METÁFORA SOBRE UNA SOCIEDAD SIN RUMBO

| 30/03/2021

Laura Calvo publicó “El ciprés descabezado”

Adrián Moyano
Laura Calvo publicó “El ciprés descabezado”

La escritora reivindica el rol del flâneur que observa y escribe. Es el séptimo libro de poesía de la autora, que sobre fines del año pasado, vio publicada digitalmente una de sus novelas: “Crucigramas”.

Los vecinos de Laura Calvo deben sentir alguna inquietud. Salió de imprenta “El ciprés descabezado” (Espacio Hudson), su séptimo libro de poesía. En el poema que dio nombre al volumen, puede leerse: “Tras el cerco de las monjas su esqueleto se destaca / por encima del camión de carga de tres ejes / que ocupa impunemente la mitad de la calle / Pero mejor no digo nada: / el chofer del camión / que además anda en moto (calavera en la espalda) / me va a matar si digo algo / Mejor digo que no hay dos sin tres: / en la otra punta vive un juez de vidrios polarizados / Su perro es uno de los que salen a ladrar / y rompen la basura en los techos”.

Dos denuncias en una estrofa, aunque la escritora no estaba animada por ningún espíritu de encono barrial cuando concibió sus versos. “Son poemas que se escribieron andando. Creo que en algún momento lo digo: el cuento ocurre sobre la marcha… Son poemas de corte narrativo, yo digo que cabalgan entre la poesía y la narrativa. También es lo que dice (el poeta y editor) Víctor Redondo en la contratapa”.

Ese carácter “se me hizo visible en el cuerpo central del libro, en el primer poema, que es El ciprés descabezado. Está en el orden de lo metafórico con una sociedad descabezada y degradada”, acusó Calvo, en diálogo con El Cordillerano. “Todo ocurre en este árbol – país, que está decaído y enfermo. El libro abre con una cita de Wikipedia que habla de la enfermedad del mal del ciprés, que conocemos todos los que vivimos en esta zona. En mi terreno, tuvimos que bajar una docena de cipreses secos, desde la raíz hasta la punta. Esto es recurrente en mi poesía, en el libro anterior, Chimangos, también hablé de esto”, recordó.

En definitiva, “hay como una analogía entre esta degradación y hacia dónde va el mundo. Lo que ataca a este ciprés, a este árbol – país, es básicamente la contaminación”, sentenció. La cafetera del bar deja de zumbar y entonces, la escritora baja la voz: “escribí desde el lugar del caminante, del que observa, de lo que se llama el flâneur. Yo acostumbro a caminar y como vivo en un lugar boscoso, también hablo de un barrio – bosque donde ocurren muchas cosas, todas trabajadas desde mi soledad. Camino sola, en compañía de mi perro, de los pájaros y de lo que ocurre alrededor. Así se fue construyendo el libro”, hilvanó.

A las angustias generales que trajo la pandemia, Calvo tuvo que agregarles otras, no menos dolorosas. “Tuve un episodio tremendo: una quebradura literal en los dos brazos. En la parte central del libro se concentra ese proceso de derrumbe y rehabilitación, que también tiene que ver con la enfermedad. Después, hay un ida y vuelta permanente de lo exterior a lo interior, un constante pasaje”, describió.

Desde Bariloche y cuando plataformas como Zoom pertenecían al ideario de la ciencia ficción, Laura Calvo fue pionera en coordinar talleres literarios a través de Internet. Pero no está urgida por avanzar hacia presentaciones virtuales de su flamante producción. “Es verdad. Los sigo haciendo (los talleres por Internet), pero creo que la poesía se abre camino sola, misteriosamente… El libro va a circular entre la gente que me conoce y al estar editado por Espacio Hudson, quizá tenga una proyección más amplia, pero no tengo demasiadas expectativas”.

En épocas de normalidad, la editorial que comanda Cristian Aliaga -afectada por los recientes incendios en la Comarca Andina- se caracteriza por dar el presente en las ferias del libro más relevantes del país, entre ellas, la de Buenos Aires. De ahí la posibilidad de “una proyección más amplia”, a la que aludía la poeta. Fuera de micrófono, le dijo al cronista que “El ciprés descabezado” sería su último libro, pero luego relativizó el anuncio. “Los que me conocen dicen que siempre digo lo mismo”.

Sin embargo, “la edición en papel tiende a morir y es muy difícil hacer circular el libro, los formatos digitales parecen haber copado la escena, pero yo, qué querés que te diga… No bajo libros en PDF y esas cosas. Tengo un e-book y leo mucho, siempre estoy a la pesca y en lo personal, tengo una novela que circula digitalmente (“Crucigramas” – Editorial UNRN). Pero estoy esperando que se edite en papel”, anheló. El ciprés estará moribundo, pero todavía cruje. 

Adrián Moyano

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