¡AL FIN LLEGÓ “ES LO QUE HAY”!

| 30/03/2020

Está en línea el primer álbum de El Alambique

Adrián Moyano
Está en línea el primer álbum de El Alambique
La banda en Pucón, en el mes de febrero pasado.
La banda en Pucón, en el mes de febrero pasado.

La banda que fundaron 20 años atrás Santiago Azar y Nahuel Iglesias ya suena digitalmente. Quince temas bien parados en el “blues, jazz y otros colores” que pregona el grupo, con marcado tinte humorístico.

Se merecía otro lanzamiento pero como dice su título, “Es lo que hay”. Desde las 0 del último sábado está disponible en YouTube y en Soundcloud el primer álbum de El Alambique, la banda más veterana del blues local. Solo al considerar que el grupo cumplirá durante el año en curso 20 de existencia, puede afirmarse que es el registro más esperado de la escena doméstica. En el lenguaje casi universal del blues y otras músicas afines, un producto indiscutiblemente barilochense.

El álbum arranca con “El vecino”, un aire de funk con teclados y vientos al frente, para relatar una historia bien de pueblo. La voz de Verónica Gil espeta unos cuantos reclamos contra precisamente, un habitante cercano, cuyos animales domésticos no respetan jurisdicciones. Pero además, el hombre se hace el oso con ciertas cuentas en común. El solo de guitarra recuerda por su sonido a BB King, quien precisamente influyó decisivamente en las elecciones musicales de Santiago Azar.

“No tengo un peso más” se inscribe en la tradición del blues argento de los 80 y por su letra, hasta podría considerarse una canción de protesta.

“Cobré mi sueldo hace 10 días / ya no tengo un peso más”, dice. La descripción de la heladera vacía puede tanto inducir una sonrisa como sonar dolorosamente familiar, en millones de trabajadores argentinos. El piano y la guitarra se suceden en las intervenciones solistas y el coro, disimula el panorama dramático.


Portada del álbum.

El banjo, el clarinete, el ritmo y la voz lejana remiten la escena a otras geografías en la década del 20 o 30, pero “Perros sueltos” es tan barilochense como el Nahuelito. Refiere a la odisea que deben vivir a diario centenares o quizá miles de peatones al salir o regresar de casa, cuando enfrentan -en ocasiones- decenas de canes que ladran y ladran, peligrosamente cerca de las pantorrillas. El protagonismo del clarinete corre por cuenta de Tomás Villalobos. Final a toda orquesta con el bajo y la batería dándose gustos.

En “Estás muy a la moda” aflora la faceta irónica de Azar en toda su dimensión. Otra muestra de “ritmo y blues” con la banda a full, para reírse de quienes están al día con la utilización de vocablos en inglés: tips en lugar de consejos, cup cakes en vez de tarteletas y hacer un break a cambio de parar un rato. De nuevo la posta entre piano y guitarra, mientras resulta imposible dejar quieta la patita. Blues criollo.

Pulcritud y estereotipos

“No toques ahí” es el discurso de una mujer en extremo pulcra en su hogar, que inclusive antes de la cuarentena obligatoria de las últimas semanas, ya exigía puntilloso lavado de manos pero para evitar manchas en ropas recién limpias. Los vientos y la base se embarcan en un sonido envolvente que permite el viaje de la encordada por los siempre amigables senderos del rock y el blues.

Las cosas se aquietan en “Kilos de más”, esos que “llegaron con los años / y se instalaron acá. Con tanto estereotipo / me empecé a sentir mal”, reclama la voz de Gil, a tono con las visiones más recientes sobre los ideales de belleza. “No hay nada que adelgazar / soy una mujer normal”, vocifera con convencimiento, después de una enumeración de dietas ridículas. Aquí es el saxo que se luce individualmente, mientras se escuchan aclamaciones de público.

“Es lo que hay” marca la mitad del recorrido del álbum, con vocación swing. La letra parece una profecía: “Hay faltante de productos / en la góndola local. Han pasado los años / y ya nada es igual”. Por las dudas, recordemos El Alambique grabó su producción durante 2019, cuando la pandemia en curso no estaba en los cálculos ni del más pesimista. Sin embargo, su crítica es más de largo plazo y refiere a un deterioro estructural que no tiene que ver con emergencias para luego, pasar al rubro sentimental. Los “otros colores” de los que hace gala la banda, en plena expresión.

En “El mambo de la separada” la banda coquetea con estéticas afrolatinas, para narrar la historia de una mujer cuyo vínculo conyugal se acaba de quebrar y enfrenta una serie de contratiempos: desfase de horarios, niños que demandan, jornadas interminables y desperfectos mecánicos.

Imposible no recordar los mejores discos de Carlos Santana, cuando el rock se abrió a la exuberancia sonora de otras latitudes.

A través de “Remedios de Escalada”, El Alambique camina por un rato en dirección al jazz para bromear sobre el deterioro de la salud que viene con el paso de los años y la consecuente batería de medicinas con que -como norma general- se intenta enfrentar el desgaste de la máquina. Elegantes diálogos entre la guitarra y los teclados, para rematar con un comentario sobre la dificultad de encontrar “la pastilla azul” en el lío de cajitas.

Hecho en Bariloche

La introducción de “El temporal” se vale de un momento radial típicamente barilochense, al que protagoniza uno de los conductores más populares del medio. La contradicción de siempre: la nieve como atractivo de los pudientes y flagelo de los menos bienaventurados. La letra encierra una crítica a un conocido meteorólogo y también a los servicios que pronostican desde sus páginas webs y “mandan fruta”. La guitarra canta a la par de Gil mientras esbozamos una sonrisa.

“Me voy” es del todo bailable y como podía sospecharse, habla sobre la decisión que adopta una mujer, con aires triunfales: “ya estoy harta de todo / y no pienso volver”. El trayecto del recorrido más cercano al rock and roll del álbum, aunque con decisiva participación del saxo. A raíz del tono feminista del tema, quizá no esté de más recordar que es Azar el responsable de las letras y las músicas.

Precisamente, el líder y primera guitarra del grupo disfruta enormemente de “Ya estoy”, el tema que cuenta con la participación del estadounidense Michael Hill en la introducción y en el dueto del final con la voz. Se trata del blues más clásico del álbum, con la contribución insoslayable del piano en la gestación de la atmósfera. La historia bromea sobre las diferentes nociones de puntualidad que existen en ciertas relaciones de pareja y en verdad, la intervención de Hill resulta colosal. Punto alto.

En “El asado” la banda transita a pleno. Imposible no reírse en la primera escucha cuando ante las expectativas que despierta en la invitada la chance de acometer una parrillada, se encuentra una vez en destino con sahumerios y gente que se sienta en el suelo para recibir “zanahoria a la parrilla / en un pan integral” y otras delicias de esa índole. En el contexto de un álbum donde el humor siempre está presente, la carcajada queda a punto, y a velocidad de boogie.

El asunto comienza a finalizar con “Bolero del tanguero”, en coautoría con Daniel Cuenya. Como podía sospecharse, una burla en tono de supuesta infidencia amistosa hacia un “cornudo” otrora presumido, que ahora, solo puede llorar. Largos pasajes instrumentales al comienzo y antes del final, en un implícito cuestionamiento a temáticas tan trilladas en ambos y clásicos géneros.

Para el final, uno de los temas más veteranos de la banda, del que precisamente surgió su nombre: “El alambique”. “Destilando gota a gota / destilando puro blues. El mejor de los licores / sale de aquí en forma de blues”, habitual cierre en los conciertos de la banda. El que seguramente irá a sonar cuando llegue el esperado momento de presentar en vivo “Es lo que hay”, una vez superadas las restricciones ante la pandemia. Será un acto de justicia.

El staff

En 2020, la multitudinaria formación de El Alambique se integra con: Nahuel Iglesias (bajo y cofundador del grupo); Marcelo Fayer (guitarra); Verónica Gil (voz); Santiago Azar (guitarra); Juan Manuel Zito (batería); Lisandro Gambini (saxo alto); Marco Giupponi (saxo tenor); Luciano Giúdice (teclado); Alejandra Mendelsohn (coros) y Cecilia Correa (coros). Grabó el registro en Bariloche, Matías Campos Bianchi.

Adrián Moyano

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