ÚLTIMA PARTE

| 12/01/2020

A 30 años de la relocalización de barrios en las 34 Hectáreas

Wilge Delgado / Fotos: Facundo Pardo
A 30 años de la relocalización de barrios en las 34 Hectáreas
Imagen de la zona.
Imagen de la zona.

En el final de esta entrega de la historia de la relocalización de cinco barrios en las 34 Hectáreas, vale el agradecimiento al profesor Ricardo Daniel Fuentes por acercar su trabajo. Asimismo, a vecinos y vecinas que recordaron los primeros años y contaron cómo viven en la actualidad.

Sin duda que de aquellas casillas de madera desvencijadas con las que llegaron a las 34 Hectáreas, a ahora, la visión es diferente, con el reconocimiento de las familias por “tener una mejor calidad de vida”.

Sin embargo, hubo vecinas, con la sonrisa a pleno, que apelaron a dichos populares para reflejar su existencia como familias de Bariloche: “Dios está en todas partes pero atiende en Buenos Aires”, para sintetizar que “seguimos siendo los negros del Alto, lejos del centro y sin posibilidades de hallar laburo”.

Una vecina que fue noticia hace años, Rosa Riffo, madre de “Titi” Almonacid -un caso en el que nunca se pudo saber quién lo mató-, contó “cuando llegamos nos prometieron muchas cosas, entre ellas el centro comunitario, el mismo servía de comedor; estuve trabajando allí preparando hasta 2.000 raciones de comida, venían chicos, adolescentes, jóvenes y abuelos”.


Rosa Riffo, madre de “Titi” Almonacid.

Pero sin decir nada desapareció el comedor, dijo Rosa y agregó, “un día anunciaron que tendríamos casas nuevas y no creí. Con el tiempo, esto se cumplió y fue una alegría enorme, hoy no tengo que ir a buscar maderas al supermercado para quemar en el tacho, tenemos agua y gas, es diferente, pero el problema es que no hay empleo para los jóvenes”, finalizó.

Bristela es otra vecina que recordó, “cuando llegamos de la Barda del Ñireco, nuestra casilla apenas alcanzaba para colocar los colchones para dormir, éramos doce, yo, mi esposo y diez hijos. Pero ahora cambió todo, tenemos espacio, aunque mis hijos se casaron, mi marido falleció”.


Bristela en la puerta de su casa.

María es madre de Ruth Oñate, la joven que ganó en su categoría la carrera de Reyes. María contó “cuando llegamos, esto era un desierto, de noche una oscuridad total, para comprar los alimentos teníamos que caminar hasta la ruta y tomar el colectivo”.


María, madre de Ruth Oñate.

“Fueron años duros para todos nosotros, en ese ámbito mis cinco hijos crecieron”, dijo. Refiriéndose a Ruth recordó “siempre le gustó correr, participaba en Carreras de calles, junto a Yanina Caniupán eran las mejores, pero Ruth nunca abandonó, siguió entrenando, se casó y tiene un hijo, para nosotros es un orgullo”.

Wilge Delgado / Fotos: Facundo Pardo

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