CON BOMBOS Y PLATILLOS

| 04/05/2020

Bariloche festejó durante años el primer izamiento de la bandera argentina en la región

Diego Llorente
Bariloche festejó durante años el primer izamiento de la bandera argentina en la región
Uno de los desfiles de bautismo de calles, que se hacían por entonces. (Foto Archivo Visual Patagónico)
Uno de los desfiles de bautismo de calles, que se hacían por entonces. (Foto Archivo Visual Patagónico)

En las primeras décadas de historia de aquel pueblo incipiente, Bariloche celebraba el 2 de abril de cada año, con diferentes actividades sociales, para conmemorar la fecha en la que se izó la bandera nacional en el cerro Carmen a manos del coronel Conrado Villegas en la denominada “Conquista del desierto”.

En su trabajo “Identidades en pugna, lo local y lo nacional en las conmemoraciones barilochenses”, las historiadoras Alina Carey y Laura Marcela Méndez, repasaron diversas fiestas que se celebraban por estas tierras entre 1910 y 1934.

Así fue que concluyeron que con orgullo celebraba Bariloche, la denominada “Conquista del desierto” y se situaron en 1927, cuando llegó Antonio Tiscornia a la aldea de montaña. Se trataba de un militar que había participado en la “guerra contra el indígena”.

Por lo que ante la inminencia de su visita, se decidió festejar el 46º aniversario del 2 de abril, fecha en la que se izó la bandera nacional en el cerro Carmen a manos del coronel Conrado Villegas.

La reseña cuenta que nada se dejó librado al azar: la banda de la Policía de Río Negro dio la bienvenida en clave musical; Ferrocarriles del Estado abarató los pasajes para promover la afluencia de turistas y se organizó un tour desde Buenos Aires al Nahuel Huapi; y el “Centro Militar de Expedicionarios al Desierto” envió una placa a colocarse en la pirámide que se estaba construyendo en el lugar histórico.

El programa comenzó el 30 de marzo con la recepción del gobernador en punta de rieles, y una bienvenida formal en la escuela 16. Continuó con un paseo por el lago Nahuel Huapi en el vapor El Cóndor, cedido por Primo Capraro, quien también obsequió el almuerzo a bordo. Ese día finalizó con un baile social que comenzó al atardecer.

El primer día de abril de aquel año, se realizó un paseo en automóvil y el bautismo de cuatro calles céntricas con el nombre de “expedicionarios del desierto”: los generales Conrado Villegas y Nicolás Palacios, el vicealmirante Eduardo O’Connor y el sargento Andrés Rolando.

Luego de escuchar el discurso del director de la escuela 16, comenzaron los juegos populares y carreras de sortija, para culminar ese día con otro baile popular en la cancha de pelota del pueblo. El 2 de abril a la salida del sol, veintiuna bombas de estruendo y diana despertaron a los vecinos. A las nueve de la mañana, se efectuó una salida al cerro Carmen, una misa, el himno nacional coreado por los alumnos, la inauguración del monumento, almuerzo popular, una conferencia cultural y banquete oficial.

Para el año siguiente, a los festejos habituales se le sumó el bautismo de otras seis calles de la ciudad. En cada una de las ellas pronunciaron un discurso el representante del gobierno, los miembros de la escuela nacional y algún acaudalado vecino. Luego siguió una función cinematográfica nocturna en el Cine Bar Bariloche que culminó con un vermut danzante.

El 2 de abril del 28, el vecindario íntegro se encaminó en camiones, coches y cabalgaduras al monumento levantado en el cerro Carmen, donde se desarrolló el acto central. Tras regresar al pueblo se ofició un solemne Te Deum, seguido por un almuerzo popular y una serie de juegos hípicos e infantiles. El día fue despedido con salvas de fusilería y bombas de estruendo, tal como se hiciera a la mañana a la salida del sol. Banquetes y paseos fueron corolario de la jornada.

Las historiadoras relataron que la conmemoración del dos de abril se repitió año tras año hasta el primer lustro de la década de 1930.

“De la liturgia de los actos, llama particularmente la atención la dimensión nacional que se pretendió dar a la conmemoración. La prensa de la época reiteraba el reclamo barilochense de que la Argentina se hiciese eco de esta fecha y que en diferentes puntos del país se replicara el homenaje”, expusieron en su trabajo.

Y concluyeron: “Resulta curioso el intento de utilizar el acto como una atracción turística. La casa ‘Valle’ filmó el acto y luego la película fue exhibida en Viedma, en el teatro Garibaldi de Carmen de Patagones (Provincia de Buenos Aires) y aún en la Casa Rosada, donde fue aplaudida por el presidente Alvear. También resulta interesante la reconstrucción del dos de abril como un día de pacificación y armonía nacional, en el que los pueblos indígenas se sometieron voluntariamente al mandato del Estado argentino”.

Diego Llorente

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