01/07/2020

Se trata de aprovechar el residuo forestal

Se trata de aprovechar el residuo forestal

“Nuestro planteo es un aporte más. Se trata de aprovechar el residuo forestal que tenemos”, indicó el jefe de Proyectos de la Fundación INVAP, Erio Schweickardt, al referirse a la acción desarrollada para elaborar leña que ya comenzó a distribuirse en la sociedad barilochense. Se trata dell grupo EcoForestal, que en el marco del programa Bioenergía Andina, genera leña para el Plan Calor.

En diálogo con el programa “El Expreso Periodístico”, por El Cordillerano Radio, Schweickardt especificó que se trata de generar veintiocho mil toneladas anuales: “Ese número se obtuvo de forma seria, está bien calculado, y es el resultado de un estudio que hicimos con el CIEFAP (Centro de Investigación y Extensión Forestal Andino Patagónico), una institución prestigiosa, adiestrada en el tema, que realizó un relevamiento de más de un año en la región, desde Villa La Angostura hasta Lago Puelo”, explicó.

Para traducir la cifra en beneficios para la gente, el profesional señaló: “En términos energéticos, en poder calórico, equivale a un millón ciento veinte mil garrafas de gas de diez kilos”.

Aunque aclaró que es complicado hablar de la cantidad de personas que serían favorecidas con esta producción, estimó que podría abastecerse a “siete u ocho mil familias”.

“Es una de las posibles alternativas para mitigar los problemas existentes”, expresó.

“El insumo está ahí, hay que ir a buscarlo”, aseveró, para luego destacar que la acción, más allá de los beneficios obvios del calor para los hogares, se traduciría en una gran fuente laboral: “Para producir el combustible hay que trabajar, lo que significa que el valor que le agregamos al residuo forestal, para la conversión en leña, es de trabajo puro, y eso supone generación de puestos”.

A la vez, habló de otras ventajas que puede traer la utilización de los desechos que deja el bosque en su accionar natural. Entre ellas, mencionó la colaboración a evitar su acumulación y, así, disminuir los riesgos de incendio. En ese sentido, destacó que si no hay más focos de fuego en la zona es gracias “al trabajo fuerte e intenso del SPLIF (Servicio de Prevención y Lucha contra Incendios Forestales)”.

Schweickardt contó: “En el mejor de los casos, el residuo se quema, o se entierra, o se ordena y se tira; nuestra propuesta es utilizarlo para hacer leña. Para ello, hay que separar lo que no sirve, que básicamente es lo verde, que es orgánico, ‘amigable’ con el ambiente, y se puede usar para otras cosas”.

Aclaró que la leña que se obtiene como primer producto, “que requiere poca energía en términos de proceso industrial”, es la denominada “de bajo calibre, porque no son troncos grandes, sino ramas gruesas, más manejables para la gente mayor, por ejemplo, lo que facilita que no deba hachar un tronco para colocarlo en una salamandra o en una estufa”.

“Intentamos poder ayudar a que la persona maneje la leña, que la pueda apilar en forma más ordenada; por eso es que se pretende entregarla de una mejor manera, empaquetada. Se tiende a pensar en quien la recibe, no solo en términos de cantidad, sino de forma. Ese es el aporte que podemos hacer”, manifestó.

Sobre el uso que se le da a la madera para su utilización como generadora de calor, opinó que no debe remitir a un estigma de desprestigio, cosa que suele suceder. En ese punto, afirmó: “La leña convive con el hombre desde el principio de la humanidad; no es un combustible que implique una denigración o una rebaja en términos de calidad. Si se la maneja en forma adecuada, si prevalece una lógica de empleo inteligente y eficiente -en cuanto a tener el equipamiento-, deja de ser una especie de marca de pobreza”.

“Para poder sacarle ese mote tenemos que tener estufas que sean dignas, que generen calor de manera eficiente y sean seguras para las personas y el ambiente”, añadió.

“Las estufas comerciales, que, para ponerlas en la categoría correcta, llamamos salamandras, son muy bonitas, las podemos buscar en Mercado Libre o en cualquier otra página de internet, pero no son de bajo consumo, tienen una gran producción de calor, sin duda, pero ‘comen’ mucha leña, y de la grande”, consideró.

“Buscamos generar una estufa a la medida de las necesidades de la persona, de la familia, del hogar; que sea accesible. Por eso fomentamos la autoconstrucción; de hecho, hemos brindado talleres para que la gente se organice comunalmente, vecinalmente, para fabricarlas”, agregó.

También destacó que existen modos de hacer que la vivienda conserve el calor por más tiempo: “A veces, con pequeñas acciones logramos cambios significativos”.

Sobre cualquier duda que se pueda generar en torno a la obtención de leña, en cuanto a si se afecta o no el medio ambiente, Schweickardt fue claro: “La acumulación de residuo forestal es un problema; lo veo así, más que como una ventaja”. Y aclaró: “No se trata de cortar árboles, es la oferta natural del desarrollo del bosque, que cuando crece mucho expulsa lo que le molesta”.

Cabe destacar que Erio Schweickardt comenzó a trabajar en INVAP en 1986, como ingeniero de Diseño Electrónico. Perteneció al área de Coordinación de Equipos de Diseño, fue jefe del Servicio de Electrónica, subgerente de Servicios Tecnológicos y director de Proyectos para la Gerencia Espacial y Gobierno.

Su desempeño en la empresa le permitió desarrollar experiencia en equipos multidisciplinarios y en gestión de proyectos.

Desde 2017, pertenece al equipo ejecutivo de la Fundación INVAP, la que, resaltó, “intenta poner al servicio de la comunidad todo el conocimiento y la experiencia que pueda haber en temas científicos”.

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