Del 17 al 23 de mayo próximos se conmemorará en todo el mundo, la Semana del Parto Respetado. Cuando hablamos de un “parto respetado”, se refiere al acompañamiento de profesionales calificados, un espacio acorde y preparado para tan delicado momento.

Se sustenta en un trato empático hacia la embarazada y el bebé. Un parto en el cual se elija la manera más segura de dar a luz, la mujer confiará en su cuerpo y en sus posibilidades, también lo hará en el o la profesional le presta sus servicios, que entiende y respeta la fisiología femenina y es sabedor/a de los diferentes escenarios que se pueden llegar a dar durante un parto.

En el parto respetado se deben tener en cuenta las preferencias de la embarazada a la hora de tomar decisiones y de realizar cualquier intervención, para no actuar de manera injustificada y sin informar a la gestante. El profesional atiende, escucha, habla y entiende a la madre si esta muestra alguna inquietud o contratiempo. Un parto respetado depende, en demasía, de la atención que prestan los profesionales sanitarios y en menor medida del lugar donde se lleve a cabo.

Al respecto, El Cordillerano dialogó con las obstetras locales Adriana Casas, Olga Vivero y Soledad Ratto, quien además es ginecóloga. Entre las tres suman décadas de dedicación absoluta en la materia y han visto nacer a miles de niños y niñas que hoy caminan por San Carlos de Bariloche.

El abordaje del diálogo tuvo que ver con la pandemia y las implicancias en el parto, para que todas las partes intervinientes estén seguras y tranquilas y que se apliquen los protocolos imperantes.

Ratto sostuvo que “para poder cambiar el paradigma, hay que cambiar la manera de nacer. Y en eso estamos actuando ahora. Esta pandemia nos ha puesto en el tapete, para poder acompañar desde otro lado a las familias: con más amor, empatía, porque los papás están solos, no pueden tener la visita de sus seres queridos. Entonces, no se puede de otra manera que no sea con amor”.

“Siempre está previsto determinada cantidad de camas para maternidad, más allá del faltante actual. Les decimos a las mamás, que vayan tranquilas a parir. Y que sepan que si tienen que compartir una habitación, tienen que ser empáticos en ese momento, pero no deja de ser una fiesta el nacimiento y nada de lo que se hace se cambió. Les aseguramos, que van a vivir un parto como si no hubiese pandemia”, añadió Casas.

Las profesionales, dijeron que en este último año de pandemia han tenido numerosas consultas con respecto a la realización de partos en los domicilios, para no tener que pisar los nosocomios locales.

“El parto domiciliario tiene aspectos a favor, porque un 80% se pueden hacer en una casa, pero hay un 20% que no, y nunca sabes cuáles pueden ser parte de ese 20%. Todas las vidas son importantes”, señaló Adriana Casas.

Olga Vivero, también fijó su postura: “Eso forma parte del parto respetado también. Nosotras tomamos intervención, estamos haciendo desde hace años clases de parto, educamos mucho a las mamás y a los papás, ya no hay viejas prácticas. Se los aconseja y ellos son los que finalmente deciden”.

“Nosotras vivimos en una población en la nos sentimos privilegiados, de la forma en que trabajamos. Somos un equipo de trabajo las obstetras, con los neonatólogos y las parteras, estamos amalgamados. Y eso marca la diferencia. Si bien existe la violencia obstétrica en el mundo, acá no la hay, porque uno no la hace, pero sabemos que existe, y de hecho por eso se promulgó una ley”, manifestó Casas.

Y añadió: “La base del parto respetado es escuchar el deseo de la paciente, si quiere parto normal o cesárea, por ejemplo. Uno tiene que informar los pro y contra de cada alternativa, pero la elección es de esa familia. Y yo la tengo que acompañar de la manera más amorosa y respetuosa”.

En esta línea, Ratto comentó que desde que se desató la pandemia en la Argentina, en Bariloche hubo más deseos por parte de las embarazadas, de querer dar a luz a través de las cesáreas, con la idea de resguardarse un poco más y saber que la mamá va un día puntual, en tales condiciones y con un horario fijo.

“Pero para nosotras es mejor un parto normal, porque se puede dar el alta antes, es mucho más fisiológico y no vas a tener tantas complicaciones como una cirugía mayor. No ha tenido tanta incidencia, pero ha habido un leve crecimiento del pedido de las mamás, porque les da más seguridad. Y eso también es respetado. Ellas deciden. Nosotras le ponemos música, bajamos la luz, hacemos lo mismo que en un parto normal, pero en una cesárea”, continuó.

Para Vivero, todo esto tiene que ver con el nacimiento, más allá del método por el cual llegue al mundo. “Que el bebé llegue de una forma amorosa y única. El parto respetado no se reduce solo a un parto, sino al nacimiento del bebé y a que nazca de la manera más amorosa posible”, sostuvo.

Como experiencia vivida, Casas relató una historia reciente: “hace poco tuvimos un caso de una mamá que iba a tener a su segundo hijo. El primero lo había tenido con violencia obstétrica hace siete años y nunca me lo pudo contar, porque comenzaba a relatarlo y lloraba, lloraba sin parar. Y claro, pidió una cesárea”.

“Creí que cuidándola y protegiéndola iba a poder persuadirla de que tenga un parto normal. Y cuando empezó su trabajo de parto, un día antes de la fecha estimada, llegó con 8 centímetros de dilatación, estaba por parir. Le sugerí que trate de tener un parto normal, porque creía que sería sanador para ella, pero no pudo. Y terminamos en cesárea. Pero después me dijo que tuvo el nacimiento más lindo de su vida, porque fue respetado su deseo. Uno piensa que esa profesional que la trató, no tiene idea del daño que le causó, ya que siete años después no pueda contar el nacimiento de su hijo. Es terrible”, concluyó.