17/09/2020

¿Qué será de…? Alfredo Alberto “Yoko” Arriegada, dos veces campeón de la F-850 Potenciada y dos de la Petrolera

Por Martín Leuful
¿Qué será de…? Alfredo Alberto “Yoko” Arriegada, dos veces campeón de la F-850 Potenciada y dos de la Petrolera
Primer lugar en Centenario ante más de 10.000 personas.
Primer lugar en Centenario ante más de 10.000 personas.

Fue dos veces campeón de la gran Fórmula Potenciada y dos veces de la Petrolera neuquina. La categoría barilochense en su época de gloria, fue la más potente que tuvo el automovilismo local.

Alfredo Alberto “Yoko” Arriegada nació en San Antonio Oeste el 13 de marzo de 1955. Hijo de Alfredo Miguel Arriegada y de Hilda Vidal. Es el mayor de cinco hermanos, le siguieron Miguel, Carlos, María Cristina y Alejandro. Hoy  vive en pareja con Mary. Sus estudios primarios los curso en la ex escuela de Frontera número 71, hoy escuela 266. Solo curso algunos años de la Escuela Nacional de Educación Técnica N° 1, Jorge Newbery.

Yoko Arriegada cuenta: “Yo empecé en los fierros por mi tío Beto Vidal que era el hermano de mi mamá, arranqué corriendo en moto con Gilera, fue una época donde trabajaba de mecánico con mis tíos, eso lo empecé a hacer porque mi familia siempre fue humilde y no me podía dar esos lujos entonces al abandonar la escuela secundaria empecé a trabajar con mi tío de mecánico”.

El Fiat rojo que tantas satisfacciones le dio.

El excampeón de la gloriosa Fórmula 850 potenciada cuenta que “al tener trabajo y tener mi dinero me pude comprar una moto y comencé a correr en la época de Claudio Pesce, Pichi Carrasquedo, entre otros, primero fueron carreras en el cerro Otto y luego en Colonia Suiza del año 1976 a 1980. Las primeras épocas fue como se podía, yo no tenía muchos recursos, no tenía un respaldo económico y no había sponsorización de este deporte, entonces todo lo mío era a medio pelo. En ese tiempo tuve mucha ayuda del Gringo Luis Franzgrote. En ese comienzo hice algunas competencias esporádicas, no seguí campeonatos enteros, pero siempre estaba entre los cinco primeros”.

 El primer título

Arriegada indica que “mis primeras armas, esas competencias esporádicas que hacía eran en la categoría Junior. Cuando pude me compré una moto Kawasaki, en 1988, y fue mi mejor año porque conseguí el subcampeonato zonal de motocross en la categoría Junior. Hubo competencias en Bariloche,  algunas en San Martín de los Andes. Fue la época donde entre otros pilotos estaba Fabián Ramírez, un gran deportista. Ese fue el único campeonato que yo seguí de principio a fin, después de ese título, continué corriendo algunas carreras esporádicas pero no podía encarar campeonatos enteros. Tuve competencias en Comodoro Rivadavia, en Esquel”.

Yoko Arriegada durante la entrevista, mirando sus recuerdos.

Subirse a los Fiat y comenzar a ganar

Yoko Arriegada reseña: “Un grupo de gente organiza una competencia en la rural, era un certamen a cuatro fechas, justo se dio la casualidad que con mi hermano, Pinky, habíamos comprado un Fiat 600 en Esquel. Fuimos a hablar con los organizadores y le pedimos permiso para correr los dos con el mismo auto, el trato que tenía con mi hermano o que habíamos hecho juntos era que de las cuatro fechas dos corría él y dos corría yo. Tuvimos  la suerte que yo gané las dos carreras y mi hermano hizo lo mismo entonces salimos campeones de ese certamen a 4 fechas. El auto que habíamos comprado en Esquel estaba muy bien preparado. Luego de haber conseguido ese título seguimos con algunas carreras esporádicas en Cutral Co, en Bariloche, en Centenario, íbamos, siempre estábamos entre los autos de punta. Como teníamos un solo auto, algunas competencias corría yo y otras mi hermano”.

Arriba de una moto, deporte que fue parte de su inicio.

La gloriosa Potenciada

Yoko piensa y rememora esas épocas muy buenas del automovilismo local. “Pudimos finalmente comprarnos uno más, entonces cada uno comenzó a competir en su auto. Se armaron la potencias que tenían las mismas características de la Fórmula Petrolera, que se corría en Neuquén. Acá en El Rebenque, existía la fórmula 850Std, la fórmula 850 Potenciada y la TN 1-100. Los autos de la Potenciada tenían motores que tiraban entre 8000 y 8500 vueltas, mientras que la estándar rondada la 6500 o 7000 vueltas. Eran  motores bárbaros con mucha potencia”.

Yoko guarda los recortes de la época del Diario El Cordillerano, medio que acompañó siempre el deporte local.

Empiezan a darse los títulos

Yoko Arriegada, con una gran memoria expresa: “Corrí dos campeonatos, en el primero salí segundo y en el segundo salí tercero. Fue cuando compré un auto en Neuquén que era del Ruso Bertoldi, un piloto del TC neuquino. Con ese auto conseguí 4 campeonatos, el de 1995, 1996, 1997 y 1998, era una un gran auto, estaba muy bien preparado. En los campeonatos de mi época había mucha competencia, no corría cualquiera, había que saber manejar. Eran  carreras para los más inteligentes y a mí en lo personal me ayudó mucho haber corrido en moto. La moto te ayuda mucho a correr en auto, te da otra visión de las cosas, en la moto vas mucho más rápido, entonces en el auto tenés más tiempo de anticipar todo. Por ejemplo en General Roca, Estévanez tenía un Renault Gordini y era el más rápido de El Valle. Yo le gané ahí con un Fiat 600 en asfalto en una complementaria del TC 2000, algo imposible que un Fiat 600 le gane a un Gordini. En Centenario fui dos veces y gané las dos, una con 38 y la otra con 42 autos, en las dos carreras hubo diez mil personas”.

Arriegada liderando una de sus tantas carreras en El Rebenque.

Nombres que todos se acuerdan

 “Todos recuerdan la época de la Fórmula Potenciada en el circuito Ciudad de Bariloche emplazado en el predio El Rebenque. Sonaban nombres como Di Tulio, que era un impresionante piloto, mi hermano Pinky, Adalberto Popritkin, Carlos Maciel, Chiche Pioletti, Omar Valdebenito, Carlos Maciel, Pablo Rizzo,  Buscaglia, Carlos Bahía, Norberto Trautt, Alberto Ciani, Luciano Menéndez, Ricardo Barín, muchos pilotos daban pelea siempre”, recuerda.

Lo que dejaron lo fierros

Yoko cuenta, repasando su historia que “alguna vez intentamos con la familia poder ingresar en el automovilismo nacional pero era imposible, quisimos ingresar en el turismo nacional pero era muy caro. En lo personal, me dejó muchas cosas, las ganas de seguir siempre, de superarme, dejó muchos amigos, gente con la cual te encontrás y rememoras esas épocas tan lindas del automovilismo de Bariloche”. Hoy el expiloto disfruta de su vida, en tranquilidad con su compañera y con sus dos nietos que ama con locura.

 

Por Martín Leuful

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