11/04/2021

Por qué se celebra el 11 de abril el Día Mundial del Parkinson

Por qué se celebra el 11 de abril el Día Mundial del Parkinson

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la enfermedad de Parkinson afecta a 1 de cada 100 personas mayores de 60 años. La entidad declaró en 1997 el 11 de abril como Día Mundial del Parkinson.

Esta fecha fue elegida porque coincide con el aniversario del nacimiento de James Parkinson, el neurólogo británico que descubrió la enfermedad en 1817 y que hoy en día lleva su nombre.

Desde entonces, fundaciones y organismos de todo el mundo conmemoran este día con actos públicos para aumentar la visibilidad y sensibilización por parte de la sociedad con respecto a las personas que conviven día tras día con esta enfermedad degenerativa.

Qué es el Parkinson

La enfermedad de Parkinson es un trastorno neurodegenerativo que afecta al sistema nervioso de manera crónica y progresiva. Es la segunda enfermedad más prevalente en la actualidad después del Alzhéimer y pertenece a los llamados Trastornos del Movimiento.

Esta afección ocurre por una pérdida o degeneración de neuronas en la sustancia negra, situada en la parte media del cerebro. Esto provoca que no se produzca suficiente dopamina, una sustancia química muy importante para el cerebro y la correcta realización de los movimientos. Actualmente no se conoce la causa exacta de la enfermedad, pero existen ciertos factores de riesgo como la genética, la exposición continuada a pesticidas, herbicidas o agua de pozo y, sobre todo, la edad.

La enfermedad suele comenzar alrededor de los 60 años y es mucho más frecuente en hombres que en mujeres. Sin embargo, también puede afectar a personas menores de 50 años, lo que se denomina enfermedad de Parkinson de inicio temprano. Por ahora no existe un examen diagnóstico de la enfermedad y tampoco una cura.

Cuáles son los síntomas

La enfermedad de Parkinson puede presentar síntomas motores y otros no motores. Además, no todas las personas tienen los mismos síntomas ni la misma evolución.

Los síntomas motores suelen incluir temblores en reposo, rigidez, lentitud de los movimientos y problemas de equilibrio y coordinación. Por otro lado, los síntomas no motores pueden incluir trastornos afectivos, alteraciones cognitivas, alucinaciones, demencia o trastornos de control de impulsos, entre otros.

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