NO FUE APROBADO EN PRIMERA INSTANCIA

| 13/08/2020

Fue presentado en la Legislatura un proyecto de ley para el control de la superpoblación de fauna urbana

Susana Alegría
Fue presentado en la Legislatura un proyecto de ley para el control de la superpoblación de fauna urbana
Ya no dan abasto los grupos proteccionistas.
Ya no dan abasto los grupos proteccionistas.

El proyecto de ley para el control de superpoblación de la fauna urbana ha sido apoyado por la mayoría de las agrupaciones protectoras de animales de la región. Fue presentado ante la Legislatura de la Provincia de Río Negro.

Se trata del Proyecto de Ley 278/20 presentado por los legisladores Daniel Belloso y Nicolás Rochas y está basado en un programa de castraciones masivas, gratuitas, tempranas, sistemáticas, abarcativas y extensivas. Teniendo en cuenta que es un sistema que ha dado resultado en otras ciudades y países, conociéndose como la única forma ética y económica que tiene un gobierno para controlar la superpoblación.

El mismo tiene por finalidad otorgar a nuestra provincia un nuevo status de protección animal y cita “a través de la prohibición del sacrificio de perros y gatos y en el orden sanitario, estableciendo un régimen de castración quirúrgica como método de control poblacional. Así se construye responsabilidad en la comunidad, a partir de un Estado presente que da el ejemplo a través de un servicio público de excelencia en esta materia.

Todo ello en consonancia con el nuevo paradigma ético vinculado al deber de amparo y protección de los animales y su calificación como “persona no humana sujeto de derechos” y “seres sintientes”.

El más alto Tribunal Penal del país, la Cámara Federal de Casación Penal de Capital Federal, el 18 de diciembre de 2014, afirmó: “A partir de una interpretación jurídica dinámica y no estática, es menester reconocer al animal el carácter de sujeto de derechos, pues los sujetos no humanos (animales) son titulares de los mismos, por lo que se impone su protección en el ámbito competencial correspondiente”.

Tengamos presente que tanto a nivel internacional como a nivel nacional y local ya se cuenta con importante legislación tendiente al reconocimiento de los derechos de los animales.

El texto del proyecto ejemplifica que “Países como Alemania, Portugal, Luxemburgo, Francia, entre otros, otorgan, en Códigos y Constituciones, un estatus propio a los animales, reconociendo su naturaleza de seres vivos sensibles. El artículo 13 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea, según el Tratado de Lisboa del 13 de diciembre de 2007, establece que los animales son seres sensibles, y otorga protección a la salud y vida de las personas y animales. Por primera vez se coloca al mismo nivel la salud y vida de personas y animales”.

La Provincia de Río Negro también ha reconocido derechos a los animales a través de diversas leyes. Al solo efecto ilustrativo podemos citar la adhesión por Ley M Nº 3.362 a la “Declaración Universal de los Derechos de los Animales” del año 1977 adoptada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y la Ley Q Nº 4274 y su modificatoria Q Nº 4578, que regulan y limitan la actividad de exhibición o espectáculos con animales en la provincia.

“Estos antecedentes, sumados a la incansable lucha de las asociaciones que bregan por la protección de los derechos de los animales, permitieron que distintas provincias y municipios de nuestro país avancen en el dictado de leyes que afortunadamente tienden a echar por tierra aquellos cruentos métodos reñidos con la ética, a través de los cuales y en pos del control demográfico, se procedía al sacrificio de perros y gatos.”

El escrito presentado cita que “la alternativa de las matanzas como práctica estatal frente a la sobrepoblación de la fauna urbana, además de lo que implica en términos de inhumanidad, demostró ineficacia para resolver el problema. Pero es necesario reconocer que también mata la inacción del Estado. La eliminación de perros y gatos por acción u omisión aumenta la población y el recambio de la misma. Nuevos perros y gatos vuelven a poblar las áreas a causa de la procreación compensatoria, el ‘efecto vacío’ y la migración. Esto obedece a una ley ecológica por excelencia: la naturaleza detesta los espacios vacíos. El nicho vacío del exterminio se llena rápidamente con la proliferación de la especie por ellos depredada, o con la reocupación por otros individuos de la misma especie que llegan desde otras áreas”.

En conocido por todos, la actitud de algunos barilochenses que ante la presencia de preñez en su mascota o el nacimiento de sus crías, las dejen abandonadas en el Vertedero o zonas aledañas. Lamentablemente sucede en muchos lugares y al respecto el proyecto menciona que: “Esto nos lleva a la problemática creciente en nuestro país, de las jaurías caninas (asilvestradas y no asilvestradas) que, en zonas rurales, atacan asiduamente a otras especies (por ejemplo, ovejas). A la arriba mencionada ley “efecto vacío” (“vacum effect”), se suma otra ley vinculada a la ecología de las poblaciones caninas”.

Ambas leyes demuestran las razones por las que nunca dio resultado matar, ya sea por acción o por omisión: “Los mamíferos crían a sus hijos de un tamaño que varía según la disponibilidad del alimento. Entre los mamíferos, cuando baja la competencia por el alimento se acelera la fecundidad de la población que sobrevive. Cada vez nacen crías de mayor tamaño, por ende, con más capacidad predadora. Matar un perro asilvestrado, además de cruel, es inútil”. Esto aplica también a los perros que, aún sin ser asilvestrados, se mueven en manada; de ahí que la castración masiva, en zona urbana y rural, sea también la base de la solución de esta problemática (así como la importancia de que permanezcan dentro de sus predios) habiendo ya decenas de experiencias en el país que documentan el descenso de ataques (ejemplo: Funes, Santa Fe; Sarmiento, Trevelin, El Maitén, en Chubut, etc.)”.

Uno de los ejes más trascendentes de este proyecto de ley está dado por establecer que el Estado -cualquiera sea su nivel- no puede promover, organizar o convalidar la muerte de perros y gatos.

Los alcances de la prohibición que se promueve comprende únicamente los casos en que el Estado es parte directa o indirecta de ese proceso, pero no alcanza a los médicos veterinarios particulares que por distintas razones médicas o clínicas deben optar por esta decisión extrema.

Otro aspecto que pretende regular el presente proyecto tiene que ver con la posibilidad de calcular el número total de animales existentes en determinadas zonas geográficas. La dinámica del crecimiento excepción de las poblaciones caninas y felinas, hace virtualmente imposible la realización de un censo, el que se volvería obsoleto a los pocos días de concluirse. Existen índices oficiales para estimar el número aproximado de la población animal, que se han ido actualizando a partir de estudios y relevamientos realizados por distintas organizaciones nacionales e internacionales, como así también se han nutrido de la experiencia en el quehacer local.

“Se ha demostrado que castrando como mínimo el 20% anual de la cantidad de animales resultante, la sobrepoblación comienza a equilibrarse para luego descender, teniendo siempre como meta de este proyecto de ley alcanzar el equilibrio poblacional, es decir equiparar la cantidad de animales con los hogares disponibles para ellos y sostenerlo en el tiempo”.

Sin dudas, el eje troncal de las acciones a implementar para solucionar el problema de la sobrepoblación lo constituye la castración quirúrgica “debe estar acompañada de adopciones, difusión y educación. Se trata de un trabajo conjunto entre el Estado, la comunidad y las organizaciones no gubernamentales, cuya meta final es lograr el equilibrio poblacional y el cambio de hábitos en la comunidad. Es fundamental resaltar que la implementación del propio Programa de Equilibrio Poblacional como política pública es, en sí misma, una acción educativa hacia la comunidad, ya que la misma aprende el camino de la responsabilidad y empatía a partir del propio ejemplo del Estado”.

Otros aspectos

Otro aspecto que este proyecto toma en cuenta es el del cuidado responsable. El exceso de animales incapacita a la comunidad para ejercer un cuidado responsable, ya que nacen más de los que ésta puede absorber. “La incapacidad de ejercer un cuidado responsable se produce entonces, como resultado de una falta de cumplimiento de una responsabilidad que es propia del Estado: ejercer un control eficiente de la reproducción de perros y gatos y garantizar el equilibrio poblacional. En otras palabras, le cabe al Estado la responsabilidad de resolver, en primera instancia, una compleja problemática que afecta a las comunidades. Sin ello pierde coherencia y consistencia cualquier exigencia de cuidado responsable a los particulares”.

Beneficios de la castración

Hay un largo listado de los beneficios que tiene una población, con respecto a la castración gratuita y temprana de perros y gatos.

Se evitan crías no deseadas, mordeduras, peleas, fugas, maullidos nocturnos, rociado de orina y problemas con los vecinos. Los animales son más sanos, viven más años y son más guardianes.

Evita a las familias el contagio de enfermedades zoonóticas (enfermedades de transmisión de los animales hacia los humanos) como la rabia, brucelosis, leptospirosis, hidatidosis, sarna, hongos, parasitosis diversas, etcétera.

Asimismo evita, en las hembras, cáncer de mama, de ovario, infección uterina, hernias, embarazo psicológico, enfermedades venéreas, descalcificación, muerte en el parto. En los machos, cáncer de próstata, de testículo, brucelosis, enfermedades venéreas como tumor de sticker, etcétera.

Disminuye ostensiblemente la cantidad de animales en la vía pública, la rotura de bolsas de basura y la diseminación de enfermedades. Reduce ruidos molestos, mordeduras y accidentes de tránsito, ya que el animal castrado disminuye su nivel de testosterona, por lo cual deja de pelear por el territorio, por las hembras en celo, y de deambular por las calles en su busca y seguimiento. Disminuye el abandono y el maltrato de animal.

Susana Alegría

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