Ojos de Cielo recibió la donación de dos contenedores y espera por el predio propio

La Asociación Ojos de Cielo hace muchos años que cargó sobre sus hombros el acompañar y dar contención a muchos chicos y jóvenes de la zona del Oeste. Ya cuentan con un contenedor ubicado en el predio del Club Independiente del barrio Don Orione en el kilómetro 15 de avenida Bustillo, ahora les han donado dos más y esperan una pronta respuesta de parte de Tierra y Vivienda, para contar con un pedazo de tierra propio donde recomenzar.

Nada ha sido fácil para Nancy Bustos, al principio alquilaban una pequeña casa en el barrio Villa Llanquihue pero la situación económica no permitió continuar haciéndolo. Como una madre con sus cachorros, comenzó a golpear puertas en busca de un techo y durante meses daban la merienda al aire libre y las actividades se desarrollaban en la costa de algún lago o en la montaña.

Luego les prestaron el espacio en la confitería de Campanario entonces hasta allá subían para consumir algo calentito, situación que se hizo insostenible en el tiempo debido a las inclemencias climáticas.

Con gran esfuerzo lograron comprar un contenedor que fue ubicado en el Don Orione de manera provisoria, pero debido a la pandemia ese espacio no les permite funcionar de manera cotidiana porque las medidas no son las apropiadas.

Uno de los tantos llamados de auxilio de Nancy fue escuchados desde Buenos Aires, desde una empresa que les donó dos contenedores más; ahora es indispensable contar con un lote donde ubicarlos.

El diálogo con el Instituto Municipal de Tierra y Vivienda para el Hábitat Social siempre se ha mantenido y en este último tiempo, se ha abierto la puerta de la esperanza por lo que esperan ansiosos una respuesta afirmativa y de esta manera, establecerse definitivamente en algún terreno.

La única condición que debe tener ese espacio es que esté ubicado en la zona del Oeste puesto que no se puede pedir a los chicos y chicas que se trasladen desde sus barrios y sus hogares hacia puntos muy alejados.

“De acuerdo al protocolo tuvimos que cortar con todas las actividades y la noticia de dos contenedores nuevos la verdad que nos abre una gran puerta”, dijo.

Nancy no contaba con el permiso para circular y eso le dificultaba todo aún más, “llamé a Julieta Wallace y gracias ella retomamos la asistencia a las familias porque nosotros no podíamos absorber todo ese compromiso”.

Ahora son 48 esas familias, se sumaron algunas por mamás y papás que se quedaron sin trabajo, “una empresa de Buenos Aires que había estado en Bariloche para el Techo Solidario, justo tenía que cambiar unos contenedores y así surgió la posibilidad de esa donación”.

Agregó “yo había pedidos dos pensando que me iban a decir que no, todavía están en Buenos Aires por eso necesitamos urgente un terreno donde ponerlos y ya dejar de andar por todos lados con los chicos” comentó.

La voluntad desde el municipio siempre está latente pero los tiempos no son acordes a las necesidades, por lo que de surgir ahora por parte de Tierra y Vivienda ese lote tan anhelado, mejorará la calidad de vida de muchas familias.

El 28 de diciembre de 2019 los padres hicieron entrega en la oficina de las planillas que les habían solicitado como para dar continuidad al trámite correspondiente.

“Ya tengo diseñado en mi cabeza cómo haríamos la unión de esos dos contenedores nuevos con el que tenemos, se convertiría en algo muy hermoso, si entre todos nos ayudamos, vamos a lograrlo” dijo muy conmovida.

Ayuda inmediata

Este miércoles, gracias a la colaboración de la gente, lograron realizar la entrega de mercadería. Fueron algunas horas de arduo trabajo con bajas temperaturas y una nevada intensa.

Verduras donadas por verdulerías de Villa Los Coihues, pañales y leche de parte de los empleados del Banco Francés, queso de ATB y muchas cosas ricas elaboradas por Gabriela de Dina Huapi.

A pesar de la intensa nevada participaron de la rueda solidaria Santiago, el profesor del taller de montaña educativa, Federico, ayudante de cada entrenamiento, y Virginia de apoyo escolar.

Susana Alegría / Fotos: Facundo Pardo