Como sucedió en los días más tensos del año pasado, cuando la gente salió a las calles para solicitar el ablandamiento de las medidas restrictivas, y exigir el regreso del turismo, el Centro Cívico volvió a ser el punto de encuentro de la disconformidad.

En los portones del Palacio Municipal, se observaban carteles pegados que referían al pedido de la vuelta de las clases presenciales, así como también a protestas de otra índole, no vinculadas a las nuevas normativas, tales como, por ejemplo, el reclamo salarial de los trabajadores de prensa.

Incluso se vio a referentes de la posición antivacuna expresando su discutida opinión sobre el COVID-19.

Pero el hecho principal ocurrió a las 13, cuando miembros del sector vinculado a los gimnasios, natatorios, escuelas de danza, así como actividades similares, que quedaron suspendidas en Bariloche y Dina Huapi, se presentaron para expresar su descontento.

En el momento de mayor concurrencia, alcanzaron a ser aproximadamente doscientas personas.

Hubo instantes tensos, cuando algunas de ellas golpearon envases plásticos contra las puertas del municipio, en reclamo de que el intendente saliera del recinto, cosa que no sucedió.

Gran parte del malestar entre los presentes surgió porque se enteraron que, durante la mañana, el jefe comunal se había reunido con unos pocos empresarios vinculados a grandes gimnasios y -de acuerdo a lo que comentaban entre los que protestaban-, les habría dicho que en unos diez días, siempre dependiendo de que la cifra de contagiados disminuyera, se volverían a permitir distintas actividades.

Los manifestantes no se sintieron representados por quienes estuvieron en ese encuentro.

A las 14 abandonaron momentáneamente la plaza para emprender una marcha por Moreno hasta Beschtedt, y luego, por Mitre, nuevamente hacia el Cívico.

Durante el trayecto, en cada esquina, cortaron el tránsito durante un par de minutos.

La mayoría de los conductores acompañó positivamente con bocinas el reclamo, aunque algunos pocos se sintieron molestos por tener que aguardar para continuar su camino.

Igualmente, como ya se aclaró, las interrupciones fueron breves.

Alrededor de las 15, al arribar una vez más al Centro Cívico, acordaron volverse a encontrar el viernes, con la idea de conseguir un abogado que los aconsejara para presentar un recurso de amparo.

Además, los más envalentonados lanzaron la idea -de no haber una pronta respuesta que los satisfaga- de acudir a protestar al domicilio particular de Gustavo Gennuso.