Esta historia de compromiso y solidaridad une a José C. Paz, en la Provincia de Buenos Aires, con Bariloche. El constructor del puente es Pablo Duran, creador de las ecoestufas. El vínculo se generó a través de la Fundación INVAP y ya lleva varios capítulos. 

“Cuando una familia me manda un video para mostrarme que ya no pasa frío, para mí es emocionante”, admitió en el programa GPS que se emite todas las tardes en El Cordillerano Radio.

La propuesta surgió hace 6 años, cuando Pablo decidió no aceptar la idea que tantos otros vecinos ya habían incorporado: "en el invierno se sufre el frío y hay que convivir con las enfermedades”. Detectó que en el comedor comunitario no había calefacción porque no tenían el dinero para comprar garrafas o estufas eléctricas. “Entonces pensé que había que idear algo que calefaccione, que sea gratis y se pueda hacer con lo que hubiera disponible”, comentó.

En poco tiempo, la idea tomó forma. Sus estudios de ingeniería aeronáutica fueron fundamentales. La ecoestufa funciona a partir de residuos orgánicos, es segura y ecológicamente sustentable.

Por supuesto, a medida que los chicos y chicas del comedor comunitario comentaron en sus casas la innovación que había permitido desvanecer el frío del lugar, llegaron rápidamente las consultas a Pablo.

“Yo no podía hacer una estufa para cada uno, pero sí podía enseñarles”, dijo y así empezó a consolidarse el emprendimiento. En ese recorrido se vinculó con la Fundación INVAP, ya que su proyecto fue seleccionado entre los mejores emprendimientos sociales del país. “Entonces, conocí la problemática de Bariloche, pensé que estaba resuelta. Pero no”. Vio que no había solución para la calefacción en barrios de la ciudad, y tampoco para los residuos forestales.

En la ciudad se conformó un emprendimiento productivo, Biored Innovación. “Cada vez hace falta más contar con una fuente de calor accesible, económica. El coronavirus es una enfermedad respiratoria”, destacó.

Trabajó en el Centro Comunitario Enrique Angelelli del barrio El Frutillar. Y ahora están en el Oeste de la ciudad brindando talleres de forma secuencial, por la pandemia.

Hacer las estufas no es sencillo. Es una experiencia de tres días con los interesados en la que se incorpora la teoría y luego construyen juntos las ecoestufas, revisando con atención los detalles. Ya volcaron esta experiencia en Nahuel Hue, Malvinas, Virgen Misionera, El Frutillar. “Es muy satisfactorio que la gente forme parte de algo que transforma”, aseguró.

Pablo se sigue sorprendiendo de que haya tanta gente que aún pasa frío. Bariloche no lo tiene resuelto, y la problemática se extiende a países en Latinoamérica. Tuvo la oportunidad de viajar por los premios que recibió su emprendimiento y puedo comprobarlo.

El emprendedor asegura que es conmovedor ver que la gente se emociona cuando descubre que puede hacer algo con sus manos, que es tan importante para sus vidas. Se sienten útiles. “Yo solo muestro el proyecto, después cada uno pone su compromiso”, aclaró y cuando una familia manda un video y muestra que ya no pasa frío, "para mí es muy emocionante".