KAREN, JEFA DE DE TERAPIA PEDIÁTRICA DEL HOSPITAL

| 21/11/2020

El trabajo de una enfermera, en pandemia y con los pacientes más chiquitos

Susana Alegría
El trabajo de una enfermera, en pandemia y con los pacientes más chiquitos

Karina trabaja como enfermera desde hace 24 años.  Actualmente es la Jefa de Terapia Pediátrica del Hospital Zonal y deja su mayor esfuerzos en esa línea de batalla que transitan los más chiquitos.” Ver que un nene que estuvo en terapia intensiva se recupera me llena el corazón”, dijo a El Cordillerano como síntesis de lo que despierta en ella este Día de la Enfermera. Habló de su trabajo diario en el marco del coronavirus, los miedos, el cansancio y el compromiso. 

El 21 de noviembre se conmemora en nuestro país el Día de la Enfermería, trabajadores y trabajadoras de la salud que velan por la recuperación de los pacientes, entre tantas otras cosas. Hay dos referencias,  la Fundación de la Federación de Asociaciones de Profesionales Católicas de Enfermería en el año 1935, la que nombró como patrona a la Virgen de los Remedios y hay otros que se proponen celebrar el 22 de noviembre. Esta segunda fecha conmemora el día de nacimiento de Cecilia Grierson, la teórica que fundó la primera escuela de enfermería de América del Sur en 1886.

Sea cual fuera el día que cada enfermera elija por sentirse más identificada, es propicio para un reconocimiento más acentuado de parte de la población por la ardua tarea que desarrollan.

No es simple elegir a una representante pero El Codillerano dialogó con Karina Farías, para en su nombre, agradecer a todos. Es enfermera desde hace 24 años y actualmente es la Jefa de Terapia Pediátrica del Hospital Zonal.

Karina, Farías, jefa de Terapia Pediátrica del Hospital Zonal 

“Empecé a los 17 años como auxiliar, después hice la carrera de profesional y los últimos dos años en la Universidad del Comahue donde además, soy docente de Prácticas de Terapia Intensiva Pediátrica”.

Aclaró “es la única unidad de terapia pediátrica de la ciudad y sus alrededores, tenemos cuatro camas en terapia intensiva y el resto es en sala general”. Es por ello que aunque la gente tenga obra social, siempre llega allí con sus hijos.

En tiempos normales el mayor trabajo les llegaba durante el invierno “con esta pandemia fue diferente, se notó bastante porque no tuvimos tantos ingresos como otros años, ahora sí tenemos tres pacientes ventilados en terapia” así que están con mucho trabajo diario.

Desde marzo las cosas se han complicado “todo el tiempo necesitamos una enfermera que se vista para estar en el sector de terapia y otro afuera que la asista para alcanzarle las cosas, el plantel es chico”. Son 14 en total y según Karina “es difícil conseguir personal que quiera trabajar en Pediatría y para que más o menos tomen la destreza necesaria, tienen que estar con prácticas como mínimo un año”.

Abarca una franja etaria muy amplia, va de un mes a los 15 años “las dosis de medicamentos son muy específicas, no es como un adulto, esto es todo por kilo entonces es una sedación muy rigurosa”. Considera que es una de las terapias más complicadas porque también tienen a su cargo los bebés prematuros”.

Mamá y enfermera

Karina tiene dos hijas, una de 16 y otra de 24 años. “La primera la tuve de muy joven entonces estudié y trabajé siendo mamá”. Primero fue auxiliar y cuando nació trabajaba ya en el hospital. “Estuve muchos años en cuidados intermedios (UCI) y cuando quedé embarazada de mi segunda hija pedí el pase a Pediatría principalmente, porque no quería hacer mucha fuerza con los pacientes”.

Pandemia

Karina al ser consultada acerca de su trabajo durante la pandemia, respondió con un gran suspiro “al principio fue muy difícil porque estábamos a la expectativa, trabajábamos más tiempo por no contar con tanto personal y además como no ganamos mucho, no nos queda otra que hacer guardias de manera permanente”.

“Ahora estamos trabajando el doble o el triple que en marzo, ha sido agotador porque hay que sostener las terapias intensivas con todo el equipo, ponerse el camisolín, la escafandra, el barbijo especial”. Tarea de protección que agota perdiendo la cuenta de la cantidad de veces que lo hacen por turno.

“Entubar un nene con todo eso puesto es una carga de adrenalina y responsabilidad enorme, hay días en los que salgo mareada de mi turno” comentó.

Karina entra a las seis de la mañana al servicio y sale a las 15 horas. “Como somos pocas nos vamos turnando para  comer”. La baja de compañeras se ha dado precisamente por contagios de COVID-19 “tuvimos que reemplazar a cinco en Neo, por suerte ya habían estado en el área porque es tan específica que no puede venir cualquier enfermera”. Ahora el hospital está colapsado “entonces ya estamos atendiendo pacientes mayores de 15 años porque no hay más lugar”.

Miedos

Karina vive con sus dos hijas y fue muy difícil manejar los miedos ante el enorme riesgo de contagio, pese a tomar todos los recaudos establecidos por protocolo sanitario. “Mi hermana también es enfermera entonces ninguna de las dos pudo visitar a nuestros padres, fue el cumpleaños de mi mamá, solo pudimos saludarla por video llamada pero no paraba de llorar” dijo muy apenada. “Mi hija más chica estaba muy preocupada porque su papá falleció entonces suma una cuota muy grande de temor a que yo me contagie” comentó.

Estamos muy cansados

Mucho se habla de la cantidad de camas de terapia disponibles que quedan en la ciudad, pero lo más alarmante es el agotamiento de cada uno de los profesionales de la salud. “Estamos muy cansados, esta pandemia ha sido muy dura, lo único positivo es que esto unió mucho al equipo de enfermería, nos acompañamos, nos cubrimos, estamos pendientes del estado anímico de cada una”.

Hay muchas enfermeras jóvenes en el plantel “en sus casas tienen personas de riesgo entonces tuvieron que mudarse a vivir solas, llegan y se tienen que cocinar pero lo peor es que les falta esa contención familiar tan necesaria en estos momentos”.

De todas maneras tratan de mantener en alto el buen ánimo “siempre nos reímos al vernos con la ropa de protección, tenemos también los mamelucos blancos, un poco de humor para poder continuar”.

La licenciada en enfermería habló del convenio de trabajo “estamos pidiendo 25 años de servicio porque si no las mujeres nos jubilamos a los 60 y 65 los hombres, se hace muy largo y sobretodo en la pandemia se notó porque las compañeras en edad de riesgo no están trabajando”. Esos reemplazos los deben cubrir entre las que quedan.

Alertó “el hospital cuenta con 930 personas y ahora debemos ser aproximadamente 600, más todos los que se deben aislar dos semanas por contagios”.

Quiso agradecer a la comunidad “el reconocimiento de la gente es muy profundo, hacemos muchos vínculos con las madres entonces todo el tiempo nos quieren traer algo rico, les decimos que no por el riesgo pero de todas maneras nos mandan mensajitos de aliento”.

Para finalizar mencionó “la satisfacción más grande es cuando un nene al que vi tan mal en terapia, se recupera, lamentablemente no siempre es así pero cuando sucede, siento que es lo que más me llena el corazón”.

Susana Alegría

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