REFLEXIONES EN EL DÍA DEL PROFESOR

| 17/09/2020

Fernando Della Corte, de Antu Ruca: "Con la pandemia, redescubrimos la profesión"

Christian Masello
Fernando Della Corte, de Antu Ruca: "Con la pandemia, redescubrimos la profesión"
Foto: Facundo Pardo
Foto: Facundo Pardo

El Día del Profesor, en la Argentina, se celebra el 17 de septiembre, en honor a José Manuel Estrada, que fue un escritor, publicista, orador y, justamente, profesor, que falleció a los 52 años en una fecha como esa pero de 1894.

Los profesores y las profesoras de instituciones educativas de gestión social, a la enseñanza, le agregan un acompañamiento esencial para el alumno en su recorrido por el sendero de la vida, que cada cual desarrolla bajo sus propias particularidades, en gran cantidad de casos con problemáticas que, en tiempos de pandemia, se inflaman de manera considerable.

El Cordillerano conversó con dos profesores de la escuela Antu Ruca, un colegio de esas características que acompaña el latir de la ciudad.

 
Fernando Della Corte: “Con la pandemia, redescubrimos la profesión”


“Quiero agradecer a mis compañeros, porque tener un grupo así hace que podamos llevar adelante esta profesión tan linda”, afirmó Fernando Della Corte, profesor de Física y presidente de la Asociación de la escuela Antu Ruca (su verdadero nombre es Asociación Ayuda al Necesitado, pero los docentes prefieren llamarla de ese modo), desde la cual se realizan distintas tareas solidarias en pos de que los chicos que asisten al colegio, y sus familias, la pasen lo menos mal posible.

“Ahora llegamos a más gente, personas que, al principio de la cuarentena, quizá por vergüenza, no pedían ayuda”, contó.
Fernando desarrolla una labor para que los más castigados de la comunidad Antu Ruca no sientan tanto el peso de la pandemia. Distribuye, junto a otros docentes, comida y otros elementos a trece familias. “Bariloche depende del turismo; la reactivación que quizá se produce en otras ciudades aquí va a tardar más. Muchos esperaban que, cuando liberaran un poco el movimiento, la situación mejorara, pero no ha sido así. Quienes llevan a sus chicos a la escuela están en una situación de vulnerabilidad, con trabajos muy informales, supeditados a cómo le vaya a la economía de la ciudad”, consideró.

Y, claro, más allá de todo, nunca olvida su papel como educador: “Al que no tiene conectividad, o no posee impresora, tratamos de llevarle los trabajos. Dentro de lo que podemos, porque intentamos cuidarnos y salir lo menos posible, queremos dar una mano”.

El Cordillerano: – ¿Cómo decidió ser profesor?

Fernando Della Corte: – Siempre quise serlo, por muchas razones. Primero, surgió desde el amor a la enseñanza; luego, se hizo una profesión. Me encanta la cara de los chicos, primero la que ponen cuando no entienden, y después, la que hacen cuando comprenden, lo que es muy satisfactorio para uno. Se trata de algo muy lindo que no cambiaría por nada, más allá de algunas cuestiones que tiene la docencia, como que te dicen que trabajás cuatro horas, cuando, en realidad, lo hacés mucho más… Saber que podés ayudar a los alumnos en su desarrollo, de cara al futuro, es muy gratificante, además de que conocés a muchas personas, no solo a los estudiantes, sino a otros docentes, en los que encontrás gran solidaridad: ellos te hacen sentir parte de una familia.


E.C.: – ¿Cómo fue que se involucró tanto con Antu Ruca?

F.D.C.: – Había trabajado en varias escuelas públicas, pero después llegué a Antu Ruca, le tomé cariño, me quedé acá, y mi tiempo extra se lo dedico a la Asociación.

E.C.: – En ese sentido, ¿cómo explicaría la función de la Asociación?

F.D.C.: – Siempre ha sido una especie de pilar para determinado grupo de familias de Bariloche. Para mí, en este momento, se trata de recuperar cierta mística que tenía… Mi sueño, en el mediano plazo, es volver a los talleres, para ayudar a los padres, a los chicos que salen de la escuela, o a aquellos que no pudieron terminarla ni conseguir una profesión… Pero este año, lamentablemente, la pandemia anuló la posibilidad de que se concretara el proyecto.


E.C.: – ¿Qué tipo de talleres serían?

F.D.C.: – Queríamos aggiornarlos a los tiempos modernos… Por ejemplo, en lo que sería una mejor utilización de las computadoras, ya que tendríamos la posibilidad de hacer algo así, sin demasiado esfuerzo económico, porque en la escuela tenemos máquinas. También habíamos pensado en talleres con profesores de Educación Física, para que los chicos no estuvieran en la calle; podrían hacer la actividad en el patio de la institución. Eso sería para dar un puntapié inicial, y así apuntar a volver a dar cosas como electricidad, que brindarían una profesión a alguien de la familia. Se trataría de usar el edificio para la sociedad. Podríamos llegar a una gran cantidad de gente. Creo que, si lo hiciéramos, se anotarían muchas personas. El proyecto se demoró, pero estoy seguro de que, el año próximo, lo podremos realizar.


E.C.: – ¿Cómo es ser profesor en tiempos de coronavirus?

F.D.C.: – Con la pandemia, redescubrimos la profesión. Algunos, incluso, dicen que se trata de una labor totalmente diferente. Conversamos mucho acerca de la virtualidad, con sus cosas buenas y malas. Hemos perdido alumnos excelentes, que, en este mundo de clases por medios electrónicos, no responden de la misma manera; y hemos ganado otros que, antes, en las salas, no trabajaban tanto. Y, aunque sea por las clases de Zoom, nos da felicidad vernos, incluso con los otros profesores. La falta del aula, para los estudiantes y los educadores, es algo muy fuerte, difícil de aceptar. Pero tratamos de continuar con los vínculos de la manera en que podemos hacerlo: por WhatsApp, Zoom, llamados, mails… lo que sea. Al final, le dedicamos mucho más tiempo que antes, porque trabajamos todo el día. Nos queremos imponer la tarea a la mañana, que es nuestro horario, pero los chicos después te escriben por la tarde… Igualmente, siempre sos docente todo el día, no solo durante un determinado lapso de tiempo.


E.C.: – ¿Se nota una necesidad de comunicarse por parte de los alumnos?

F.D.C.: – La verdad que sí. Los que tienen la posibilidad de tener Zoom, durante las clases virtuales, hablan más que nosotros. Lo veo, también, en el puñado de chicos a los que les llevo cosas: es impensado estar menos de quince minutos con cada familia… Charlan, cuentan cómo les fue en la semana… Pero también hay otros casos que son todo lo contrario; se ve que están muy deprimidos, y no hemos tenido contacto.


E.C.: – ¿Existen expectativas por un posible regreso a las clases presenciales durante este año, o ya lo consideran imposible?

F.D.C.: – Hace un tiempo se habló de volver; incluso hubo un protocolo que todavía ni siquiera se aprobó, o sea que es muy difícil que pase en un corto tiempo. Las autoridades dicen que dependerá de la situación epidemiológica, pero no hay certezas de nada. En lo personal, creo no tendremos clases este año. Se menciona la posibilidad de extender el ciclo lectivo 2020 un mes el año próximo, no se sabe bien en qué fecha, a nivel nacional, como para finalizar en forma presencial y, así, poder, de alguna manera, evaluar, que no es lo mismo que calificar. Igualmente, ahora hay cierta claridad en la situación, porque los chicos, al principio, a veces no se conectaban, porque pensaban que estábamos por regresar a las aulas, y ahora, que está más claro que este año no parece que se pueda volver, lo hacen un poco más.

 

 

Christian Masello

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