CARTA ABIERTA

| 22/12/2020

De los empleados de supermercado La Anónima al presidente de la empresa, señor Federico Braun

Durante la protesta.
Foto de archivo: Facundo Pardo.
Foto de archivo: Facundo Pardo.

En primer lugar queremos manifestarle que nos sentimos con una profunda tristeza y claramente discriminados como empleados y trabajadores barilochenses, por la actitud que está teniendo usted para con nosotros, a sabiendas que otras empresas, más chicas y con menos capacidad económica que la suya, han abonado los $20.000 de Bono Navideño como un justo reconocimiento a la tarea que desarrollamos durante este dificilísimo año.

Pero no solamente sentimos decepción, sino que por dentro tenemos un sentimiento de indignación, producto de las habladurías y las puestas en escena de su personal jerárquico, queriendo mostrar lo contrario a lo que de verdad ocurre y ha ocurrido en estos días.

Quienes estamos afuera de cada local jamás pensamos en la idea de un paro, pero la soberbia de Andrés Redelich y cada uno de sus empleados jerárquicos, hizo que no nos dejara otro camino y tomemos esta determinación.

Es nuestra voluntad estar aquí. No estamos ni sometidos ni amedrentados ni mucho menos amenazados. Queremos decirle que tampoco dejaríamos bajo ningún punto de vista conducirnos por esquemas mafiosos o mal intencionados. Somos simplemente trabajadores que queremos hacer valer nuestros derechos, los cuales la historia narra que tuvo un costo muy caro en el comienzo de nuestras reivindicaciones.

Dejamos aclarado nuevamente que somos libres de tomar determinaciones propias y que el 90% de los trabajadores que hacen al normal desenvolvimiento de esta gran empresa estamos enojados, tristes, con un sentimiento que no es el propicio de un trabajador feliz.

Cualquier especulación que haga sobre nosotros, en particular sobre cualquier conducción y se imagine que nos llevan de las narices, estaría, nada más y nada menos, que insultándose usted mismo. Nosotros con nuestra capacidad e inteligencia, somos los que hacemos esta gran empresa. No somos dentro del trabajo una cosa y cuando protestamos otra, somos lo mismo.

En un sentido de reparto justo y equitativo, creemos que nuestro pedido tiene la justeza necesaria por haber sufrido y por haber puesto la cara valientemente en una pandemia donde no había remedio. Nuestra tarea recibió hasta hoy solo el injusto maltrato que tenemos que vivir por reclamar unos míseros 2.800 pesos en reconocimiento.

Somos los que ponemos el hombro todos los días en esta empresa. Como a usted, señor Federico Braun, se nos va la vida en nuestra tarea. Nosotros lo único que aportamos es nuestro trabajo y usted lo único que nos da es un salario por lo cual estamos agradecidos. Pero en esta dura y riesgosa tarea que desarrollamos en esta pandemia buscamos un reconocimiento, una alegría, un elemento que cimiente nuestra empatía y sentido de pertenencia a su empresa.

Esperamos que en los próximos días podamos resolver estas cuestiones de fondo, porque si no, nuestros trabajos, nuestra representación y el orgullo de pertenecer a su empresa, usted mismo los está derramando por el suelo.

Por último, quisiéramos que agilizara las gestiones para que sus gerentes y su personal jerárquico se presenten en el próximo casting, televisivo o teatral, para desarrollar el arte de interpretar muy bien situaciones que nunca ocurrieron. Estos, en el rol de delegados del patrón, intimaron, amenazaron, amedrentaron, nos dijeron todo lo que se les ocurrió y se les vino en gana, todo frente a una escribana que no puso en sus actas la forma que con coerción nos obligaban a volver a nuestros puestos de tarea.

Todos los que abajo firmamos, lo hacemos de puño y letra. No lo hacemos bajo amenaza de nadie, lo hacemos con una profunda convicción.

Atte. Sus trabajadores

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