LA VUELTA AL RUEDO DE ALEJANDRO MEERAPFEL

| 24/06/2020

“Volví a casa y no podía dormir de la emoción”

Daniel Pardo
“Volví a casa y no podía dormir de la emoción”
Alejandro Meerapfel en los ensayos. (Foto Facebook)
Alejandro Meerapfel en los ensayos. (Foto Facebook)

El barítono barilochense Alejandro Meerapfel contó la experiencia de la cuidadosa apertura de teatros en la ciudad francesa de Dijon. Participó del festival Artistas en Resistencia. Reconoció que el proceso fue muy emocionante porque cuando la pandemia arrinconaba, “te preguntás si vas a volver a cantar”.

La situación más controlada de la pandemia en Europa permitió la apertura de diversas actividades con temperaturas propias del verano. Incluso, algunas actividades como las teatrales se animan a ensayar una cuidadosa apertura parcial. Un barilochense, el destacado barítono Alejandro Meerapfel, está atravesando las emociones que regala la salida -por supuesto, en puntas de pie y mirando con cuidado hacia los costados- de la pesadilla del COVID-19 que sacudió a Francia.

Junto a su familia viven en Dijon. Y el 8 de junio publicó con nítida felicidad en las redes sociales que había grabado “El Siglo de Oro”, “inmensa y profunda emoción de reencontrar el camino de la música junto a Les Traversées Baroques bajo la dirección de Etienne Meier”. La emoción de volver al ruedo.

Se trató del festival Artistas en Resistencia que organizó la Ópera de Dijon. El proyecto consistió en grabar los conciertos en el auditorio de Dijon que tiene capacidad para 1.500 personas, pero vacío. “Vas con barbijo hasta la puerta de la sala de concierto, los camarógrafos y sonidistas mantienen sus tapabocas. Y se respetan todas las medidas de seguridad”, contó Alejandro en “GPS”, el programa que se emite en El Cordillerano Radio (93.7).

El artista barilochense participó de dos conciertos de música italiana del siglo XVII y XVIII. Una de las obras exclusivamente de compositores venecianos. Y fue parte de la oportuna creación “Música para el fin de la gran peste”. “Fue música que se compuso para celebrar el fin de una gran peste que azotó a Europa a fines del siglo XVII”, apuntó.

El entusiasmo por la oportunidad de generar música en el teatro provocó que los organizadores permitieran el ingreso de espectadores. Las entradas se agotaron rápidamente. Pero, hace algunos días la información sobre el resultado positivo de COVID-19 que le dio a un chelista obligó a suspender la invitación de público. “Quizá se confiaron”, conjeturó Alejandro.

“No podés creer que después de tres meses suene algo”, contó entusiasmado el barítono que debió estudiar en poco tiempo un repertorio que comparó, entre risas, con una guía telefónica. “Volví a casa y no podía dormir de la emoción”, contó y reconoció que el proceso fue muy emocionante porque cuando la pandemia arrinconaba, y por momentos asfixiaba, “te preguntás si vas a volver a cantar”. Es que es inevitable que te atraviese la incertidumbre. La grabación se realizó el 8 y 9 de junio.

El entusiasmo es tan grande que, por ejemplo, hace algunos días Alejandro tuvo que asistir a una audición en Suiza para un nuevo trabajo y reconoció que tuvo muchas ganas de pedirle al jurado cantar una más. “Ya que puedo, aprovechemos el momento”, pensó sonriente.

Alejandro no se aleja de la información de Argentina. La sigue con rigurosidad. Si bien reconoce que es muy difícil compartir una receta, comentó que hoy los argentinos probablemente sientan lo que sintió él hace algo más de un mes. “Lo mejor es tratar de ser insistentes en hacer algo que les guste. Es importante aferrarse a algo en el tránsito hasta llegar a un mejor lugar”, compartió. Música, lectura, películas, series. Lo que sea. “Así la fui surfeando”, admitió.

Antes de la charla con El Cordillerano Radio, Alejandro había salido a disfrutar en bicicleta de la ciudad que tuvo ayer una temperatura de 32 grados.

Además del teatro y la música, el barilochense está feliz por poder reencontrarse con gente. Tiene dos o tres aperitivos por semana. Se abrieron los parques también y “no podés creer estar en el pasto”. Todo va volviendo de a poco. Cuando terminó de hacer los 6 kilómetros de bicicleta, se sintió agradecido.

Daniel Pardo

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