IMPULSOR DE DESARROLLO LOCAL

| 19/06/2020

Emilio Frey, intelectual y hacedor de turismo

Adrián Moyano
Emilio Frey, intelectual y hacedor de turismo
Willis está a la izquierda de la imagen, Frey a la derecha. Comisión de Estudios Hidrológicos, 1911.
Willis está a la izquierda de la imagen, Frey a la derecha. Comisión de Estudios Hidrológicos, 1911.

Desde que se asentó en Bariloche, buscó poner en práctica ideas que generalmente se atribuyen a Bailey Willis, con quien había trabajado en una comisión. Sin embargo, es probable que fuera suya la autoría de esas concepciones.

Más allá de la autoría sobre ideas que generalmente se atribuyen al geólogo estadounidense Bailey Willis, fue Emilio “Frey fue quien buscó sistematizar y capitalizar la experiencia del turismo incipiente en Bariloche, para generar una actividad económica alternativa que permitiera a la sociedad local superar la crisis económica evidenciada en los años de la Primera Guerra Mundial”, según estableció el recordado historiador Pedro Navarro Floria.

En los hechos, el oriundo de Baradero retomó el proyecto de Willis pero sumó una perspectiva local, en defensa de intereses barilochenses y regionales. Muy conocedor de la zona, se había desempeñado como asistente de Francisco Moreno mientras se llevó a cabo la tarea de peritar los límites con Chile y también, fue segundo del estadounidense durante la así llamada Comisión del Paralelo 41°.

Frey fue más tarde administrador del Parque Nacional del Sur, intendente de Bariloche y director de la oficina local de Tierras y Colonias, es decir, “el más calificado agente de la política nacional en el Nahuel Huapi”, según estableció el historiador. El investigador se detuvo en su figura en el trabajo que tituló “Procesos de resignificación, desarrollos locales y formación territorial en los Territorios Nacionales. El caso de la ‘Suiza Argentina’ entre los siglos XIX y XX”, al que ya recurrimos en otras oportunidades.

Según la reconstrucción, “como presidente de la Comisión de Fomento de San Carlos de Bariloche en 1916 y alentado por Moreno, elevó un memorial invitando al nuevo presidente Yrigoyen a visitar la región y expresando algunas de las aspiraciones locales. En ese texto, Frey reclamaba “la capitalidad de Bariloche para el nuevo Territorio Nacional de Los Lagos cuya creación estaba bajo la consideración del Congreso; la terminación del ferrocarril San Antonio -  Nahuel Huapi y sus ramales”, ya que “permitirían tanto el desarrollo industrial como el del turismo” además de “la habilitación de las tierras fiscales pastoriles –en particular, los lotes reservados de la Colonia Nahuel Huapi– para su ocupación por ‘colonos verdaderos’ que desplazaran a pobladores originarios sin títulos formales de propiedad”, dice el artículo de Navarro Floria.

Extensa enumeración

El pliego también incluía “el otorgamiento de títulos de propiedad sobre quintas y chacras vecinas; la expropiación o el parcelamiento de parte de las grandes estancias existentes alrededor del lago; la creación de un vivero regional y una chacra experimental; la construcción de varios caminos y puentes; el reemplazo de la lancha a nafta por un vaporcito para la Policía del lago; la instalación de una sucursal del Banco de la Nación en Bariloche; la construcción de edificios para la escuela estatal, el Juzgado, la Comisaría y la oficina de Correos y Telégrafos; la conexión telegráfica entre Bariloche y Puerto Varas (Chile) abriendo una oficina en Puerto Blest, lo que también beneficiaría al turismo; y la apertura del correo por el paso Pérez Rosales como alternativa al de Uspallata (Mendoza)”.

En relación con el proyecto de Willis, el petitorio subrayaba la importancia del ferrocarril para la puesta en marcha de “una nueva industria, la del turismo”. Según Navarro Floria, “la idea del turismo como industria local estaba presente en Frey desde el momento mismo en que se instaló en Bariloche, mientras trabajaba para la Comisión del Paralelo 41º. Indagando en su archivo personal, queda la sensación incluso de que el proyecto Willis de parque nacional tiene deudas importantes con la visión de este agente local”.

Precisamente, “Frey fue quien buscó sistematizar y capitalizar la experiencia del turismo incipiente en Bariloche, para generar una actividad económica alternativa que permitiera a la sociedad local superar la crisis económica evidenciada en los años de la Primera Guerra Mundial. En una carta de 1913, en la que Frey lamenta la renuncia del ministro Ramos Mexía y expresa su intención de radicarse en el Nahuel Huapi” porque el lugar “será en tiempo no muy lejano, para nuestro continente, lo que es ahora la Suiza y Noruega para el Viejo Mundo”. Además, el Parque Nacional del Sur sería “centro de turismo” y “germen de una nueva provincia”.

Mientras se extendía la primera presidencia radical, “Frey hizo esfuerzos por concretar tanto proyectos privados como un compromiso del Estado nacional con el desarrollo turístico del Nahuel Huapi, sin éxito”. A partir de 1922, como primer director del Parque Nacional del Sur y autor de su reglamento inicial, fue uno de “los principales impulsores de un proyecto de desarrollo local cada vez más volcado a la actividad turística”, de acuerdo en el objetivo con Primo Capraro.



El chalet "Los Cipreses".

Manito desde Buenos Aires

En la construcción de la imagen turística de Bariloche, mucho aportó una mujer a la que nos hemos referidos en los últimos meses en El Cordillerano: Ada Elflein, “que desde 1905 publicaba en La Prensa, el principal diario del país, relatos costumbristas e históricos, comenzó en 1913 a viajar por Argentina, Chile y Uruguay y a transmitir su mirada sobre los paisajes que recorría, la población y sus lenguajes, en forma de itinerarios”.

Como sabe el lector de este diario, “en ‘Paisajes cordilleranos’ relata un viaje realizado en compañía de dos amigas, auspiciado por el periódico, aconsejado por Francisco Moreno y por el director de Territorios Nacionales Isidoro Ruiz Moreno, y asistido en Bariloche por Emilio Frey. El itinerario fue de Buenos Aires a Zapala, San Martín de los Andes, cruce a Chile por Valdivia y Puerto Montt, y regreso por Bariloche y Neuquén. El viaje femenino es vivenciado como una extensión de la sociabilidad argentina a paisajes nuevos, y como una invitación a que otros reproduzcan una experiencia de la naturaleza que se centra en la asociación entre el sentimiento patriótico y la emoción ante la belleza del paisaje. Entre los atractivos destaca al lago Nahuel Huapi, y repone la comparación con Suiza”, destacó Navarro Floria.

En la misma línea se inscribió la mirada de Emilio Morales, quien direccionó sus escritos hacia “el renovado patriotismo de la década del Centenario y de la Gran Guerra europea, cuando una nueva ética permitía apreciar mejor el propio patrimonio nacional”, observó el investigador. “Una expectativa similar ante los efectos de la guerra aparece en la correspondencia de esos años entre Frey y Willis, que esperaban que quizás las circunstancias alentaran al gobierno argentino a ocuparse de la Patagonia”.

En esa línea y “con un propósito claramente propagandístico, entonces, el autor (Morales) emprende una descripción del itinerario Neuquén-Bariloche y de las posibles excursiones a realizar desde allí, por tierra hasta Esquel, Chile, San Martín de los Andes y San Antonio Oeste. Se trata de una verdadera guía turística concebida como repertorio de una inmensa variedad de destinos y atractivos locales perfectamente identificados, caracterizados y evaluados en sus posibilidades y recursos para el visitante”. Más de un siglo de historia turística.

Bases para el fomento y desarrollo

Ricardo Roth había adquirido “a la Compañía Comercial Chile Argentina los hoteles y transportes del corredor turístico de Puerto Varas a Bariloche”. En 1918, proyectó dividir su empresa (Andina del Sur) en una sección chilena y otra argentina. Para el segmento nacional, pensó en asociar a Emilio Frey, con base en Nahuel Huapi. “La nueva empresa contaría con los transportes entre el límite con Chile, Bariloche y Neuquén, y hoteles en Puerto Blest, Bariloche y el camino a Neuquén”, reconstruyó Pedro Navarro Floria. En Blest ya existía un establecimiento hotelero, pero la dupla pensaba ampliarlo.

Según el historiador, “sobre esa propuesta, inmediatamente Frey elabora unas ‘Bases’ para el fomento y desarrollo del turismo local, proponiendo asociar a la empresa de transportes Expreso Villalonga, a las empresas ferroviarias del Sud y del Pacífico –para cuyo fin realizó gestiones– y a La Veloz de los neuquinos Jones y Suárez. Además de presupuestar detalladamente cada una de las inversiones necesarias –hoteles, vapores, coches, caballos–, Frey identifica los itinerarios de las excursiones a realizar, ‘ponderados en recientes publicaciones’: los lagos Gutiérrez, Traful y Moreno, los cerros Campanario, Leones y Carmen de Villegas”.

Dos años después, “Frey bosqueja un proyecto de hotel en su propiedad de Los Cipreses, al pie del cerro Runge, consistente con la idea formulada en los informes de Willis. Si bien Bariloche sería el centro turístico de la Suiza Argentina, su hotel principal debía ubicarse en un entorno boscoso característico del parque, lo que lo pondría en la consideración pública nacional en un mismo nivel que los hoteles de Mar del Plata, Cacheuta o las sierras de Córdoba, ofreciendo el atractivo de lagos, selvas y cascadas -parafraseando el título de Morales- y facilidades para el alpinismo iguales o mejores que las de Suiza, Noruega o los Estados Unidos, y aprovechando la coyuntura de la Gran Guerra europea para atraer el turismo mundial”. En línea con sus pensamientos, se creó en abril de 1922 el Parque Nacional del Sur. Sin embargo, hubo que esperar más de una década para su funcionamiento concreto.

Adrián Moyano

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