¿QUÉ SERÁ DE LA VIDA DE…?

| 19/03/2020

Natalia Gutiérrez, campeona argentina de enduro y reina de la Nieve

Martín Leuful
Natalia Gutiérrez, campeona argentina de enduro y reina de la Nieve

Fue campeona argentina de enduro en 1997 y campeona patagónica. Fue la primera mujer barilochense en seguir un campeonato nacional de su deporte, además de haber sido elegida reina de la Nieve.

Natalia Gutiérrez, una barilochense nacida el 12 de noviembre de 1979, hija de Eduardo Gutiérrez y Viviana Picca, cuenta su historia, una de las más ricas dentro del deporte local. Fue campeona argentina de enduro en 1997 y campeona patagónica. Todo ello el año que fue elegida reina nacional de Nieve. Se ríe de la dualidad de su juventud y comienza diciendo “por ahí me tenía que poner un vestido en alguna fiesta protocolar para representar a Bariloche al ser reina de la Nieve y tenía todas las piernas con moretones por los golpes con la moto de alguna carrera del fin de semana anterior”.

La ex reina de la Nieve recuerda su pasado deportivo diciendo “a correr arranque a los 16 años, siempre enduro o algunas de super enduro, los saltos no eran lo mío, pero me encantaba andar por la montaña. Creo que comencé con todo esto porque nací y me crié en un ambiente de moto. Yo tenía 6 meses y para dormirme mi papá me sacaba a dar una vuelta en moto. Entonces siempre estuve arriba de las ruedas. Pensá qué adentro mi mamadera había nafta” (risas).

Natalia Gutiérrez indica que “mi primera moto la tuve a los 8 años y tiene una muy linda historia. Siempre soñaba con tener una bici. Era muy chica y el pasar económico de mis padres no daba para que me compraran una moto. Entonces le pedía a Dios y al universo que quería tener una. En esa época a un amigo de la familia se le cayó una moto que tenía desde una compuerta que se le abrió y se le rompió mucho. Entonces se la vendió a mi papá bastante más barata. La metió en un galpón que teníamos y que me gustaba entrar, pero me prohibió hacerlo y yo sentía una gran frustración por eso. Sucede que él en ese lugar trabajaba para darme de regalo mi primera moto, una Dax, ahí entendí que todo lo que deseamos desde el corazón en algún momento llega”.

Sus primeros pasos, con el casco de Eduardo, su padre.

Gutiérrez cuenta que “aprendí a andar en moto grande con una Suzuki RM 350 y luego con una Yamaha YZ250. Mi primera competencia fue en el cerro Catedral, recuerdo que diluviaba, estaba horrible, creo que salí décima. En el comienzo corría contra hombres porque no había categorías damas. En esa carrera estaba feliz porque había terminado. Luego comencé a tomarme las cosas un poco más en serio, a tomar conciencia que me quería dedicar a esto y que los entrenamientos eran otros. Empecé a andar mucho más fuerte. Salía a entrenar con mi papá y sus amigos y tenía que seguirles el ritmo”.

Llegaron los podios

A Natalia Gutiérrez se le dibuja una sonrisa al contar que “mi primer podio fue en Neuquén, donde salí primera en categoría damas, que, después de mucho tiempo, se había creado. En las competencias del cerro Otto siempre estaba en promocionales, entre hombres. Tuve algunos segundos, terceros lugares o cuartos y a muchos de los chicos que me enseñaron a andar o me acompañaban por ahí les ganaba en carrera. Es que en el momento que largaba siempre me enceguecía, era como que no me importaba nada más”

A punto de largar en una de las fechas del certamen de enduro. A su lado su papá Eduardo.

Campeonato Argentino

La exendurista sentencia: “Cuando empezamos a ver que me gustaba, que lo hacía con responsabilidad y que andaba bien, mis padres decidieron que íbamos a seguir el Certamen Argentino. Me acuerdo, viajamos a todos lados. Mendoza, La Rioja, Neuquén. Eran casi todos los fines de semana yendo a correr y como ya comenzaban a correr muchas chicas, habían creado la categoría y algún podio ligaba. Gané carreras y ese año, justo cuando fui elegida reina de la Nieve, salí campeona argentina. Me acuerdo que esa categoría fue creada después de un tiempo, cuando logramos juntarnos 12 o 15 chicas”.

Estar en un ambiente de varones

Natalia relata que “No me costó ingresar en el ambiente de hombres, yo empecé a correr contra ellos y cuando comencé, era reina de la Nieve y tenía esa dualidad. Ponerme los tacos y las botas de la moto. Cuando me tocaba ir a algún lugar como reina, me subía con unos moretones en las piernas (risas). La gente me decía que yo era re femenina en un punto y después me subía a la moto y me transformaba. De todas maneras nunca pensé eso de que corría contra los hombres, no lo vivía como una rivalidad, sino como un deporte y como tal trataba de disfrutarlo al máximo, era diversión mía, yo quería hacer lo mejor posible y obviamente estar en el podio. Mis viejos siempre me acompañaban, me sentí en todo momento súper apoyada por ellos”.

Ganar entre hombres

Gutiérrez indica que “por ahí me ganaba uno o por ahí me tocaba ganar a mí y éramos los mismos que salíamos en la semana a entrenar juntos.

Corrí durante tres años seguidos, después ya me tuve que poner a trabajar porque la cuestión financiera no daba. Vendí la moto para comprarme el pasaje para irme a Andorra a hacerlo, soñando que cuando venía me compraba una moto mucho mejor y todavía hoy sigo con ese sueño”.

Mujeres en el deporte de Bariloche

Natalia Gutiérrez no fue la primera mujer amante de las motos. Mucho antes estuvo Tufi Pérez de Villa que alguna vez compitió, solo que Natalia fue la primera en conseguir un campeonato y ganarlo. Lo mismo pasó con el automovilismo. La primera mujer corredora barilochense fue Laura Fenoglio, que corrió tres competencias en el orden local, luego la siguieron entre otras, Sonia Weyreuter que estuvo en una categoría nacional durante varios años, dejando bien representada a la ciudad.

Natalia Gutiérrez mamó el motociclismo desde pequeña. En la foto luego que su papá terminara una competencia.

Historias y anécdotas

Todos tienen anécdotas e historias. Todos los que alguna vez siguieron un deporte competitivo. Gutiérrez recuerda que “Pasaron muchos años, fueron muchas carreras y todas tuvieron una. Recuerdo de haberme perdido en algún día de reconocimiento en Neuquén y que tuvieron que salir a buscarme. El primer palo fuerte que me pegué fue en Bolsón, recuerdo que me bajaron en moto porque me había fisurado el tobillo y todos miraban como asombrados que era una chica, no podían creer que una chica corriera en moto”.

Viejo, mi querido viejo

Cuando Natalia habla de su papá sus ojos brillan, es que fue un gran motivador y la acompañó siempre “recuerdo que él me decía ‘¿vos querés correr en moto? Te la arreglás’. Y con eso me decía que tenía que limpiar el filtro de aire, tener la moto con nafta, siempre en condiciones y lista. Recuerdo los viajes al Argentino, horas viajando y charlas interminables con mi papá, de padre a hija, creo que extraño mucho eso”.

De vacaciones en familia en Las Grutas.

Viviana Picca

Es el nombre de su mamá, y en su relato, Natalia Gutiérrez cuenta algunas cosas. “Mi mamá es fanática de las motos, siempre acompañó a mi papá y creo que todo fue natural en mi casa, ellos habían tenido cuatro mujeres y una, o sea yo, era fierrera. Ella igual me decía ‘Nati, todo bien con la moto, pero después ponete una pollera o dejá el buzo con la remera hasta la rodilla, sos una nena, pintate la uñas’. Ella siempre acentuaba mi parte femenina. Pero no dejaba de acompañarme en todo lo que yo decidía encarar”.

El apoyo de sus amigos

“Ninguna de mis hermanas corrió, eran más tranquilas. Julieta (38), Gabriela (36) y Guadalupe (29). Recuerdo que en mi colegio, hice desde jardín hasta la secundaria en la Dante, no es que era una ídola, pero me apoyaban siempre. Jenny Passeggi me acompañó a todas las carreras del Argentino, con mi papá. Ella era como mi sostén y venía de una familia que siempre mamó el motociclismo. Su hermano Gustavo es un gran corredor. Nunca le pregunté por qué ella no corría o nunca corrió. Nunca me voy a olvidar del colegio que siempre me apoyaba. Cuarto y quinto año yo falté mucho. Entre ser reina de la Nieve y correr, era una semana faltar para una cosa y a la siguiente para la otra”, detalla.

Natalia, reina nacional la Nieve.

Natalia hoy

Su vida hoy transcurre en su casa en El Manso, lugar en el que siempre quiso vivir. Junto a su pareja, Esteban Bauer, tuvo un hijo, Thiago. Desde el 2000 trabajó como patrullera en Catedral, Las Leñas, Villa La Angostura y Andorra. Hoy es madre, y masajista y se dedica a terapias alternativas.

Natalia comaprte que “hoy con mi papá me llevo re bien, tenemos esa conexión y por ahí creo que extrañamos esas charlas eternas y compartir esa pasión de la moto. Mi viejo no tiene una, pero cada vez que puede sube y siempre tenemos esa nostalgia de volver a compartir eso tan lindo”.

Gracias totales

Natalia termina diciendo que “creo que tengo que decir que le estoy eternamente agradecida a mis viejos por todo lo que hicieron conmigo, el enduro y la moto. Ellos me plantaron la semilla que fue creciendo y ellos fueron los que la regaron y esa nostalgia de querer volver a vivir momentos donde uno fue muy feliz y por eso si mi hijo me dice ‘mamá quiero correr en moto’, no dudaría, primero porque es muy sano hacer un deporte, cuando ese deporte se hace desde la pasión. El deporte me dio valores. Aprender a cuidar lo propio, te doy la moto pero tenés que hacerte cargo.

Responsabilidad, por ejemplo mi papá me dijo ‘el día que te vea sin casco te saco la moto para siempre’. Respetar la palabra, él nunca me dejó que fuera a la calle Mitre a hacerme la canchera. ‘Te doy la libertad, pero usala a conciencia’, me decía”.

 

Martín Leuful

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