¡QUÉ NOCHE BARILOCHE!

| 21/01/2020

Calle Mitre: Sillas en la vereda y arte en las esquinas

Flor Montenegro/ Fotos: Fabio Hernández y Tonny Romano
Calle Mitre: Sillas en la vereda y arte en las esquinas

La caída del sol no se lleva las temperaturas cálidas y los turistas transitan una y otra vez las cuadras de la calle céntrica hasta después de la medianoche. Es que las sillas invitan a quedarse, los locales mantienen sus puertas abiertas y en cada cuadra rotan las propuestas artísticas que bien captan aplausos y aportes para la gorra que circula.

Independientemente del día de la semana, el flujo de paseantes va en aumento hasta llegar a su pico a la hora de la cena. En ese momento los restaurantes que bordean la Mitre comienzan a llenarse y hasta pueden advertirse colas de espera en algunos lugares. Aunque la demora llega a ser importante, muchos prefieren armarse de paciencia y esperar su turno para las “mesitas de afuera”. En ésas, los platos ligeros y las cervezas frías llenan los pedidos, aunque también se solicitan platos fuertes y postres fríos.

Los automóviles se acoplan al ritmo de los caminantes y las pausas en la arteria principal son un imperativo tácito. Las fotos con los arcos, los artistas, las vidrieras más creativas, y por supuesto, con el Alien, son las postales que aparecen en las redes sociales cuando se busca “#Bariloche”.

Aunque el chocolate no deja de ser un clásico, los peatones deciden acompañar su paseo con un helado. Ya corre en las “chocoheladerías” el horario de verano y el postre puede estirarse hasta las doce de la noche.

Desde violines hasta cacerolas debajo de los arcos, el espectáculo de la Mitre contiene una propuesta variada de punta a punta y resulta difícil abandonar la calle principal de Bariloche sin mirar a los artistas.

El zapping de música se hace tan solo caminando algunos metros y la propuesta de estilos y de instrumentos llega a ser muy variada: Jazz, folklore, percusión, vientos andinos y hasta música clásica.

Cada artista callejero sabe poner su impronta. Algunos unipersonales se valen de parlante y alguna que otra luz, mientras que los grupos hacen sonar bien fuerte los instrumentos. También hay quienes deslumbran con artes circenses, piruetas y malabares.

 

El Centro Cívico se suma a los escenarios y es la “sala” más pertinente para las propuestas de humor. Chicos y grandes mantienen la risa en el semicírculo y los clowns sienten el calor de los trajes que en invierno se hacen desabrigados.

Pocas son las noches del año que se prestan para pasear por las veredas “a paso de hombre” y con ropa de manga corta. Independientemente del día, lo que queda de enero es un buen momento para salir de la casa y darse un tiempo para disfrutar del Centro.

Flor Montenegro/ Fotos: Fabio Hernández y Tonny Romano

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