EL TITIRITERO HARÁ UN APORTE ENTRAÑABLE

| 14/05/2020

David Ávila enseñará teatro de papel para alivianar la cuarentena

Adrián Moyano
David Ávila enseñará teatro de papel para alivianar la cuarentena
Ávila y uno de los teatritos.
Ávila y uno de los teatritos.

Motor de la compañía Títeres al Viento, para el programa “Cultura Argentina en Casa” ideó un tutorial basado con el kamishibai, un arte milenario que puede recrearse en la intimidad de cada hogar.

Integrante de Títeres al Viento, David Ávila postuló un proyecto entrañable al concurso “Cultura Argentina en Casa”: teatro de papel o kamishibai. El titiritero de Bariloche apostó por un tutorial que permita que las madres y padres que presencien el audiovisual, estén en condiciones de confeccionar su propio teatrito y disfrutar de la disciplina mientras se extiendan las cuarentenas, junto a hijos e hijas. Notable concepción.

Ávila describió el porqué de su iniciativa. “Presenté una propuesta de teatro de papel: kamishibai en japonés… Es un arte que al principio fue oriental y que ahora está desperdigado por todo el mundo”, enseñó. “Es muy lindo, un dispositivo artesanal que te permite contar un cuento mientras se muestran sus ilustraciones. Es como un teatrito de madera con puertitas, que uno las abre y adentro encuentra las imágenes. Es sumamente encantador para un espectador, ver una cosa así”, proclamó.

El artista se inclinó por el teatro de papel porque “me pareció que estaba bueno y que sumaba. Al principio, dudé si presentar un taller de títeres o de máscaras, pero quería agregar algo que no fuera tan conocido en Río Negro. Entonces, se me ocurrió que podría compartir esto, que lo vengo trabajando hace unos años e hice algunas capacitaciones. Mi papá es carpintero y me armó los teatritos, hoy tengo dos”, reseñó.

Parece simple pero encierra su complejidad porque además, “estoy trabajando con ilustradoras locales: Rocío Topetti y Quillen Alaniz”, completó Ávila. “Ellas ilustran los cuentos que estoy seleccionando, todos populares, pero en Cultura Argentina en Casa voy a proponer un tutorial que no tienen que durar más de 10 minutos, para hacer uno con cosas que estén al alcance de la mano: cajas de cartón, hojas y lápices”.

Así las cosas “la invitación va a ser a construir el teatrito con cartón y después, a dibujar, por más que uno no sepa. Uno puede recurrir a las imágenes de los ilustradores, con el permiso necesario, o largarse a dibujar uno. La tercera vía, que es la que más me gusta a mí, es contratar una ilustradora. Así que estoy contento de poder compartir esta propuesta, que conocí con Javier Eiras, hace siete años y quedé fascinado”, insistió.

El titiritero abrazó el kamishibai porque “me “me fascina la reunión en torno a la palabra: contar un cuento y mostrar la imagen... Me parece que profundiza en lo que me gusta del teatro: la reunión, el encuentro comunitario en torno a la palabra, disfrutar de una historia… Es tan artesanal y milenario que también ahí está su perdurabilidad. Hoy en día se puede seguir usando y genera un efecto mágico, de encantamiento, muy similar a lo que sucede con los títeres”, relacionó.

Entre las ruinas

Por otro lado, “lo que me atrae es la historia de este arte, que si bien es milenario y viene de las prácticas budistas, empezó a resurgir en el Japón de posguerra, cuando el país estaba destruido por la Segunda Guerra Mundial. Hubo unas personas que lo enganchaban (al teatrito) en las partes de atrás de sus bicis y recorrían las aldeas, pueblitos y barrios contando estos cuentos y mostrando las imágenes. En lugar de pasar la gorra, llevaban unas golosinas y después la función la vendían y así, se ganaban un mango. Como juglares del siglo XX, cosa que también me apasiona: el contador de historias, el andariego y el rescate de lo sencillo. Hoy en día creo que está muy lindo que cada familia pueda hacerse uno en casa y jugar con los hijos a contarse historias. El juego invita, tanto a seleccionar una historia como a inventarla. También hay algo de lo manual y la inventiva, que me encantan como valores”, insistió.

Como trabajador de la cultura que vive de sus funciones, el impacto económico de la cuarentena “fue duro. Todos conocemos las consecuencias a nivel laboral. Me dio mucha pena porque Vero Montero (secretaria de Turismo, Cultura y Deportes) nos había invitado a hacer el ciclo en Dina Huapi, entonces teníamos funciones hasta octubre”. Ávila se refería a la sucesión de funciones que durante el año pasado, recreó con Títeres al Viento en la Biblioteca Sarmiento, cuya continuidad en 2020 también está interrumpida.

En esa línea, “me dio mucha pena la función que se suspendió en el Simposio de Literatura porque íbamos a actuar frente a gente como María Teresa Andruetto, para nosotros era un sueño y de pronto se pinchó”. Se trataba del VII Simposio de Literatura Infantil y Juvenil en el MERCOSUR, cuya realización estaba prevista en Bariloche en abril pasado. Ante la sucesión de suspensiones y cancelaciones, “pasé un par de semanas con mucha bronca en la parálisis, no sabía para dónde disparar y el propio público nos fue invitando a seguir compartiendo nuestro arte a través de las redes sociales”. Y las ventanitas se siguen abriendo.

Igual es divertido

La demanda surtió efectos. “Te puedo decir que estoy haciendo cumpleaños vía Zoom sin que yo lo impulsara, la gente lo pidió y no es lo mismo pero igual es divertido, porque sigo jugando con mis títeres”, admitió David Ávila. “Los chicos siguen viendo a los títeres saludándolos en sus cumples y eso está bueno. Por otro lado, largué un taller en línea para hacer un poquito de docencia, que también me estaban pidiendo”, describió el titiritero.

Asimismo, surgió una chance novedosa. “Con Nancy (Videla, su compañera) estamos por largar la tienda de títeres: nos presentamos a una licitación que abrió Cultura de Nación a través de unas referentes locales para fabricar títeres y otros objetos lúdicos”, indicó. “O sea que estamos con la fabricación de títeres, los talleres y las funciones en línea. Eso me puso de nuevo en la actividad y también me estoy presentando a todas las convocatorias habidas y por haber: el Instituto del Teatro, el Fondo Nacional de las Artes, teatros de Buenos Aires que están recibiendo monólogos y obras… Pero lo que me apena es que siguen con la metodología del concurso y la selección porque todos la estamos pasando mal. Buscar al mejor me parece una burrada, pero es lo que tenemos”, se contentó.

Adrián Moyano

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