LUEGO DE SEIS MESES DE ESTUDIOS EN EL SALVADOR IRÁ A VILLA ITATÍ EN BUENOS AIRES

| 08/02/2020

El padre Miguel Haag parte hacia un nuevo rumbo y el Alto de Bariloche lo va a extrañar

Susana Alegría/ Fotos: Tonny Romano
El padre Miguel Haag parte hacia un nuevo rumbo y el Alto de Bariloche lo va a extrañar
Miguel, junto a dos de las voluntarias.
Miguel, junto a dos de las voluntarias.

El padre Miguel, de la parroquia San Cayetano del barrio El Frutillar, finaliza otra etapa de su vida y se va rumbo a un nuevo destino. Su paso por Bariloche y sobre todo por los barrios del Alto no será olvidado.

Es que ha tenido el don de lograr que muchas personas descubran que son capaces de salir adelante y de trabajar en pos de una calidad de vida mucho mejor. Nada de esto se consigue caminando solo y la vida en comunidad es un regalo que dejará en los corazones de todos.

Poco se sabe de su vida porque en cada entrevista, generosamente ha cedido el lugar a otras colaboradoras o colaboradores, evitando siempre el lugar del protagonismo. En esta oportunidad, como se trata de un hasta luego, el momento lo amerita.

Miguel Haag nació y se crio en el pueblo de Quehué, provincia de La Pampa. Sus padres Enrique y Margarita tuvieron 7 hijos varones y cuatro mujeres. Cuando estaba cursando sexto grado tomó la primera comunión en la capilla San Lorenzo.

Luego se fue a estudiar a Buenos Aires en un colegio de la congregación salesiana “ahí me entusiasmé con Don Bosco, que fue su fundador y a partir del año 82 soy uno de ellos, en el 87 hice la profesión perpetua, es decir, hice el compromiso de vivir como salesiano para siempre y en el 92 me ordené como sacerdote”.

Apenas comenzada la charla, mates de por medio, ya se comienza a entender el porqué de su impronta social, antes de ser sacerdote, ya era salesiano. “Una vida en comunidad con una misión que son los jóvenes y los votos de los consejos evangélicos”.

El padre Roberto Grosso lo acompañó a entrar al Aspirantado de los salesianos en Ramos Mexía, en 1981 realizó el Noviciado en el colegio San Miguel de La Plata y el 31 de enero de 1982 hizo su primera profesión como religioso en la Basílica Sagrado Corazón de Jesús.

Ese mismo año comenzó a estudiar Filosofía y Ciencias de la Educación en el Profesorado Don Bosco en Capital Federal y vivió en la comunidad formadora de Avellaneda. En 1985 se recibió en esa carrera que tenía orientación a la Pastoral Juvenil.

En 1986 fue destinado a realizar el tirocinio en el Aspirantado en Ramos Mexía, en la Inspectoría de Buenos Aires, los votos perpetuos los emitió en 1987 en la misma casa y entró a estudiar teología en 1988, año del centenario de la muerte de Don Bosco.

En 1991 es ordenado diácono junto a Marcelo Madueña en Avellaneda, ese año compartió su apostolado junto a la Comunidad Salesiana del Sagrado Corazón de La Plata, teniendo a su cargo el Movimiento Juvenil Salesiano, el Batallón de Exploradores Nº10 y la Pastoral del Colegio primario.

“Me ordené en una villa de Buenos Aires en una carpa porque ese día participaron más de mil y en la capilla no entrábamos, lo hice con otro muchacho. El curita de ahí, que ya falleció, se encargó de conseguir una carpa de circo y ahí se hizo la fiesta del encuentro”, recordó.

Se ordenó el 16 de mayo de 1992 en Villa Itatí, una villa de emergencia situada en Don Bosco, partido de Quilmes, sur del Gran Buenos Aires, el que a su vez, es el nuevo destino del padre Miguel, por lo que representa un regreso cargado de emociones. “Hace 27 años estuve ahí durante 24 meses, tuve la gracia de estar durante la formación en varias villas y lugares populares”, dijo. Su lema sacerdotal es “No hay amor más grande que dar la vida por los amigos”.

El camino lo había comenzado a transitar como salesiano, pero surgió la necesidad del sacerdocio “en primer lugar está el llamado de Dios, yo creo que me llamó a esto, me entusiasmó con este carisma salesiano y hay muchos signos de por medio para que esto fuera así”. En ese carisma lo juvenil y lo popular está muy unido, “es imposible vivir la vocación si no es desde ahí”, aclaró.

“Fui entendiendo que por ahí quería entregar mi vida, que nadie me obligaba a hacer esto, era un llamado de Dios pero una opción mía, si yo le hubiera dicho que no me siento cómodo o que no quiero, sé que tanto él como yo hubiéramos sido muy felices también”, dijo convencido

“Cuando me ordené como sacerdote había lugares donde yo sabía que no quería ir y me tocó justamente esos lugares, clase alta y media o lugares de centro, siempre que busqué algo me fue muy mal, cuando dejé que Dios decidiera las cosas fueron mejor, pero eso lo fui aprendiendo de a poquito”.

Por eso, siente que es para los ambientes más populares, como el de su familia. “Dios en sus designios después me mandó nueve años al oeste pampeano que es como la Línea Sur de acá y de ahí me preparé y me ofrecí para ir a una comunidad inserta, como a la que voy ahora en Buenos Aires”.

Una vez tomada la decisión, decidió prepararse a lo largo del 2008 para llegar con más herramientas y a fin de año le pidieron que no fuera ahí, “me mandaban al este de La Pampa, una ciudad económicamente muy importante, una parroquia en el centro que administraba todas las de General Pico”.

Le tocó luego entregar la parroquia al clero diocesano para irse a una barriada y encauzar así su carisma, “estando ahí me dije que mi sueño no se había cumplido porque quería ir a una comunidad inserta, no quería ser director ni párroco, solo estar al servicio de los jóvenes pero me tocó ser director, párroco y tomar muchas decisiones”.

Cuando todo se había encauzado en General Pico pensó que le iban a pedir que se quedara tres años más, “pero cuando todavía me faltaba cumplir un año ahí, me pidieron venir al Alto de Bariloche creo que era en septiembre del 2013”. Cuando llegó acá, el 10 de febrero de 2014, recién entendió que Dios le estaba cumpliendo el pedido que él le había hecho cinco años atrás. Es por ello que ahora, cumpliendo los seis años de compromiso de ser director general de la obra, toma otros rumbos.

“En el oeste quedé tres años más con permiso de Roma porque eran muchos los cambios que había que hacer”, aclaró.

Todo se iba preparando para la despedida, este sábado por la noche en el patio de la parroquia.

La congregación

Para entender un poco más acerca de cómo es la estructura de su congregación, Miguel comentó “la central está en Roma, el fundador nuestro fue Don Bosco, su décimo sucesor general de la congregación, es Don Ángel, quien me mandó a Bariloche”.

A nivel regional tiene un visitador de toda la región del cono sur “y a su vez nosotros en la zona sur de Argentina tenemos lo que se llama una provincia religiosa, desde Zárate Campana hasta Ushuaia”, detalló.

En su nuevo destino, Villa Itatí, hay un provinciano, un inspector muy amigo suyo, con un concejo, el que va a determinando cuáles son las políticas de la institución. “Somos parte de la iglesia Católica, por ejemplo el obispo Juan José Chaparro es de otra rama, los claretianos, el papa es jesuita, es decir que tenemos vida religiosa en comunidad, con los votos del consejo evangélico y con una misión determinada, enriquecemos y acompañamos a la iglesia católica desde un carisma”.
“Luego están los de clero, Pepe Lynch, Hugo, del Santo Cristo, que ellos deciden vivir sus vidas de curas, nosotros antes de ser curas, somos religiosos, es decir que tenemos una familia, una vida en comunidad y una misión”.

Llegar a Bariloche

Al consultarle qué recuerda de su llegada a Bariloche, expresó: “por un lado vine muy contento porque sentía que era como un sueño que se iba cumpliendo, ya había venido en noviembre del 2013 sin que nadie supiera, estuve tres días infiltrado acá en al Alto recorriendo los barrios, tomando nota y escuchando, me acuerdo que una señora casi me descubrió”, dijo riéndose.

Recordó además: “venía con el corazón muy abierto a escuchar, a ver por dónde iba esta presencia, qué significaba para la ciudad, así que me sentía muy disponible para ver en qué podía servir y ayudar para no frenar lo que ya venía caminando”.

Lo que más rescata de su paso por nuestra ciudad es el acercamiento con la gente, “poder caminar los barrios y encontrarme con realidades muy difíciles y de lucha, pero a su vez tan lindas”. Es por ello que generalmente llegaba a la noche con la cabeza muy cansada de escuchar situaciones pero con el corazón muy contento de ver tantas luchas de tanta gente.

“Eso es lo más lindo que me llevó de Bariloche, también del compartir y aprender de mis hermanos salesianos que han pasado por aquí, cuánta vida entregada siempre con la mejor buena voluntad”.

Una de las mayores virtudes del padre Miguel es lograr revertir los estados de ánimo de las personas, “creo que yo solo fui un facilitador, pero el logro es de todas las comunidades que integramos, a mí solo me tocó animar, conducir esto, pero la potencia y la fuerza está dentro de la misma gente”.

Dentro de los mensajes que deja en el Alto, quizás el más relevante es el de la impronta comunitaria, “esto no lo hace una sola persona porque sería imposible y fui descubriendo que mi misión era esa, que nadie se sintiera fuera, que no podía o no servía”.

En la Diócesis le tocaron dos servicios, una fue la animación de la vida religiosa y que lo llevó a que tenga mucho contacto con la gente, “el padre obispo me pidió dos cosas, que lo acompañara en la Pastoral Juvenil Diocesana y en el Concejo de Consultores, eso me permitió entrelazar vínculos con los hermanos sacerdotes, con los jóvenes y las distintas parroquias”. Todo esto lo considera un regalo que nunca buscó.

En ese marco también se llevó adelante el Proyecto San José con el padre Eduardo, de la Parroquia de Los Coihues, sumando además de lo material, su tiempo y dedicación para mejorar la calidad de vida de mucha gente.

Todo fue parte de un proceso muy lindo e integrador sumando gente del centro, de Dina Huapi y de otros sectores de Bariloche, que se empezó a interesar por estos barrios y a acompañar de manera incondicional cada una de las propuestas. “Creo que una de las misiones fue esa, hacer que Bariloche se integre más”, afirmó.

Sucesores

Al hablar de sus reemplazos dijo: “continuará Paul que se integró acá el año pasado, el padre Pablo Bustos, otro pampeano que será director y párroco que viene desde Viedma y el padre Matías que es de Mar del Plata pero dejó su impronta en la zona de Isidro Casanova”. Así quedará conformada esa comunidad salesiana.

A su vez, están las dos comunidades religiosas, “gracias a Dios tuvimos un regalo muy lindo, la presencia de las hermanas Misioneras Siervas del Espíritu Santo que llegaron en el 2016 y al año siguiente las Domínicas que están en el Nahuel Hue”.

Asimismo, en 2018 tuvieron dos voluntarios y en el 2019 dos más, Anita y Mili. “Ellas hicieron un papel espectacular, nos hubiera gustado que trabajaran de su profesión pero no se pudo porque no tienen la residencia hecha”, dijo.

Resumiendo, en el oeste de La Pampa fue nueve años director, manejaba una escuela, una obra social para gente de muy bajos recursos, entonces coordinaba aproximadamente 70 empleados, de allí le tocó una parada difícil en General Pico con una gestión muy fuerte y luego acá, entonces está cumpliendo 20 años de director general.

“Esto tiene todo un desgaste, acá no tengo empleados pero tengo que gestionar ocho centros comunitarios, nuestra comunidad y la realidad social del Alto que es muy intenso, vivimos lo de Rafita, de Micaela Bravo, de Lucas Muñoz y lo de Nahuel”.

Situaciones que socialmente son muy desgastantes “en medio de todo eso sentía que cumplía mis seis años, me ofrecieron ser director en dos lugares pero dije que no y pedí un año de receso para poder estudiar, renovarme, recuperar la salud y el descanso para poder entregarme mejor adonde vaya”.

Ahora le toca ir a Villa Itatí, pero recién lo hará dentro de seis meses, “voy a estudiar a El Salvador en la universidad de los jesuitas, José Simeón Cañas, es donde asesinaron al padre Ellacuría y a cuatro jesuitas más, junto con dos laicas, señoras que hacían el servicio doméstico, Elba y su hija Celina”, detalló.

Sobrevivió uno de ellos, Jon Sobrino, que estaba dando una conferencia en el exterior, un gran teólogo latinoamericano y con él va a estar Miguel. “Si bien ellos trabajan la maestría, los posgrados y doctorados, me han hecho una excepción para que pueda hacer una relectura de todo lo que he aprendido, actualización de algunos temas”.

Entonces estudiará allí por seis meses Teología Latinoamericana, es decir, todo lo que ha venido poniendo en práctica durante tantos años de servicio. “Con los salesianos tuve ocho años hermosos de formación, cuatro años de Filosofía y Ciencias de la Educación, estudié el bachillerato en teología, siempre en diálogo con la ciencia, el mundo y la cultura juvenil”. Estuvo también cursando en Colombia, todas herramientas que fue sumando y aplicando en su vida hacia los demás.

“Ahora siento que necesito que alguien me confronte, me haga repensar lo que hice y lo que quiero hacer en el futuro y me ayuden a entender y ver todo eso”.

Son muchas las personas que extrañarán la presencia física del padre Miguel de aquí en más, él también se ha encariñado con tantas otras. “Cuando entregué la vida a esto supe que era parte del contrato, pero los procesos humanos son lentos, llevan sus tiempos y eso cuesta pero sé que me ha tocado tantas veces cambiar, que el desapego es parte de la vida misma”.

Mensaje de un hasta siempre

Varias veces le ha dicho a la gente que lo ha acompañado en estos años en Bariloche, pero lo repite una vez más, “el fracaso más grande nuestro sería que se va Miguel y se cae todo, nosotros estamos de paso y vinimos a ayudar un tiempo, si eso se cae quiere decir que no hemos hecho crecer las comunidades”.

Agregó: “si todo sigue mejor y para adelante y la gente de acá se hace cargo, significará que les llegó el mensaje y que la semilla fue fecunda, entonces la vida sigue, los árboles que plantamos tienen que dar fruto de manera infinita y no hay que vivir de nostalgias”. Firme al lema que depositó en el corazón de muchos: “Hay que seguir andando nomás”.

Este domingo, a las 20 horas, será la misa de despedida en la parroquia San Cayetano.

Susana Alegría/ Fotos: Tonny Romano

Te puede interesar
Ultimas noticias