UN DÍA A PURO SOL

| 19/01/2021

Residentes y turistas "coparon" las playas del Oeste barilochense

Christian Masello /Fotos: Fabio Hernández
Residentes y turistas "coparon" las playas del Oeste barilochense

Durante la tarde del martes, las altas temperaturas invitaban a pobladores y turistas a arrimarse a la costa.

Sin embargo, frente al Cívico, en la playa del Centro, no había gran cantidad de gente. Un poco de viento provocaba que pocas personas estuvieran dispuestas a comportarse como lagartos al sol, y, menos, a animarse al agua.

Sin embargo, se apreciaban varios usuarios “al paso”.

A las 15.30, un grupo de egresados de Bahía Blanca se alternaba con un par de turistas para la clásica foto con el cartel donde las letras dibujan la palabra BARILOCHE (el reportero gráfico del diario El Cordillerano les dio una mano en el “click” para la inmortalidad instantánea).

Adriana y Federico Florentín, en tanto, ofrecían una postal extraña. Sentados en un banco, con bolsos y una maleta de tamaño importante a sus pies.

Acababan de pasar la experiencia de un largo viaje con barbijo en colectivo desde Buenos Aires, y se encontraban “en tránsito”, a la espera de que se hiciera la hora de tomar un nuevo micro que los depositara en El Bolsón, donde tienen familia.

Mariana Hermida, en tanto, vendía helados (cincuenta pesos el palito).

Es oriunda de Necochea. Llegó a Bariloche el 24 de diciembre de 2019.

Una hermana vive en la ciudad, y si bien solía visitarla, la última vez decidió quedarse.

Pero el COVID-19 se hizo presente para complicar la situación.

Al no encontrar nada para hacer, con la pandemia que afecta el bolsillo, pensó que salir a vender helados era buena idea. “Soy una persona grande, y busco recursos para sobrevivir”, dijo.

“Hay que caminar todo el día, pero algo se vende… Ando por todos lados, no solo en la playa”, indicó.

Una zona enmarcada en un costado, a modo de gran arenero, ofrecía la posibilidad de entretenerse en forma gratuita durante un rato. Damián Vicentini, de la Subsecretaría de Deportes municipal, explicó que el lugar está disponible de lunes a viernes, de 14.30 a 16.30, con actividades recreativas, como tejo, jenga, fútbol-tenis y, para los más chicos, “pesca” en la arena, con una caña y figuras con forma de peces.

En Playa Bonita, el panorama era distinto.

Había mucha más gente, y, pasadas las 16, destacaba el grito de “Churros, a los ricos chuuurrooos”, de Tomás Fuentes. Vende la docena a trescientos pesos. “Los hago yo, por eso tengo ese precio”, apuntó.

Es de Merlo, Buenos Aires. A los doce años empezó a trabajar en el tren Sarmiento, ofreciendo cosas. Ahora tiene veintidós.

Llegó a Bariloche en noviembre de 2019.

Pensaba “hacer la temporada” y regresar, pero se enamoró de esta ciudad y quiso quedarse. “Acá hay tranquilidad, seguridad, es muy distinto de allá… Estaba cansado de lo que pasaba en Buenos Aires, del ambiente que había”, manifestó.

En Playa Serena, en tanto, no cabe un alfiler. Y eso repercute en el alquiler de kayaks, que funciona muy bien.

Así lo contó Santiago Cardoso, mientras justamente les rentaba uno a un par de turistas, a seiscientos pesos la persona por hora, pero teniendo en cuenta que el reloj, en su caso, se hace bastante flexible y los minutos se estiran sin problema. “Se trata de que la gente disfrute del momento, la dejamos que se divierta”, aseveró.

"Hay muchos turistas. Se ven visitantes de Buenos Aires, y también de Córdoba y Tucumán", informó.

La mayoría hace kayak, pero están también los que se animan con el stand up paddle, o surf de pala, donde la persona va parada sobre una tabla y utiliza una especie de remo para movilizarse mientras se mantiene en pie.

Santiago explicó que entrega chalecos salvavidas a todos los que realizan las actividades, además de que cuenta con un bote con motor para cualquier emergencia.

Asimismo, reveló que, más allá del negocio de alquiler de kayaks, durante esta temporada, tuvo que realizar tareas de salvataje con gente que concurría a la playa, ya que, ante la falta de guardavidas, no había nadie que pudiera hacerlo, y él tenía experiencia por su actividad. “Tenemos que estar atentos a lo que sucede en el agua”, advirtió.

El panorama playero del martes se completó con una visión de las playas del lago Gutiérrez, donde también se apreció una nutrida concurrencia, especialmente en el sector de Villa Los Coihues: del lado de la costa, se podía disfrutar del sol y el agua, también con kayaks, mientras que apenas a unos metros, del otro lado de la calle, se alquilaban caballos para aquellos que preferían un paseo al trote.

Christian Masello /Fotos: Fabio Hernández

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