Gabriela Borraro, referente del  grupo Nahuel Rosa, participó de “Mano y contramano” por El Cordillerano Radio (93.7), donde compartió su testimonio en ocasión de haberse conmemorado ayer el Día de la Persona Trasplantada.

“Siempre voy a estar agradecida de las personas que han tenido la fuerza de ser donantes y que me dieron esa fuerza a mí también”, expresó. “Ya no sé cómo agradecer. Ojalá algún día pueda saber quiénes son las personas que hicieron posible mi donación y que yo esté viva hoy".

Luego de tratarse en Bariloche al descubrir en 2012 que tenía cáncer neuroendocrino, fue a Buenos Aires. “Me dieron la oportunidad de entrar al grupo Argentum, que es el grupo de médicos especialistas en cáncer neuroendocrino y fui a Buenos Aires. Caí, gracias a Dios, en manos de la gente del hospital escuela Favaloro, en donde me pudieron hacer varios estudios más. Si bien el cáncer neuroendocrino no era, en ese momento, factible de trasplante, yo fui la primera trasplantada por esta patología, y dejé precedente para que después de mí siguieran un montón”, relató Gabriela.

El después, “la verdad que creí que iba a ser peor”, contó. “Lo mío fue tan especial, tan bueno... Es como que yo estaba esperando esa donación de hígado, porque al tercer día de mi operación ya estaba caminando y, en el sexto, me permitieron ir a mi casa que, en ese momento, era un departamento prestado”.

"Fue dar un paso tras otro y darme cuenta de que gracias a esto yo sigo teniendo una buena calidad de vida, con los controles necesarios, y tenerlos como rutina”, resaltó, ya que gracias a la intercomunicación de sus médicos de Bariloche y de Buenos Aires, continúa acompañada. “Yo siempre fui una persona de moverme mucho, deportista, y quizás no es tan intenso, pero no se deja de hacer”.

“Si tengo que decir algo, a mí me encantaría poder contar con una sede de trasplantólogos en Bariloche como cabecera de la Patagonia”, agregó. “Para que nos puedan ir controlando y, en caso de emergencia, tener gente que esté preparada para esto”.

“Es realmente una herida la que una lleva, en la que recuerda la vida”, expresó. Y destacó la necesidad de mayor conciencia sobre la importancia de la donación de órganos. “Hay un listado serio y un trabajo muy fuerte del Incucai, y acá en la provincia se trabaja muchísimo”.

“Yo creo que tenemos que ser conscientes de que no nos vamos a llevar nada de lo que tenemos acá, y parte de lo que tenemos es nuestros órganos. Ser donante de médula y sangre es suficiente. El hecho de dar es lo más lindo que se puede hacer por el otro”.