UNA CONVERSACIÓN A FONDO CON AGUSTÍN ROSSI

| 24/06/2020

La pandemia hizo que las Fuerzas Armadas aparezcan como protección de su pueblo

Christian Masello
La pandemia hizo que las Fuerzas Armadas aparezcan como protección de su pueblo
El ministro Agustín Rossi, en el mano a mano con El Cordillerano. (Foto: Facundo Pardo)
El ministro Agustín Rossi, en el mano a mano con El Cordillerano. (Foto: Facundo Pardo)

En una charla a solas, el ministro de Defensa, Agustín Rossi, ofreció un abanico de opiniones sobre temáticas que atañen tanto a su área como a la actualidad política en general, e incluso recordó los inicios de la formación del kirchnerismo a partir de la figura de Néstor Kirchner.

El Cordillerano: - ¿Cómo calificaría la acción del Ejército en la zona que abarca Neuquén y Río Negro, y puntualmente en Bariloche?

Agustín Rossi: - La verdad es que estoy gratamente sorprendido. No solo por la tarea que realiza el Ejército en el Centro de Operaciones de Emergencia (COE), sino también por el nivel de integración con el resto de las agencias municipales y provinciales que operan dentro del comando.

Es una demostración muy buena de cómo creo que tienen que funcionar las cosas. Acá en Bariloche se trabaja muy bien. Si algo me faltaba era venir y ver lo que vi, y, al mismo tiempo, escuchar las opiniones del intendente Gustavo Gennuso, de la gobernadora Arabela Carreras, de la senadora Silvina García Larraburu, de los diputados, con el reconocimiento a la tarea que se desarrolla en este lugar.

E.C.: - En esta región, existe la característica particular de que muchos de quienes reciben la asistencia pertenecen a comunidades indígenas…

A.R.: -Le presté mucha atención al tema, sobre todo a la distribución de leña en distintos sitios de la comunidad mapuche, cosa que se llevó a cabo por fuera del COE. Fue una solicitud del Instituto Nacional de Asuntos Indígena (INAI), que el Ejército llevó adelante.

E.C.: - Esto no es algo que se pueda decir que fuera habitual.

A.R.: - Lo que señala es significativo, porque, en la historia, no siempre los caminos del Ejército con los de la comunidad mapuche fueron coincidentes. Este es un escenario que vale la pena destacar.

E.C.: - Cree que el acercamiento del Ejército -sin portar armas- a la población, para la asistencia alimentaria y sanitaria, ¿puede borrar ciertos resabios que permanecen en gran parte de la sociedad, donde, más allá de que no exista dentro del cuerpo gente que haya cumplido tareas durante la última dictadura militar, el uniforme no se ve con buenos ojos?

A.R.: -Sí. Cuando llegué por primera vez al Ministerio de Defensa, durante el mandato de Cristina Fernández de Kirchner, sentí que uno de los aportes que podía hacer era tratar de fortalecer la comunicación entre las fuerzas armadas y la sociedad civil. Trabajé mucho en eso, de hecho en aquel momento creamos la Secretaría de Coordinación Militar en Emergencias, y di directivas para que se fortalecieran las relaciones. Tengo que ser honesto y decir que, ahora, cuando volví al Ministerio, no sentí que esa fuera la principal demanda. En realidad, los vínculos están más o menos estabilizados. Más allá de estudios de opinión y demás, uno lo ve en cosas de la vida cotidiana. Los militares que trabajan en el Edificio Libertador van en el subte o en el colectivo con el uniforme, sin ningún tipo de inconveniente. Me parece que lo que hizo la pandemia es profundizar los lazos, que las Fuerzas Armadas aparezcan como protección para su pueblo, porque la distribución de alimentos, de comida caliente, repatriar a los argentinos que estaban en el exterior, junto con otras tareas, son medidas para resguardar a la gente. Que tengamos despliegue a lo largo y ancho de toda la Argentina, en todos los lugares donde hay establecimientos militares, dio muchísima visibilidad, y eso, en términos generales, aumentó la consideración positiva por parte de la sociedad argentina. Se dan una serie de hechos que nos permite decir que estamos en una etapa nueva, para poder debatir más libremente, en Defensa, una política de Estado que sirva para las nuevas generaciones.

E.C.: - Mencionó su anterior paso por el Ministerio. Más allá del coronavirus, ¿qué diferencias y similitudes encuentra con esta nueva gestión en el mismo sector?

A.R.: - Ahora me parece que el desafío es otro: dejar a las Fuerzas Armadas con un piso de consideración alto, que permita que sea mucho más favorable la decisión de una política de Defensa, como medida de Estado, que cuente con un instrumento militar adecuado, con hombres y mujeres instruidos, capacitados, formados, comprometidos con la democracia y los derechos humanos, que haya un plan de equipamiento de las Fuerzas Armadas para que puedan cumplir con la misión principal que le encarga la Constitución Nacional, que es proteger la soberanía del país en los tres espacios: aéreo, terrestre y marítimo.

E.C.: - El 29 de mayo se cumplió un nuevo aniversario del reconocimiento del Ejército como tal, que se produjo con la Primera Junta en 1810. En aquellos momentos, que tuvieron su pico laudatorio con la Independencia, en 1816, se hablaba de un enemigo tangible; ahora el adversario es invisible, ¿cómo se hace para combatirlo?

A.R.: - Lo estamos haciendo. Como agencia, aportamos lo nuestro. Hicimos siete mil tareas en noventa días, lo que es un poco menos de cien por jornada. Pero está claro que a ese enemigo invisible no solo lo combaten las Fuerzas Armadas. Nosotros cumplimos nuestro trabajo, que es muy claro. Somos sin duda la agencia logística más grande que tiene el Estado. Actuamos ante los requerimientos. Acá, por ejemplo, hemos procedido por los pedidos del intendente o la gobernadora.

E.C.: - Usted es un hombre muy ligado a lo que se denomina kirchnerismo. Hoy, que ya pasaron diecisiete años de la asunción de Néstor Kirchner a la Presidencia, y pronto se cumplirán diez de su fallecimiento (murió el 27 de octubre de 2010), ¿cómo analiza que una persona que, en el momento en que hacía campaña para ser primer mandatario, era prácticamente desconocida fuera de Santa Cruz, incluso para muchos de los propios justicialistas, haya alcanzado el nivel de importancia que tuvo, y tiene (más allá de que ya no esté) dentro del panorama político nacional?

A.R.: - Se dio una coyuntura muy especial. Néstor sacó el veintidós por ciento de los votos para entrar en una segunda vuelta que finalmente no se produjo porque Carlos Menem se retiró. Sin duda es como usted dice, en aquel momento a muchos hasta les costaba pronunciar bien su apellido. Yo me acerqué a él cuando medía un tres por ciento de posibilidad de voto, pero cuando hablábamos, no se refería tanto a ganar en el 2003 sino también en el 2007 -sonrió–. Era alguien que tenía una enorme cantidad de ideas claras, y, para mí, llegó para transformar la política, en el sentido de que apareció un dirigente que hacía lo que pensaba y expresaba lo que sentía. Eso generó un nivel de adhesión importantísimo, sobre todo en los sectores juveniles. Durante la década del noventa, lo que existía era el posibilismo y la resignación. La respuesta del Estado era siempre “no se puede”, y Kirchner hizo exactamente lo contrario: “Podemos hacer esto y lo otro”. A mi criterio, cumplió un rol fundamental y decisivo, porque tenía una enorme energía política para plantearse objetivos y cumplirlos.

E.C.: - Está en un cargo que, con otra denominación, porque en aquel momento se llamaba Ministerio de Guerra, ocupó Juan Domingo Perón. ¿Tiene algún significado especial ese dato para usted?

A.R.: - A veces algún compañero, con exceso de elogios, dice: “Ocupa el mismo lugar que tuvo Perón” -rió-. Son momentos y circunstancias distintas. Cuando tengo una responsabilidad, trato de poner toda la energía y cometer la menor cantidad de errores. Lo hice en la Cámara de Diputados y lo hago en el Ministerio de Defensa, que son dos lugares tan distintos que huelgan las palabras para marcar las diferencias. Perón es una figura significativa. He leído textos suyos que tenían que ver especialmente con el rol militar, y hay discursos suyos que utilizo mucho, por ejemplo uno de cuando inauguró la Escuela de Guerra, que después fue de Defensa y hoy, a partir de un proyecto mío, es la Universidad de la Defensa Nacional, donde habló de proteger los recursos naturales, de la alianza entre Argentina, Brasil y Chile… Es una referencia permanente en todo lo que es el arte de la construcción política. Uno de sus discursos me dio la dimensión de lo que es la forma de ser de los militares. El 17 de octubre de 1945, cuando se produjo la movilización y lo liberaron de la isla Martín García, fue a la Casa Rosada, se reunió con Edelmiro Farrell (quien le dijo que iba a llamar a elecciones) y presentó su solicitud de retiro. Cuando se iba, Farrell lo paró y le pidió que hablara desde el balcón porque la gente no se iba. Salió y dijo: “He renunciado voluntariamente al más insigne honor a que puede aspirar un soldado: llevar las palmas y laureles de general de la Nación”. Entraba en la historia grande de la Argentina, pero su dolor estaba puesto en que había presentado el retiro.

E.C.: - Para el Ministerio de Defensa, ¿qué importancia tiene el INVAP?

A.R.: - Estratégica. Cuando defino la industria de la defensa digo: tenemos la Fábrica Argentina de Aviones, Fabricaciones Militares, Tandanor (el astillero y taller de reparaciones navales) y una alianza valiosa con INVAP. Ahí hemos hecho el desarrollo de radares y todas las Fuerzas tienen proyectos con la entidad. Sé que en los cuatro años anteriores se discontinuaron proyectos, pero pienso fortalecer la relación. Lo único que voy a lamentar al ir a INVAP (esta entrevista se realizó antes de la visita a la empresa de tecnología) es que no veré a Cacho (Rodrigo Otheguy, miembro fundador que falleció este año).

E.C.: - Qué opinión tiene de la gestión realizada en su área durante el gobierno de Mauricio Macri?

A.R.: - En términos generales, estuvo más presente la política de ajuste fiscal que tenía el gobierno nacional que la de Defensa. Se tomaron decisiones como el cierre de divisiones, el achicamiento y desplazamiento de unidades, la discontinuidad de algunos proyectos como la remotorización del Pucará, que es un tema del que hablaremos con la gente de INVAP… Todo eso me parece mal. Es cierto que uno es un ministro de un gobierno, y si hay problemas económicos se adecúa, pero lo que no puede hacer es convertir las restricciones económicas en política de Defensa. Hay algunas documentaciones no formales que indican que pensaban hacer un achicamiento mayor en las Fuerzas Armadas.

E.C.: -¿Eso está comprobado?

A.R.: - Era la tendencia. A mí me parece que el camino a seguir es exactamente al revés. La pandemia ha mostrado que existen lugares donde se necesita mayor presencia de unidades militares.

E.C.: - Su idea, entonces, es ir hacia una directriz opuesta.

A.R.: - Sí, porque creo que en el futuro será cada vez más importante la presencia de unidades militares, y eso está íntimamente ligado a tener un presupuesto acorde para producir ese desarrollo.

E.C.: - En su momento, antes de la llegada del coronavirus, había dicho que su idea era modernizar a las Fuerzas Armadas. Con todo lo que ha sucedido, a lo que se sumó la variante económica, ya que los elementos a comprar en el exterior, ante la subida del dólar, ya tomaron para Argentina otro valor, ¿se complicará mucho lo referido a adquisiciones que deban realizarse fuera del país?

A.R.: - Habrá que ver… Eso no me preocupa, sí me importa tener un horizonte de financiamiento. Si lo puedo resolver en un año o diez ya será otro problema, pero quiero saber que en algún momento lo voy a poder hacer.

E.C.: - Si le digo Cristina Fernández de Kirchner, ¿qué es lo primero que le viene a la cabeza?

A.R.: - Es una dirigente política de una talla excepcional. Estoy muy cercano a ella, he vivido momentos muy difíciles a su lado; ha generado un liderazgo en los sectores populares que, en cuanto a los niveles de intensidad de la empatía, no tiene ningún otro dirigente político, y ese reconocimiento, sobre todo de las fracciones más postergadas, es lo que, sin duda, nos ha permitido volver a ganar las elecciones.

E.C.: -¿Y Alberto Fernández?

A.R.: - Es el presidente, un dirigente que ha hecho una enorme elección que nos permitió volver al gobierno, y hoy tiene un liderazgo que trasciende los límites de nuestro espacio político. Está demostrando lo que todos sabíamos, que es un gran conocedor del Estado y sabe gestionar. Además, ha buscado en forma permanente puntos de diálogo y de consenso; armó un gabinete representativo de la coalición, e incluso elaboró una coalición de gobierno mayor que la electoral.

E.C.: -¿Qué tiene para decir acerca de que hay muchos que afirman que el presidente utiliza las extensiones de la cuarentena como salvavidas político, sobre todo por la problemática económica?

A.R.: - Los problemas económicos de la Argentina no lo generamos nosotros, sino que eran preexistentes. Cuando Alberto Fernández asumió, el país estaba en un default virtual. Lo que el presidente está haciendo es tratar de generar las condiciones para que la Argentina arranque, y en ese marco tiene que tener una buena renegociación de la deuda; si se consigue eso y, por imperio de las circunstancias, con el superávit de la balanza comercial que tenemos, porque las commodities no se vieron afectadas por una disminución de precios, porque el volumen de la producción de la materia prima continúa siendo más o menos el mismo, y porque es cierto que hay baja de importaciones producto de la disminución de la actividad económica, creo que, al terminar la pandemia, la Argentina va a volver a crecer económicamente.

E.C.: - Entonces, ¿no se puede hablar de una utilización política de la pandemia?

A.R.: - Si uno ve la tasa de letalidad de Brasil, Chile, Perú, Ecuador, Bolivia y demás, se da cuenta de la cantidad de muertes que evitaron las decisiones tomadas por el presidente. Solo dos países chicos, como Paraguay y Uruguay, que han tenido un mayor control, están con una performance mejor que la nuestra en América Latina.

E.C.: - Más allá de que no atañe puntualmente a su Ministerio, ¿qué opina sobre lo que sucede en Villa Mascardi, con el asentamiento mapuche y los problemas que allí se viven?

A.R.: - No tengo una información precisa acerca de ese tema, así que trato de opinar lo menos posible sobre las otras áreas que no son de mi incumbencia; intento ser respetuoso de mis colegas.

E.C.: -¿La relación con Gustavo Gennuso y Arabela Carreras es buena?

A.R.: - Sí, les agradezco que me acompañen, y además las Fuerzas Armadas trabajan con ellos sin ningún tipo de inconveniente. Están moviéndose muy bien en todo lo que significa la contención de la pandemia en Bariloche.

Christian Masello

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