La ciudad del lago majestuoso y las soberbias montañas, que enamora a vecinos y turistas sin piedad, cumple 119 años.

Los recuerdos de calles repletas de gente desfilando y luciendo su pertenencia a la ciudad, quedan por ahora en eso. En cálidos recuerdos. La necesidad comunitaria en pandemia es el distanciamiento. Y las imágenes que recolectará la historia de este año seguramente retratará el inmenso esfuerzo de una sociedad sacudida por una pandemia mundial.

En un texto sobre un cumpleaños de Bariloche, el músico y escritor Edgardo Lanfré imaginó que un día llegó el primer barco y encalló en la playa, ante la celosa mirada de quienes ya habitaban el lugar y andaban el lago, que curiosamente preservó su nombre, no como otros de la zona que fueron rebautizados.

Un muelle precario, una casita en la desembocadura del arroyo, justo donde empezaba a trepar el bosque, mirando hacia donde se extendería la primera huella por la que iban y venían caballos y carros con mulas o bueyes.

Se imaginó las voces de entonces: el acento gringo, con algo de chileno y el mapudungun. La sirena del aserradero anunciando el inicio o fin de la jornada, el arroyo empujando las paletas del molino, el olor a leña quemada de las primeras casas, esas que te dieron un perfil tan particular.

El Concejo Municipal difundirá este lunes 3 de mayo un video con el testimonio de 17 antiguos pobladores de la ciudad. Lo hará desde las redes sociales.