ERA UNA QUIMERA PARA EL GRUPO DE TEATRO

| 06/10/2020

El trabajo interinstitucional hizo posible la meta

Adrián Moyano
El trabajo interinstitucional  hizo posible la meta
Guillermina Ormeño, del staff de El Brote.
Guillermina Ormeño, del staff de El Brote.

El Brote comenzó a soñar con su largometraje siete años atrás y recién el año pasado se encausó el deseo, al firmarse un acuerdo de coproducción con el Instituto Universitario Patagónico de las Artes (IUPA).

Para un grupo de teatro independiente, proponerse avanzar hacia un largometraje puede sonar a quimera. Pero El Brote en serio piensa que “No está loco quien pelea” y gracias a un paciente trabajo de articulación interinstitucional, está a horas de concretar su sueño. Después de participar de cuanto festival pudo y de golpear varias puertas, los tiempos se aceleraron a partir de 2019. El sábado, la tan ansiada película se estrenará a través de nueve canales de televisión abierta.

Fundadora y directora del grupo teatral que también es asociación civil, Gabriela Otero rehízo el camino, que implicó sietes años de paciencia y gestiones. “Podemos hablar de dos niveles de desafíos. El primero fue lograr las condiciones materiales para que la película se pudiera completar. Eso llevó a un proceso de desarrollo que atravesó distintas instancias. Íbamos buscando por donde podíamos el financiamiento necesario para rodarla porque como todos sabemos, toda película es una producción costosa que está muy por encima de lo que estamos acostumbrados en el teatro independiente”, compartió.

En forma simultánea, “íbamos madurando la forma artística en que soñábamos contar. No teníamos un lugar claro al cual llegar sino más bien puntos de partida, preguntas y deseos”, reseñó la actriz. “El proceso de maduración artística lo fuimos haciendo con Néstor Ruggeri, que es un realizador muy reconocido de la región y amigo muy querido. En cuanto al primer punto, buscamos por distintos lugares”, indicó.


Ramón Gandolfo, uno de los protagonistas.

Con ese afán, “nos presentamos al concurso (Federal Raymundo) Gleyzer, del INCAA, y quedamos seleccionados. Recibimos aportes de los jurados que nos permitieron replantear algunas cosas, sostener otras y seguir creciendo”, rememoró Otero. “Después, en 2016, nos presentamos en la categoría Proyecto en Construcción (PEC) del Festival Audiovisual Bariloche (FAB) y volvimos a quedar seleccionados, también con aportes de los jurados”.

Gracias a esas idas y vueltas, “seguíamos madurando la idea pero no obteníamos las condiciones concretas de financiamiento, pero el año pasado la posibilidad se concretó, con la coproducción con el Instituto Universitario Patagónico de las Artes (IUPA). Establecimos un marco y ahí, la película empezó a tomar visos de realidad”, señaló la teatrera. “El IUPA se hizo cargo de poner toda la producción que podríamos llamar detrás de cámara: el equipo técnico, los equipamientos para el rodaje, el guion, la dirección, la postproducción y todos los aspectos específicos que implica el cine”.

De allá para acá

Por su parte, “El Brote (la asociación civil) se hizo cargo de la producción delante de cámara, es decir, recursos para que nuestros compañeros pudieran estar en las condiciones más cuidadas posibles para el desarrollo creativo”. Implicaron “financiamiento para viandas, los cachet -porque nuestros compañeros realizan la tarea de manera profesional- y un viaje a (Ingeniero) Jacobacci, que estaba incluido en la película”, mencionó la directora teatral.

Como estaba en el guion, “tuvimos que conseguir los recursos para ese viaje: alojamiento, comida, pasajes y demás”, señaló. En síntesis, “los que estábamos en la parte de la gestión, estuvimos mirando estos dos niveles. Quiero destacar la calidad humana del equipo del IUPA, gente maravillosa, sensible, cálida y todo el tiempo con un cuidado para que nos sintiéramos cómodos. La película se terminó de rodar en tres semanas y un poquito más, en distintos momentos del año”, redondeó la actriz.

Sin embargo, con el ingreso del IUPA no se acabaron los problemas. “El Brote también gestionó apoyos y acompañamientos, en primer lugar, de la Secretaría de Cultura de Río Negro. Lo quiero mencionar porque de las 16 personas que conformamos el equipo de El Brote, cuatro somos trabajadores de Cultura”, destacó. “También hubo apoyo de la Legislatura de Río Negro, de la Secretaría de Gobierno y del Consejo Provincial para Personas con Discapacidad. Eso fue importantísimo para concretar el proyecto, en un marco de cogestión”, resaltó. “Solos, no habríamos podido”. Otra lección que deja “No está loco quien pelea”.

Adrián Moyano

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