07/07/2020

Ventajas y desventajas de una pronta apertura de Catedral

Ventajas y desventajas de una pronta apertura de Catedral
Foto: Evelyn Riquelme.
Foto: Evelyn Riquelme.

Catedral es el símbolo del invierno argentino. Bariloche, en cuestiones de nieve, tiene su destino atado al principal centro de esquí del país. Por estas horas muchos se preguntan cuándo se habilitará la temporada en el cerro y si esa apertura representará algún movimiento económico para la ciudad, más allá de ser un cartel luminoso, o un reflector, que nos muestra otra vez de pie, e independientemente de la posibilidad para los locales de disfrutar de la montaña.

Tal vez sea interesante agregar otras preguntas: las que hacen a la salud de todos, de los trabajadores de la montaña y de los esquiadores. Y variar el enfoque, más que preocuparnos por cuándo se abrirá, estar seguros de cómo se haría la apertura y cuál es el papel que deben jugar el Estado y los privados.

Por un lado, si bien Bariloche pasó de ASPO a DISPO (de aislamiento a distanciamiento), no todas las actividades pueden desarrollarse de la misma forma. Por ejemplo, los protocolos de gimnasios y natatorios aun no permiten el acceso a menores. ¿Cómo sería ese acceso en el caso de Catedral? ¿Los menores pueden concurrir solos, o deberían hacerlo acompañados? ¿Qué sucedería con las personas pertenecientes a los grupos de riesgo?, ¿podrían concurrir libremente a esquiar?

En Bariloche no todas las actividades gastronómicas están habilitadas. ¿Cómo funcionaría en el caso de la base? ¿Y los paradores de alta montaña? ¿El Estado dispondría de los inspectores para hacer efectivo el cumplimiento de los protocolos o delegaría esa tarea al concesionario?

En todo el mundo, y por ende en todo el país también, se mantiene la premisa de la no aglomeración de personas. Imaginemos una mañana brillante de sol y con excelente nieve, un sábado o un domingo. Todas las personas tratarían de subir, casi al mismo tiempo, para aprovechar el día de esquí.

¿Cómo impediremos la formación de largas y atiborradas filas? No parece posible pensar en restricciones de acuerdo a la terminación del DNI, dado el carácter familiar y social de la actividad; ¿o sí? ¿Habría que pedir turno para ir a esquiar?

¿Debería recomendarse, o determinarse, que las personas viajen a Catedral solamente en sus autos particulares? ¿Y el que no posee vehículo? Al mismo tiempo no cuesta mucho figurarse larguísimas filas para abordar, de ida, pero sobre todo de vuelta, el transporte público. ¿Qué flota de colectivos se requiere para semejante demanda, si es que queremos cumplir con las normas de distanciamiento?

Por último, y seguramente lo más importante, ¿cómo y quién controlará los accesos al cerro desde el punto de vista sanitario? ¿Debería ser Salud Pública provincial con el acompañamiento de la Policía? ¿O, ante la imposibilidad de destinar personal a esa tarea, delegaremos la responsabilidad en el concesionario? O tal vez, y también es una posibilidad que existe, el acceso al área será libre, ¿no habrá controles de ningún tipo y la responsabilidad será individual, de cada ciudadano?

Son solo algunas de las preguntas que surgen. Los lectores aportarán seguramente unas cuantas más, en un contexto en el cual no parece lógico permitir en el cerro situaciones que no son admitidas en el resto del ejido urbano.

Preguntas que formulamos para alentarnos a no pensar primero en el cuándo sino en el cómo. Y figurarnos cabalmente qué ganamos y qué perdemos, en suma, qué ponemos en juego, al habilitar lo antes posible nuestro centro de esquí. Preguntas que ayuden a tener la mayor cantidad de respuestas. Por el bien de Bariloche y su gente.

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