ANTE EL COVID-19

| 07/08/2020

Las escuelas se transforman en posibles alojamientos

Christian Masello/ Fotos: Facundo Pardo
Las escuelas se transforman en posibles alojamientos

La situación en el mundo es inaudita. La afirmación no puede ser refutada. El COVID-19 llegó para cambiarlo todo. Su accionar desbarata cualquier tipo de planificación. Sucede en todos lados. Bariloche, claro, no es la excepción.

¿Alguien puede dudar de las buenas intenciones en lo que refiere a este tema? ¿A quién se le puede ocurrir que algún dirigente desee que el virus se expanda? Que se pinte la situación de un tono de gris más claro u oscuro, de acuerdo a la conveniencia, puede llegar a ser… pero nadie procura que el caos se desate. Los gobernantes hacen equilibrio sobre una línea muy delgada: la salud y la economía se desplazan en trapecios sin red; abajo, el vacío.

Hay cuestiones que no carecen de importancia, pero a veces quedan relegadas: la simple necesidad de tomar un poco de aire y dejar atrás el encierro, por ejemplo.

Sucede que la información habla de un aumento notorio de casos positivos de coronavirus. ¿Alguien recuerda que hace una semana se mencionaba un posible regreso a clases en septiembre?

Quizá finalmente eso suceda, porque el escenario se mueve en un vaivén continuo. Por ejemplo, cuando ya nadie pensaba que el cerro Catedral albergaría a algún esquiador, comenzó a funcionar, y ahí están los amantes locales de la nieve, deslizándose.

Por otra parte, aquellos sitios gastronómicos que festejaban la reapertura de sus salones tuvieron que acortar los horarios y ya no pueden comercializar sus productos por la noche, ni siquiera vía delivery.

Pasó lo mismo con los demás rubros, aunque en la mayoría, al revés de los restaurantes, que sufren por la modificación del tiempo que pueden permanecer abiertos, repercute más lo de tener que recibir solo a clientes con terminación de número par o impar, de acuerdo al día.

Y en este minuto a minuto, el viernes por la mañana corrió el rumor de que algunas escuelas eran tenidas en cuenta, ya no para una pronta reanudación de las clases, sino para albergar a gente con riesgo de haberse contagiado por poseer un vínculo estrecho con alguien que tuviera el virus.

Incluso, existió cierta puntualización en el trascendido: se habló de los establecimientos N°44 y N°321. Pasado el mediodía, en el Colegio N°44, de Elordi y 2 de Agosto, no se observaba movimiento. A través de las ventanas se veía que las aulas aglomeraban bancos y sillas; solo el espacio común principal parecía estar mayormente despoblado, pero era imposible saber si así había quedado desde principio de la pandemia o si remitía a una acción reciente. En ese lugar, los tubos fluorescentes estaban prendidos, como mojones luminosos en medio del silencio.

Un vecino, enfrente, señaló que solía ver al portero, el cual concurría en su vehículo particular, pero manifestó no haber notado ningún movimiento extraño en las últimas horas.

Alrededor de las dos de la tarde, en el sector externo del Colegio N°321, al que se accede desde el kilómetro 8,500 de la Avenida Pioneros, un par de operarios realizaban tareas de mantenimiento.

Comentaron que alguien había ejecutado arreglos en la caldera, pero indicaron que las labores eran habituales en todas las instituciones educativas. Igualmente, advirtieron que ellos también escucharon las versiones sobre la utilización de las salas para situaciones relacionadas con el coronavirus.

Aunque, expresaron, no habían notado nada que hiciera pensar en una acción urgente. Cuando el reloj marcaba que eran las 16, El Cordillerano se comunicó con la subsecretaria de Protección Civil, Patricia Díaz, quien confirmó que visitaban instituciones educativas ante la posibilidad de trasladar a ciudadanos que lo precisen, con algunas particularidades: “Estamos viendo espacios que sirvan para el aislamiento de gente. No para pacientes en general, sino para personas que requieran ser ubicadas en algún lugar con determinados detalles. Por ejemplo, si se diera el caso de necesitar aislar a adultos mayores que comparten un geriátrico, cosa que –aclaro– en este momento no pasa, pero, si sucediera, tendríamos que tener preparado un punto determinado, con ciertas características: que no hubiera escaleras, una buena calefacción, etcétera.”

Se trata, entonces, de hallar sitios donde se pueda “llevar a gente que tuviera alguna incomodidad para moverse y trasladarse”. Sobre la razón por la que, en este caso, no se recurría a los hoteles, señaló: “Todos tienen escaleras, y lo que buscamos son opciones donde se pueda acoger a una persona que necesite cuestiones edilicias especiales”.

Así, resaltó que existen “colegios con duchas, incluso lo suficientemente grandes como para recibir a personas en sillas de ruedas”. Destacó que se procura dar con “el edificio más apto, para que la gente, en caso de precisar ser evacuada, esté cómoda”.

“Queremos tener todo listo para, si fuera necesario, hacer lo que llamamos un desembarco rápido, donde uno puede llegar con todas las cosas, bajarlas, y ya saber dónde van. Se trata de prever qué recursos se necesitan, la logística; por ejemplo, ver si hay que comprar algo o no, como elementos de limpieza, telefonía… No andar a las corridas si se necesita actuar”, explicó.

En ese sentido, remarcó: “Pretendemos adelantarnos a cualquier situación”. Y aclaró: “A las cuatro de la tarde, puedo decir que esto no se hace por algo puntual que suceda en este momento, pero se trata de una situación tan vertiginosa que puede cambiar en una hora o, también, en un mes”.

Al ser consultada acerca de si era cierto que los colegios 44 y 321 eran tenidos en cuenta como opciones, aseguró: “Se miraron los dos. Evaluamos cuál es el más adecuado. Los dos cumplen con los requisitos, pero en uno habría que adaptar algunas duchas, así que creo que vamos a quedarnos con el otro”. Igualmente, prefirió no puntualizar a cuál se refería, ya que todavía realizaban evaluaciones en otras instituciones y no habían tomado ninguna determinación.

Cuando se le preguntó cómo se había tomado la decisión de buscar escuelas que pudieran servir como alojamiento transitorio para personas que estuvieran en riesgo de haber contraído COVID-19, contestó: “Fue algo que se habló con la gobernadora”.

Christian Masello/ Fotos: Facundo Pardo

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