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| 17/03/2020

Natasha Marolt, un eslabón importante en la historia del esquí local

Texto: Martín Leuful Fotos: Facundo Pardo
Natasha Marolt, un eslabón importante en la historia del esquí local
Natasha Marolt en diálogo con El Cordillerano. (Foto: Facundo Pardo)
Natasha Marolt en diálogo con El Cordillerano. (Foto: Facundo Pardo)

Fue una gran esquiadora barilochense. Gran parte de su vida estuvo muy vinculada a las competencias de este deporte. Su última competencia internacional la realizó en Vail, cuando decidió retirase.

La historia del esquí está llena de personas que han sido parte de lo que es hoy. Muchos con más palmarés o más conocidos, otros no tanto, pero son cientos lo que atletas, dirigentes que desde un lugar y otro, trabajaron a lo largo de los años. Una de ellas fue Natasha Marolt, una reconocida esquiadora que tuvo sus títulos y que participó de una época dura, donde todo era a pulmón y donde cada familia se hacía cargo de viajes, estadías, equipos y demás.

Natasha Marolt comenzó a esquiar a los 4 años, en “traganieves, del Club Andino Bariloche”, recuerda con una sonrisa. “Me enseñó a esquiar, Goldy Baratta, la verdad un genio, sigue dando clases en el club. Recuerdo que en esa época había muchas madres que enseñaban, la mamá de Juan Gardella, la mamá de los Perner. Mi padre, Primoz Marolt, no esquiaba, pero nos mandó, primero a Mariano, luego fui yo y más tarde Vanesa y Nico”.

Marolt recuerda con mucha alegría que “comencé como todos, y en cuanto a la competición fue algo a lo que fui llegando por el mismo club y por mi mamá que era muy competitivo. En esa época corría contra Carolina Eiras si no coincidíamos, ganaba, pero si estaba ella, se llevaba los triunfos”.

La ex competidora Natasha Marolt dice que “me acuerdo de un certamen patagónico que se hizo en Bariloche y que gané todo, todas las carreras. Luego pasé a FIS y ya me crucé con Carolina Eiras, Astrid Steverlynck y Carolina BIrkner. Fue una época muy divertida, tanto la de juvenil, como la de F.I.S. En la primera con el Club y cuando pasé a las competencias de la Federación Internacional de SKI ya todo fue más serio, fue una más sacrificada que la otra”.

Primer viaje internacional

Natasha Marolt cuenta que “cuando tenía 13 años viajé a Eslovenia, como mi hermano Mariano, con Keen Van Ditmar y Alejandro Bravo. Ya en el continente Europeo corrí en el Topolino, una de las competencias más importantes infantiles del mundo y en el Škofja Loka, en las dos con el equipo Sloveno, representando a la Argentina. Después viajé dos veces más a Europa y la última fue al Campeonato del Mundo en Vail en 1989, cuando dije basta. Era una época donde era todo pago por nuestros padres, siempre había conflicto, si no tenías dinero no ibas. Recuerdo que alguna vez estuve seleccionada, pero mi padre no tenía el dinero para ese viaje y viajaron los que estaban clasificados detrás mío”.

 Natasha junto a Bravo, Van Ditmar, y su hermano Mariano, en Slovenia

El deporte enseña

Marolt continúa diciendo que “rescato de esa época cosas que me quedaron para siempre, el amor por el deporte, por la montaña, por la vida sana, por los amigos. Sigo teniendo amigos de esa época, Magdy Kast, Tatiana Lulich. En esa época teníamos una gran conducta, el deporte me enseñó muchas cosas, que hay que trabajar mucho para triunfar y que había que entrenar”.
Anécdotas
Recuerdo mucho los viajes largos, íbamos en el colectivo que parecía una cafetera, muy lento. Me acuerdo de una competencia donde Hugo Francioni, que era mi entrenador, gano la primera manga de un slalom y me dice que tenía que ganar la segunda. Entonces mi reacción fue decirle que – no me metas más presión, si no vayan a correr ustedes a ver si la ven tan fácil- (risas). A Hugo lo amábamos, como entrenador y persona siempre fue espectacular. Ricky Aguirre fue entrenador mío, y todos los que pasaron fueron dejando sus cosas. Hoy sigo haciendo deporte, juego al Golf por amor a mi marido, hago bicicleta, corro, todo lo hago por placer. Me gusta mucho la actividad física, me gusta acostarme a dormir y sentir el cansancio físico de haber hecho actividad durante el día”.

Natasha Marolt en una de las tantas competencias

Marolt se acuerda de otra anécdota, en el mundial de Vail. “Para el mundial de Vail veníamos entrenando mucho, hacía un mes que estábamos con mucha actividad física. En esa época, a mí, la velocidad no me gustaba y le había propuesto a la federación que yo quería correr sólo slalom. Ellos (La Federación Argentina de Ski y Andinismo) me dijeron que tenía que correr todas las pruebas, que tenía que ser una atleta completa. Entonces tuve que correr el descenso (prueba de velocidad). En Argentina no se entrenaba mucho esa prueba. En la largada de ese día, hacía mucho frío, eran como -30 grados. Cuando largo, se me quedó el bastón con el guante y corrí toda la prueba con la mano helada. Cuando llegué, nadie se fijaba en mi resultado. Todos estaban preocupados en calentar mi mano”.

“Mis amigas salían, yo
tenía que entrenar”

Marolt cuenta que “en el deporte sacrifique cosas por las competencias. Ojo, nada que hoy me pese. Lo principal es que dejas en la juventud son las salidas. Cuando mis compañeras de colegio salían, yo entrenaba. Ahora mis hijos lo sufren, porque como yo no salía, entonces les digo que no salgan tanto. Como madre soy muy hincha, muy exigente”. Martina ama el hockey y Santiago es un gran golfista. Ellos fueron esquiadores, compitieron, pero ninguno quiso seguir”.

Marolt siempre amó el esquí

Malos recuerdos

Natasha Marolt recuerda una mala experiencia en uno de sus viajes. “ Me acuerdo de un viaje a Eslovenia el entrenador era muy bravo, muy machista, y eso me costó mucho . Me acuerdo que una vez teníamos que llegar a la fábrica Elan de esquíes y yo necesitaba ir al baño y no llegaba y le dije “por favor pará”. Recuerdo que cuando llegamos yo no podía bajar porque estaba con mucho dolor, cuando bajé, estuve una hora en el baño.

La evolución
del esquí

La barilochense Natasha Marolt cuenta que “en esa época todo era difícil desde lo dirigencial. Yo años más tarde estuve en FASA y con muchas cosas me taparon la boca, porque estando dentro endendí todo. Cuando era esquiadora criticaba mucho, siempre pensaba que nos ponían palos en la rueda, que estaba en contra mía, pero estando adentro vi que no era así. Hoy los chicos tienen cien veces más apoyo que nosotros. Hoy tienen plan de becas deportivas. Tienen mucho, lo que no sé, es porqué no llegamos. Las condiciones humanas están y la parte del esquí. Muchas veces tenemos más cantidad de horas de esquí que en Europa, pero lo que aprendí es que nos falta mucho la preparación física y también los recursos de materiales.

 

Su pensamiento

La ex competidora, Natasha Marolt recuerda que “tenía de ídola a Breni Schneider, una suiza Luego corrí contra ella en el Mundial de Vail. Fue cuando dije basta a todo, porque estábamos a años luz. Yo me sacrificaba mucho y veía que la distancia era enorme. En esta época teníamos un plan de entrenamiento por un entrenador francés. En el equipo estaba Clemente Arko y realmente entrenábamos mucho”.

Sobre el deporte Marolt dice que “el ski me dio mucho, mucho mundo. Si no hubiese esquiado, no habría tenido viajes. Pensá que me fui a vivir 12 años a Suiza como instructora, eso sin el ski no hubiese pasado. Sólo tengo palabras de agradecimiento a este deporte, me dio los viajes, amigos, la gente. Yo de Suiza, volví todos los años a visitar a mi familia y en uno de esos viajes me reencontré con Gonzalo (Caride) que es mi marido, hace 19 años ya que estamos juntos.

Sobre los cambios en el deporte Marolt sentenció que “a este deporte le cambiaría que los chicos tienen que disfrutar más del deporte en sí. Hoy están tan metidos en la competición que se olvida de disfrutar, pierden ellos mismo la esencia del deporte. Hoy ellos piensan en tener el casco, la combinación, los últimos esquíes, piensan en la marca y dejan de lado lo fundamental. Por ejemplo los chicos de Iván (Bonacalza) corrían sin lo último, y les iba exactamente igual que al resto. Los ves a todos los chicos, terminan de correr y se quedan abajo, sentados con los teléfonos y por ahí es un día precioso y no esquían más, con la excusa que -ya corrimos- y fueron sólo dos bajadas. Se perdió eso de subir, esquiar, saltar, divertirse, hoy están muy enfocados en la competición”.

 

Texto: Martín Leuful Fotos: Facundo Pardo

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