Sergio Moscoso, quien fue contratado por un particular como administrador de unas tierras que se encuentran en conflicto con el Ejército Argentino, en la zona de lago Moreno, señala que, antes de que los inconvenientes salieran a la luz, había efectuado estudios en el lugar por petición de las autoridades correspondientes.

“Fui a Bosques con la intención de pedir autorización para levantar el desrame, es decir, todo lo que es rama caída; no pretendíamos cortar árboles, sino comenzar a limpiar el lugar”, señala.

“Incluso dije, y así quedó registrado, que la idea era donar todo eso para el Plan Calor, porque, desde ya, mi intención no era trabajar con la leña”, indica.

“Presenté toda la documentación y me notificaron que requerían el estudio de un técnico, para hacer un relevamiento del lugar”, relata.

“Así lo hice, por supuesto que abonando, porque es un trabajo de orden privado, con una persona que ellos me recomendaron”, expresa.

“Lo presenté y estaba todo bien, pero, a punto de que lo aprobaran, surgió este problema, donde me indicaron que había un conflicto entre el Ejército y Robles (Valentín, que dice ser propietario de las tierras)”, continúa.

Pero advierte: “El Ejército no tiene documentos que acrediten nada. Si yo fuera a Campo de Mayo, en Buenos Aires, y me metiera con diez caballos, ¿cuánto podría durar? Ni un minuto, porque mostrarían los papeles y dirían: ‘Señor, retírese’”.

El proyecto turístico

“A mí me contrataron con el fin de presentar un proyecto para un emprendimiento turístico en el campo y empezar a realizarlo”, sostiene Sergio Moscoso, quien trabaja para Valentín Robles como administrador de unos terrenos ubicados a la vera del lago Moreno, un sitio donde se mantiene un conflicto de larga data con el Ejército Argentino.

“La idea era hacerlo en forma gradual, con cabalgatas y demás cosas campestres”, cuenta.

“Por eso el señor Gallegos (David) se encuentra ahí”, señala, en referencia al hombre que, junto a doce caballos, se mantiene en el lugar como cuidador, a la vez que utiliza el sitio para pastaje de sus animales.

“Nunca se pensó en levantar un hotel ni reformar ese espacio”, indica Moscoso.

“Íbamos a empezar a hacer los corrales y demás cosas… y, de repente, apareció todo esto, lo que me sorprendió y lo sigue haciendo”, aprecia.

Añade que esta situación desalienta a posibles inversores para sumarse al proyecto.

“Queremos hacer un camping con unos gazebos modernos y, con los permisos que corresponden, también trabajar en temas náuticos: tenemos la idea de poner buceo, actividades de kayaks y otras cosas”, indica.

Apunta que, con la problemática que se desató, “los tiempos pensados para la realización del proyecto cambiaron”, pero, en principio, “la idea era empezar con las cabalgatas y el camping en el verano”.

“La intención es comenzar a trabajar, pero no nos dejan: nos cerraron todos los pasos”, se lamenta.