21/06/2021

Néstor Torres: El artista que pinta con los dedos

Néstor Torres: El artista que pinta con los dedos

Está radicado en Bariloche hace 27 años y habló sobre su oficio de artista en la calle Mitre. Pinta con los dedos sobre azulejos y, en “Contame algo”, emitido por El Cordillerano Radio 93.7, habló sobre el camino que lo trajo desde Río Tercero, sus cuadros pintados en diversas plazas del mundo, y también sobre sus proyectos gastronómicos. “Nos vinimos con una mochilita, con mi mujer embarazada de mi hijo mayor, Nahuel. Nos tuvimos que quedar por complicaciones del embarazo. Y nos quedamos”, contó.

Según relató, la pintura estaba en la familia. “Somos cinco hermanos que nos dedicamos a la pintura. Pintábamos, dibujábamos. Nuestro papá, con sus ideas de antes, nos decía, nunca se van a ganar la vida con esos dibujitos. Terminamos los cinco hijos viviendo con los dibujitos”.

“Es una técnica que usan todos los pintores”, indicó sobre la pintura con los dedos. “Más allá de que utilizan los pinceles y las herramientas tradicionales, siempre meten la mano o algo para hacer algún efecto. Y esto se fue dando con el tiempo. Y como éramos cinco, siempre uno sacaba alguna cosa nueva y se la pasaba al otro, y así íbamos creando técnicas diferentes”. Todos los hermanos, contó, viven en diferentes lugares, con excepción de uno, Julio, que está viviendo en Bariloche hace un tiempo, y que también suele ir a pintar a esa esquina.

“Empecé en el año 88 u 89, yo trabajaba de mozo en un hotel en Chapdmalal, y en mis ratos libres, comencé a pintar”. Actividad que convirtió en su medio de vida. “Lo que hacemos en la calle más que nada es paisaje. Nos manejamos según el lugar donde estamos. Y si alguien te pide algo especial, se puede hacer, pero eso lleva más tiempo, o tal vez menos, pero hay que buscarle la vuelta para hacerlo”.

“Normalmente los hacemos en tres minutos. El récord lo tengo en 24 segundos. Nunca lo publicamos en los Guinnes, ni nada de eso, pero hice un cuadro una vez en 24 segundos. Es un paisaje de lago y montañas”, claramente en homenaje a Bariloche.

Las pinturas las realiza sobre un azulejo, pero la técnica se puede aplicar sobre diferentes superficies. “Es una cerámica común, nos acostumbramos a pintar sobre la cerámica blanca que ya no se fabrica más en Argentina. Entonces estamos usando cualquier otra, de otro color. Usamos la cerámica por una cuestión de comodidad, pero podemos pintar sobre cualquier superficie. Sobre madera, vidrio, tela. Ahora en la pandemia, en mi casa me puse a pintar mucho sobre tela”.

“Lamentablemente siempre estuvimos excluidos y peleando por lo permisos de la calle. Están los artistas, los artesanos, lo vendedores ambulantes”, expresó. “En otros lugares era un artista que trabajaba en la calle, nos dan lugares especiales y permisos. Y acá era un vendedor ambulante. Por suerte ha ido cambiando de a poco”, compartió. “Si bien lo fuerte de Bariloche son sus paisajes y sus lugares para visitar, la gente también se da una vuelta por el centro y es atractivo ver a alguien pintando con las manos”.

“Siempre me ofrecieron hacer una muestra, pero yo siempre la tuve en la calle”, valoró. “Ahora que uno ha frenado un poco, como tengo otras actividades, y ya lo hago más distendido, porque antes era para vivir de eso permanentemente. Era tener que pintar y salir a vender. Está la idea, ya veremos”.

“Yo recorrí mucho  Europa en los noventa, iba a trabajar en el verano para allá y volvía”, contó. “Después en el 2014, con mi familia, nos fuimos de Bariloche a Estados Unidos, la idea era llegar hasta Alaska, no lo pudimos concretar. El objetivo mío era llagar a Alaska, el de mis hijos era llegar a Disney”.

“Nos fuimos en una casa rodante , en un motor home, estuvimos un año. Fuimos viajando y pintando en todas las ciudades de América. Centroamérica no lo hicimos porque era muy grande y teníamos que cruzarlo en un barco”, explicó sobre el Mercedes Benz, 1114, modelo 66, adaptado como casa rodante. “Conseguimos un barco que nos llevaba hasta México, así que pasamos de largo Centroamérica”.

“Cuando está mi hermano, yo paso por ahí, y tal vez me pongo a pintar con él para distenderme de los negocios”, señaló y contó sobre su máxima cantidad de cuadros pintados.  “En un día he pintado 400 azulejos de 15 por 20. En San Sebastián, por ejemplo, en Pamplona, en Miami, y acá en Villa Gesell más o menos hice esos números”.

Néstor además es propietario de dos locales gastronómicos Cazuela y L'Italiano Trattoria. “Eso también se fue dando con el tiempo. Siempre quería tener un restorán. Y viajando hice lo contrario de los que hace todo el mundo, que hace la plata acá y se la lleva afuera. Bueno yo iba  afuera y me la traía para acá”.

Contó que ahora, en época de pandemia, no está fácil. “Lo estamos pasando medio jodido. En la otra crisis, la de las cenizas, yo me iba a pintar a otro lado. En 2011, me fui a Europa y pagaba los sueldos de los empleados trabajando desde allá. Porque acá, ese año, no había un alma. Pero ahora, lamentablemente no lo puedo hacer porque esto es a nivel mundial”.

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