UN TRABAJO DE INTA Y CIEFAP

| 18/01/2021

Rosa mosqueta: analizan su potencial como biocombustible

Daniel Pardo
Rosa mosqueta: analizan su potencial como biocombustible

El INTA y el Centro de Investigación y Extensión Forestal Andino Patagónico (CIEFAP) analizan el potencial de la rosa mosqueta como biocombustible. Se estudió el poder calórico y la biomasa extraída de la planta.

Leonardo Claps es economista e investigador del INTA Bariloche y desde su área está involucrado en el proyecto. Contó que el disparador del trabajo surgió por la demanda de los productores ganaderos de Río Negro y Neuquén. “Piden que trabajemos en el manejo y/o combate de la rosa mosqueta para que no avance hacia los campos que usan para pastoreo”, comentó.

La investigación comenzó con el manejo forestal y la producción de bioenergía. Luego, incluyeron la rosa mosqueta para considerar si se podía aprovechar. “Con ingenieros de INTA estamos viendo que podemos mejorar la producción primaria del pastizal y también de la cosecha de la rosa mosqueta”, señaló y agregó que esto serviría para los cosecheros que se ocupan de la pepita, tanto para aceites como para dulces.

Uno de los pasos más importantes fue ver si toda la biomasa que se extrae de la rosa mosqueta sirve como biocombustible. El análisis se realizó en los laboratorios que tiene el CIEFAP. Los chips funcionaron en un determinado tipo de caldera. Luego se realizaron los ensayos sobre los pellets para utilizarlos en otras calderas. “Dieron muy bien en ambos casos”, dijo Claps, aunque aclaró que los pellets de mosqueta no serían lo más recomendables. “Hay que combinarlos con otro material leñoso para que todo lo que se combustione esté bajo las normativas internacionales”, explicó.

“Intentamos solucionar problemas y generar oportunidades”, sintetizó el economista. Contó que hay zonas de Parques Nacionales en las que resulta imperioso controlar el avance de la rosa mosqueta, porque es muy buena para proliferarse. Aunque también hay que aprovecharla, acotó.

Con este trabajo, Claps explicó que el productor ganadero podrá recuperar la superficie de pastoreo perdida en el último tiempo; el cosechero tendrá más acceso y disponibilidad a la materia prima para generar una mayor oferta para los microemprendedores que hacen dulce o para la industria del aceite. Y también se generará más trabajo para prestadores de servicios, como los que realizan chipeo. “Y así se va generando valor agregado en la región”, resumió.

 

 

 

Daniel Pardo

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