hacerle reanimación… En medio, el llanto y gritar su nombre para que no se fuera…”.

“Pasa el tiempo y trato de recordarlo de la mejor manera posible; se trataba de una grandísima persona”, cuenta.

“Éramos como una familia; él nos mantenía unidos. En un grupo de trabajo, siempre hay diferencias, y Mario trataba de acercarnos”, expone.

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En ese sentido, menciona encuentros de asado después de las horas laborales… Ese sentimiento de afecto hizo que Lucas le prometiera a una de las hijas de Mario encontrar los esquíes que le habían dado en Aspen, con su nombre grabado.

Finalmente, aparecieron. Él no los halló, pero es como si lo hubiera hecho.

Iba una vez por semana a registrar la zona.

Luego, cuando la nieve disminuyó un poco, acudía a diario.

“Una promesa es una promesa”, sostiene, en cuanto al motivo que lo movía a investigar acerca de los esquíes a pesar del dolor que le causaba. 

Tiempo después, un compañero halló uno, y un trabajador de otro sector dio con el restante. 

Se encontraban en el área donde había ocurrido el accidente.

Lucas habla en relación a lo que podría haber sucedido si esa avalancha hubiera caído en otro momento: “La gente, cuando queda mucha nieve, busca los fuera de pista que no estén pisados para ir a esquiar”, explica, y, de esa manera, advierte que “Mario dio su vida para salvar muchas otras”.

“La nieve estaba muy inestable”, afirma.

“La naturaleza te sorprende todo el tiempo”, asevera.

Tras el accidente, el regresar a la montaña, para Lucas, fue tremendo. “Ponerme las botas de esquí y volver a subir… En el medio de elevación, estaba mal… Cuando llegué arriba, abracé a un compañero y empezamos a llorar”, recuerda. 

“Mario se preocupaba por todos nosotros. No era un jefe común, sino un amigo, compañero… Te aconsejaba, tomaba decisiones acertadas… Era una persona grandiosa, un tipo bueno de verdad”, concluye.