“Para mí era un mago”, sintetiza con plena seguridad Patricia Zoani sobre su genial abuelo. Hace algunos días, su trabajo se plasmó en la sala de Pediatría del Hospital Zonal. Además de la referencia a su destacada ilustración, en cada paso que da, recibe el afecto por las creaciones de Dante Quinterno, tan enraizadas en la cultura argentina.

Su visita a Bariloche nació cuando la fundación Arelauquen se puso en contacto con ella para la realización de dos murales en la nueva sala de Pediatría del Hospital Zonal. La consigna fue que su trabajo desplegara animales típicos de la Patagonia, entonces presentó un proyecto que gustó.

Su creación es protagonizada por un picaflor rubí que, en el primer mural, está dibujado en color y tamaño real, 11 centímetros desde su cabeza a la cola. Y sostiene una tiza. En un globo de comic pregunta: me gusta dibujar, ¿y a vos? Hay otras ilustraciones con trazo de tiza hechas por el picaflor que, de esta forma, alienta a niños y niñas a dibujar. En las mesas de la sala tienen hojas y lápices.

El apellido Quinterno es atronador en el país. “Tuve una relación muy unida, pasamos mucho tiempo dibujando”, recordó en el programa GPS que se emite en El Cordillerano Radio. Admitió, además, que aprendió mucho a su lado, más que en la universidad. Patricia tomaba clases en la editorial de Dante, como tantos otros dibujantes que luego trabajaron, por ejemplo, en Disney.

“Él decía que era un poco de talento y mucha perseverancia”, apuntó su nieta. Aunque no está del todo de acuerdo con esa afirmación, “porque él tenía mucho talento. Para mí era un mago, un superdotado. Todo lo que hacía era sin esfuerzo”. Ella conoció su tercera etapa y creció viéndolo dibujar. Aún con asombro, recuerda que en un segundo creaba cosas maravillosas.

Para Patricia fue un desafío encontrar su propio estilo y no ser absorbida por la imagen inmensa de su abuelo. “Al principio lo viví con un peso”, admitió, aunque aclara que no fue en un sentido negativo. En realidad, fue un impulso para diferenciarse y encontrar su propio estilo. “Quiero disfrutar de lo que hago”, aseguró.

Patricia estudió diseño gráfico. En Vancouver, Canadá, hizo un curso de animación de dibujos animados. Y luego volvió al país para trabajar en la editorial de su abuelo. Ahora trabaja free lance porque la maternidad –tiene dos hijas- modificó sus prioridades y la distribución de los tiempos.

¿Dante Quinterno se sintió reconocido por sus lectores antes de su muerte? “Yo creo que sí. Sintió ese reconocimiento, aunque rehuía”, respondió. Cuando recibió la distinción de Ciudadano Ilustre, no fue. Sí la familia. “Estábamos tan felices, pero él decía que no había hecho nada que fuera más importante que el trabajo de un médico o un docente. No se sentía más que otra persona trabajadora. Era muy humilde”.