El papa Francisco nombró al obispo argentino Jorge García Cuerva, hoy a cargo de la diócesis de Río Gallegos, en la Congregación para los Obispos, el organismo del Vaticano que interviene en los procesos de nombramientos de prelados en todo el mundo.

La designación se interpreta como un reconocimiento a la figura de García Cuerva, formado en San Isidro y durante varios años párroco en Nuestra Señora de La Cava, en la villa homónima de Beccar.

También como una decisión de acentuar la mirada de la experiencia pastoral en los nombramientos de obispos, una estrategia que tiende a evitar que estas designaciones queden sujetas exclusivamente a la visión de obispos y cardenales que se desempeñan en la Curia romana.

“Me sorprendió enormemente este nombramiento. El papa Francisco me hizo esta invitación, el viernes pasado, a prestar este servicio en la Iglesia, que espero cumplir con mucha humildad y mucho compromiso“, declaró García Cuerva en un diálogo con la agencia oficial de la Iglesia, AICA.

El obispo, de 53 años, es una de las voces del episcopado más identificadas con el pensamiento de “una Iglesia pobre para los pobres”, como proclamó Francisco a los pocos días de su elección pontificia.

Con una clara inquietud por las urgencias sociales, es también impulsor permanente del diálogo y la cultura del encuentro en el campo político y social.

Nacido en Río Gallegos en 1968, García Cuerva es abogado y fue ordenado sacerdote por el obispo Jorge Casaretto en la catedral de San Isidro, en 1997. En noviembre de 2017, el Papa lo designó obispo auxiliar de Lomas de Zamora, donde acompañó al jesuita Jorge Lugones, y en enero de 2019 pasó a ser obispo de Río Gallegos.

En la diócesis sanidrisense fue vicepresidente de Cáritas y se dedicó también a la atención de la pastoral carcelaria, por lo que reclamó en forma reiterada la falta de políticas públicas en el ámbito penitenciario.

El organismo, integrado por cardenales y obispos, se ocupa de la formación de las iglesias en cada país, los nombramientos episcopales, los encuentros que los nuevos obispos designados tienen todos los años en septiembre y el retiro espiritual que por decisión de Francisco se organiza para los que ya llevan una experiencia de cinco años en sus diócesis.