Marisa Fernández, directora de la escuela de Villa Llanquín, habló en “Contame algo” por El Cordillerano Radio (93.7), sobre el vínculo entre la comunidad y la escuela, y el proyecto que están impulsando para encontrarle nombre a la institución.

“Fue bastante difícil actuar en la urgencia a la que nos llevó la pandemia”, señaló sobre la emergencia sanitaria en el lugar. “La pandemia nos hizo poner toda nuestra creatividad para poder llegar a todos nuestros niños, a todas las familias. Unas familias tan diversas, en un paraje tan cercano a una ciudad como San Carlos de Bariloche, pero que lamentablemente no contamos todos con los medios necesarios en cuanto a internet y la tecnología, así que fue bastante complicado”. Si bien hay gente de ciudad que se fue instalando en Villa Llanquín, la directora señaló que “la escuela sigue siendo rural, es una escuela hogar, de jornada completa hace un par de años”.

“Es real que muchas familias se han ido a vivir al paraje y se han ido adecuando, tanto las familias nuevas como las familias ya residentes del lugar”, señaló. “Es un lugar que ha ido creciendo bastante y nosotros como escuela también tenemos que estar al nivel de esa transformación”.

“Tiene que tener más inversión y nosotros como escuela, ponernos a la altura de las circunstancias y poder brindar lo que cualquier escuela brinda a los estudiantes. No perdiendo nunca la identidad, las raíces, la cultura que tiene Llanquín”, valoró.

En ese sentido, indicó: “Yo he ido viendo en el transcurso del tiempo, ya más de veinte años, cómo se ha desarrollado el paraje, y la escuela cómo fue recibiendo a nuestros estudiantes; estudiantes que hoy ya son papás de alumnos de la escuela”, indicó. “Como paraje y escuela que está inmersa en la ruralidad, tenemos muchas falencias. Y las desigualdades o las falencias no aparecieron con la pandemia, sino que ya venían de arrastre y se visibilizaron hoy a través de la situación que estamos viviendo”.

También destacó que este año la escuela cumplió ochenta años. “Nos habíamos proyectado poder festejar los ochenta años de la escuela como institución tan significativa en un paraje. Lamentablemente con la pandemia no se dio como hubiéramos querido”.

“Queremos que la escuela, si bien tiene su identidad, tenga su nombre”, expresó y agregó que “tiene que salir de la comunidad en general, ellos son parte de la escuela”.

“La escuela tiene una tradición, una trayectoria, una historia que está muy bueno que se comparta, que se conozca y se valorice. Las raíces de Llanquín son muy significativas”. En ese sentido, manifestó la importancia de incluir a la comunidad y las familias antiguas del paraje. “Esta es nuestra idea, llegar a las familias. Tenemos familias que tienen años de residencia en el lugar. Y está bueno reconectarlas con la escuela, porque esas familias asistieron a la primera escuela, al primer edificio que se creó en Llanquín”.

Además de trabajarlo en la escuela desde lo pedagógico, también lo abrieron a la comunidad, sin cerrar ideas de otros lados. Contó que ya llegaron algunas propuestas vinculadas al río Limay, a la balsa, e incluso al huillín. También a las raíces mapuches. “Estamos en proceso. Ahora cuando retomemos la semana que viene nos vamos enfocar en el proyecto para tratar de tener el nombre para fin de año”.