ITINERARIO DE LOS PRIMEROS CEMENTERIOS

| 02/03/2021

Del predio del ex Nacional al Elefante Blanco

Adrián Moyano
Del predio del ex Nacional al Elefante Blanco
Foto: Matías Garay.
Foto: Matías Garay.

Albertina Rahm iba a visitar las tumbas de sus abuelos a la necrópolis que se hallaba en la costanera, hasta que fue trasladada a la ladera del cerro Otto. La escritora aportó para entender por qué se hallaron restos humanos en el perímetro del colegio.

Con cerca de 78 años de edad en la actualidad, Albertina Rahm recuerda con claridad que donde en el presente se levanta el CEM 46 “Ángel Gallardo”, funcionó el cementerio de Bariloche. Tal fue el emplazamiento de la necrópolis local hasta que se dispuso su traslado hacia la ladera del cerro Otto, en el mismo sitio donde languideció durante décadas el frustrado centro de convenciones, más conocido como Elefante Blanco.

En la mañana de hoy martes fue noticia para El Cordillerano el hallazgo de restos óseos en el predio del ex Colegio Nacional. A través del aviso de vecinos, se dispuso la intervención policial, ya que la apariencia indicaba que se trataba de huesos humanos. Desde un primer momento, la memoria popular advirtió que allí había funcionado el cementerio barilochense, dato que seguramente desconoce buena parte de la población contemporánea, en gran parte proveniente de otras latitudes de la Argentina.

“Me acuerdo perfectamente”, estableció Rahm. “Donde está el Colegio Nacional, en las inmediaciones, estaba el cementerio… Yo era chica y me acuerdo que íbamos con mi mamá, pienso que entre el año 40 y 50, porque en ese primer cementerio estaban enterrados mis abuelos, de apellido Kromer. Llegaron de Alemania en 1903”, es decir, un año después del famoso decreto por el cual Julio Roca y Wenceslao Escalante reconocieran la existencia de San Carlos de Bariloche como poblado.


Albertina Rahm.

Los mayores de Albertina “se afincaron en donde está actualmente la hostería Valle Del Sol”, es decir, entre laguna El Trébol y el lago Moreno. Hay que tener presente que, por entonces, el perfil productivo de Bariloche era agrícola y ganadero. Vivir del turismo era apenas una utopía. Nuestra interlocutora es escritora: en 2017 publicó a través del Fondo Editorial Rionegrino (FER) “Nervaduras”, un volumen de cuentos, precisamente ambientado en el pasado rural de esta ciudad.

“No sé hasta cuándo estuvo ahí el cementerio, pero en esa época, estaba”, retomó Rahm. “Después lo trasladaron a la ladera del cerro Otto, casi exactamente donde está el edificio del Elefante Blanco. De eso también me acuerdo”, subrayó. Pocos meses atrás se retomaron en el lugar los trabajos que deberían culminar con la inauguración del teatro público de Bariloche, anhelo de larga data de la comunidad teatral. ¿Conocería los antecedentes del predio?

La escritora recuerda con claridad la sucesión de acontecimientos. “A mis abuelos los pasaron al cerro Otto y del cerro Otto, se sacaron los huesitos y los llevaron al actual Cementerio Municipal”, en particular, “a los nichos. Ahí están muchos de mis parientes: mis abuelos, mis tíos viejos y demás. Eso es lo que yo sé, no puedo asegurarte en qué años (ver aparte) pero sí decirte que ahí estaban los cementerios”, ratificó. Como quedó claro horas atrás, no todos los difuntos tuvieron suerte con los traslados hacia Hermite, entre Onelli y Beschtedt.

Adrián Moyano

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