TIEMPO DE INCERTIDUMBRE

| 16/10/2020

La toma 3 de Mayo, en punto muerto

Christian Masello / Fotos: Facundo Pardo  
La toma 3 de Mayo, en punto muerto

La situación del asentamiento en el terreno lindante a los galpones donde funcionaba la empresa 3 de Mayo, en las cercanías del cementerio, durante los últimos días, creció en incertidumbre. Si bien los ocupantes avizoraban una semana de definiciones, la realidad, al menos por ahora, se les puso en contra.

“Javier Giménez (titular del Instituto Municipal de Tierra y Vivienda para el Hábitat Social) nos había dicho que entre lunes y martes iba a tener un encuentro con Book (Bernardo, quien se define como propietario del lugar), e incluso tal vez con la presencia de alguien de la toma, para tratar de llegar a un acuerdo, pero la reunión nunca se concretó”, explicó Alejandra Ojeda, una mujer que forma parte del asentamiento.

Cabe recordar que el contexto es confuso.

Son tierras que, de integrar una herencia, pasaron a formar parte de una operación de venta, hace ya diez años, donde los límites de lo que realmente se transfirió pronto estuvieron en materia de discusión.

Quienes arribaron al lugar el 19 de septiembre de este año afirman que todavía hay dudas acerca de la titularidad (muchos son miembros de las familias que habían heredado), ya que Book todavía no presentó ningún título que lo acredite como dueño.

Según Alejandra, Book informó que no dispone de tiempo para llevar a cabo una reunión, y “Giménez no quiere meterse demasiado porque dice que es un asunto entre privados”.

El dirigente municipal, según Ojeda, “se había ofrecido para dar algún asesoramiento e intentar hacer reuniones, pero no se pudo conseguir nada”.

“La única vez que vimos al defensor oficial, Marcos Cicciarello, fue el día de la audiencia; después, ya no supimos nada. Lo hemos querido ver, y lo llamamos varias veces, y siempre nos señalan que está en audiencia. El martes fuimos y nos dijeron que tiene COVID”, añadió la mujer.

“Pretendemos asesorarnos, para poder ingresar algo acá, porque tenemos prohibido meter cualquier cosa, y si bien ahora vienen días lindos, cinco meses más así, de esta manera, entre nailon y carpas, sin armar algo mejor, será muy difícil”, expresó, en relación al tiempo que les permitieron estar en el lugar, pero sin realizar ningún tipo de modificación.

“Queremos poner paneles, construir alguna casilla… pero no nos dejan”, manifestó.

“Dudamos si seguir con el nailon o arriesgarnos a levantar algo, aunque vengan después y nos saquen todo, o nos quieran pegar… pero ya no sabemos qué hacer, porque el abogado no está nunca para aclararnos las cosas”, agregó.

“Comprendemos que es peligroso, más teniendo chicos… pero no tenemos idea sobre cómo actuar, porque nadie responde”, dijo.

Alejandra contó que optaron por no notificarse a diario con la policía, acerca de las personas que se encuentran en el lugar, aunque advirtió que “la vigilancia sigue”, e incluso “el fin de semana hubo policías que sacaban fotos con un celular”.

En cualquier caso, Ojeda apuntó a una resolución a partir de sentarse a intercambiar opiniones: “Pedimos que Book se acerque a hablar con nosotros; no somos prepotentes ni malos, podemos conversar”.

“El sábado un auto dio varias vueltas por acá, con un señor de traje en el interior, que pasaba y miraba, pero no se bajó… Calculamos que era él… Hubiera venido a charlar un rato”, afirmó.

Y concluyó: “Queremos llegar a un diálogo”.

Christian Masello / Fotos: Facundo Pardo  

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