La nueva película de terror "The Conjuring: The Devil Made Me Do It", que se estrenará el viernes en los cines y en HBO Max , recuerda un evento extraño: la primera vez que un estadounidense se declaró inocente de un crimen por estar habitado por un mal espíritu.

Arne Cheyenne Johnson, de 19 años, fue acusado de asesinar a sangre fría a su casero, Alan Bono, en 1981, mientras la pareja peleaba por su novia, Debbie Glatzel, de 26. Pero no fue Johnson quien mató a su amigo de 40 años, dijo un abogado sin precedentes: un demonio manipuló a Johnson para que apuñalara a Bono con una navaja de bolsillo de 5 pulgadas.

La horrible historia es parte del universo cinematográfico de "Conjuring" porque los controvertidos investigadores paranormales de la vida real Ed y Lorraine Warren, interpretados respectivamente por Patrick Wilson y Vera Farmiga, estuvieron muy involucrados en el caso de los años 80.

Comenzó en Brookfield, Connecticut, cuando David Glatzel, el hermano pequeño de Debbie, de 12 años, empezó a experimentar alucinaciones aterradoras.

David veía regularmente "un hombre con grandes ojos negros, una cara delgada con rasgos de animales y dientes irregulares, orejas puntiagudas, cuernos y pezuñas", dijo su madre Judy  a la revista People en el período previo al juicio. La criatura, agregó, le dijo que "tenga cuidado".

A medida que su condición empeoraba, el niño gruñía, siseaba y, improbablemente para un niño de 12 años, citaba pasajes de "Paradise Lost". A menudo hablaba de muerte y apuñalamientos.

Asustados, los Glatzels solicitaron la ayuda de los Warren, populares cazadores de fantasmas de la televisión, quienes llevaron a tres sacerdotes para una serie de exorcismos. Entre esos rituales también fueron presenciados por Arne Johnson. 

Lorraine Warren, quien también era psíquica, le dijo al Hartford Courant que durante uno de los rituales, Johnson pareció sacrificarse para ayudar a salvar al niño. “Johnson se levantó de un salto y le gritó al demonio: 'Entra en mí, lucharé contigo, entra en mí'”, recordó. Su solicitud funcionó, afirmaron. Johnson estaba poseído.

Hasta el día de hoy, el hermano de Debbie y David, Carl Glatzel, sostiene que la afirmación de los Warren fue un engaño para ganar dinero rápido y que David sufrió una enfermedad mental cuando era niño. Demandó a Lorraine Warren y al autor Gerald Brittle en 2007 cuando una reimpresión del libro de Brittle "El diablo en Connecticut" sacó a relucir la traumática experiencia. El caso fue desestimado.

Según Debbie, Johnson también comenzó a ver al demonio y comenzó a actuar de manera extraña.

“[Él] entraba en trance”, le dijo a People. “Gruñía y decía que vio a la bestia. Más tarde no lo recordaría. Era como David ".

El 16 de febrero de 1981, el comportamiento desquiciado de Johnson alcanzó su triste culminación. Johnson, su hermana Wanda de 15 años, Debbie, su prima Mary de 9 años y Bono estaban pasando el rato cuando Bono, borracho se puso agresivo. Wanda le dijo al Washington Post que luego agarró la muñeca del primo de 9 años de Debbie y se negó a soltarlo. Fue entonces cuando Johnson apuñaló fatalmente a Bono, diciendo que el diablo le forzó la mano.

Según los informes, fue el primer asesinato en Brookfield en 193 años. Fue detenido un día después.

El juicio fue una sensación en ese momento, a pesar de que el juez se negó a permitir que el abogado de Johnson, Martin Minnella, usara la posesión demoníaca como motivo de una declaración de no culpabilidad. Johnson finalmente fue declarado culpable y sentenciado a entre 10 y 20 años de prisión, pero fue liberado después de solo cinco por buena conducta.

En un giro extraño, mientras estaba en prisión se casó con Debbie, la mujer cuyo hermano pequeño supuestamente fue cautivo por primera vez por el diablo.