ENTREVISTA A LA ESPECIALISTA ARIANA CARABAJAL

| 11/04/2021

“El Llukalkan aliocranianus” un fósil que tiene 85 millones de años

Juan Carlos Montiel
“El Llukalkan aliocranianus” un fósil que tiene 85 millones de años

El hallazgo del “cráneo que causa miedo” en la zona de La Invernada, en cercanía de Rincón de los Sauces (Neuquén) produjo una interesante expectativa en investigadores del Conicet y la Universidad Nacional del Comahue. Los restos del “Llukalkan aliocranianus” tienen alrededor de 85 millones de años. Se trata de una nueva especie del grupo de los abelisáuridos. “Esta nueva especie que se da a conocer sucede después de mucho tiempo de estudio, de trabajo, los primeros huesos de este ejemplar aparecieron en 2015 en una campaña que se hizo en territorio neuquino”, indicó Ariana Carabajal quien es especialista en pauloneurología y directora del Museo Paleontológico.

Dicha misión que encontró el fósil del “Llukalkan aliocranianus”, estuvo liderada por especialistas del Museo de Rincón de los Sauces, encabezados por el paleontólogo Leonardo Filippi. “No fui parte del hallazgo, lo llamativo e interesante fue que si bien no se encontró todo el esqueleto, tiene el cráneo bastante completo”, indicó Carabajal.

La investigadora fue entrevistada en el programa “Mano y contramano” que se emite por El Cordillerano Radio (93.7) y allí contó que “la cabeza es lo que primero se pierde en los animales cuando se mueren y se separan del cuello y además son huesos muy frágiles, entonces los cráneos no son preservados, dentro del cráneo hay una región que se llama neurocráneo que son los huesos que protegen y encierran al cerebro y los órganos de los sentidos, este hallazgo lo que tiene es un cráneo completo. A mí me convocaron por mi especialidad, que es el estudio del sistema nervioso en animales extintos”.

Consultada al respecto señaló que “el cerebro no se preserva en los fósiles, es como 99% agua, es lo primero que se desintegra al morir un animal, pero lo que queda es el huevo que estaba ocupado por el cerebro. Yo llevo el neurocráneo a un laboratorio y le hago una tomografía computada para ver cómo es la cavidad interna y hacer con un programa de computación un cerebro digital en 3D” y agregó que “eso conforma el hallazgo para poder estudiar el encéfalo de esta especie en forma completa, ya que en otros abelisáuridos existentes en el país no se veían tan bien o no están completos, en este caso se ven todas las partes”.

Carabajal refirió asimismo que “los abelisáuridos son un grupo particular de dinosaurios carnívoros, carnotarus, que son los que tenían los cuernos, ya aparecieron en varias películas y son parientes de estos dinosaurios, grandes carnívoros. Los más grandes llegaron a tener 7 metros de largo, buenos corredores y de bracitos muy cortitos y hacen recordar muy bien a los tiranosuarios, que también tienen los brazos muy cortitos y no sabemos muy bien para qué servían”.

Sin duda es una nueva especie que tiene características en sus huecos que “nos permiten saber que es una especie distinta o un nuevo ejemplar de una especie ya conocida. Si bien no están todos sus huesos bien preservados, se puede comparar desde su cabeza con otros esqueletos que están más completos y a partir de allí estimar más o menos que tan largo haya sido. No era un bicho de los más grandes, sí era carnívoro, de hecho están preservados algunos de los dientes”.

Explicó además que “tenemos siempre interrogantes, porque ejemplo, a partir de los huesos no podemos determinar si un animal es macho o hembra, el Llukalkan apareció en una zona que se llama ‘La Invernada’ que está cerca de Rincón de los Sauces, en el norte de Neuquén, una zona que es famosa por los saurópodos que son herbívoros de cuellos largos, que eran cuadrúpedos, no aparecían carnívoros en esa región, pero a partir del hallazgo de la primera especie que se describe en esa zona, el Viavenator que era un poco más grande que el Llukalkan, que no pasaba los 5 metros, allí empezaron a aparecer un montón más de carnívoros y en otros grupos que están en estudio en estos momentos”.

La región es el lugar que todo paleontólogo sueña porque sabe que va a encontrar un montón de cosas. “El equipo que trabaja es interdisciplinario y cada vez que vamos quedan un montón de cosas para la próxima campaña. La última misión fue en diciembre de 2019 y quedan en el campo esqueletos semidescubiertos que tenemos que ir a rescatar”.

Las cuestiones a determinar tienen que ver con el desarrollo de los sentidos, “el oído interno por ejemplo se puede reconstruir, es muy similar a los cocodrilos actuales, se estima que el rango de percepción auditiva era similar a lo que escuchan los cocodrilos de la actualidad, con frecuencia de ondas bastantes bajas” e indicó la especialista que “la característica más llamativa del encéfalo es que los bulbos olfatorios son muy grandes, si bien no podemos cuantificar qué tanto olía, sí podemos determinar que para estos animales era más importante el olfato que la vista”.

Consultada porque el nombre en mapuche equivale a ‘que da miedo’, refirió Carabajal que “es porque era un gran depredador, eran los depredadores más grandes en el cretácico superior, hasta que se terminaron de extinguir estos animales eran los depredadores más grandes, por allí vino la determinación de ponerle ese nombre. La segunda parte del nombre, significa en latín o en griego cráneo distinto y es porque tiene justo un neurocráneo con características distintas con respecto a los otros abelisáuridos”.

Los fósiles ya están preparados y listos en el Museo de Rincón de los Sauces, está en exhibición en estos momentos y habrá que preguntar cuándo se lo puede ir a ver. Por último consideró Ariana Carabajal que “además todo esto es muy importante, incluso, para desarrollar el turismo paleontológico, allí la provincia fuerte es Neuquén. En Bariloche estamos parados en un región que es más nueva”.

Según se explica a través de la revista Journal of Vertebrate Peleontology, la aparición de los restos fósiles aporta información que permite continuar armando el rompecabezas de los abelisáuridos. Si bien se tiene registro de esos dinosaurios en India, África, Europa y otras partes de América del Sur, el mayor número de especies de ese grupo se encontró en la Patagonia argentina.

Juan Carlos Montiel

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