“Ser canillita es un orgullo y una alegría”

Cada 7 de noviembre se conmemora en nuestro país el Día del Canillita. En Bariloche, son varias las personas que realizan este trabajo y, con motivo de su día, El Cordillerano recorrió las calles de la ciudad en busca de quienes desearan poner en palabras de qué se trata su trabajo día a día.

Los canillitas constituyen casi un hito de la modernidad y lo urbano. Desde el año 1868, en Argentina se difundió el trabajo de vendedor de diarios en la vía pública, a partir de una idea de los fundadores del diario La República, en Buenos Aires, quienes veían en esta modalidad una manera de efectivizar la venta.

El periodista y dramaturgo Florencio Sánchez, autor de la obra de teatro “Canillita”, fue el creador de este término, inspirado  unen joven vendedor de diarios que el escritor veía habitualmente en las esquinas de la ciudad de Rosario. El chico tenía las piernas muy flaquitas, por lo que a Sánchez llamó así a su obra de teatro. Luego la palabra se extendió en el lunfardo, y la gente comenzó a llamar así a quienes vendían diarios en la calle. El 7 de noviembre se conmemora el Día del Canillita, con motivo del fallecimiento de Sánchez.

En Bariloche, Alejandro hace 35 años que se dedica a ser canillita. “Me había tirado en la calle y necesitaba agarrar el peso. Los primeros días ayude a un compañero y después me fui a la distribuidora y así arranque” contó a este medio.

Alejandro hace 35 años trabaja de canillita en nuestra ciudad.

Acerca de cómo vive día a día su trabajo, Alejandro comentó: “conozco a todo el mundo, es algo muy lindo. Cuando era adolescente me daba vergüenza vender diarios porque, bueno, no había estudiado, quería tener otro trabajo. Hoy es la alegría más grande de mi vida, la gente te abre las puertas, conocí a mucha gente y todo el cariño que me dan, me respetan mucho. Por desgracias de la vida el público se va renovando, algunos se van. Me gustaría que el diario nunca se pierda, hoy en día la juventud está mucho con celulares. Yo mismo me desespero por vender diarios”.

En la actualidad, el avance de la tecnología ha hecho que, paulatinamente, sean menos personas las que elijan el diario de papel. Así, Alejandro señaló que, si bien la venta ha decaído de manera notable, espera que aún existan aquellos que busquen ediciones impresas: “en una época muy linda, cuando tenía 20, 25 años, llegue a vender 250 diarios por día acá en Bariloche. Ojalá que nunca se pierda, yo quiero morir vendiendo diarios y ojalá que la juventud se prenda. El diario es una cosa que te despierta la mente”.

Otro canillita muy reconocido en la ciudad es Antonio, quien suele encontrarse con ejemplares de diarios en distintas esquinas sobre calle Mitre o Moreno. “Ser canillita para mi es un orgullo, una alegría, conoces mucha gente, alguna gente buena, otra gente mala. Yo soy agradecido de que mis clientes son muy buenos, muy fieles, no tengo nada que decir de eso. Nos respetan mucho, nos aprecian, somos muy queridos por toda la gente, eso para mi es lo más importante. A mí me encanta”.

Acerca de su rutina de trabajo, señaló: “en la calle se ve de todo. Lo bueno hay que llevarlo y lo malo dejarlo atrás.  El verano y el invierno es lo mismo, estamos acostumbrados. Hay que estar en invierno cuando hay nieve, lluvia, pero nosotros lo disfrutamos

Así como Alejandro, Antonio se refirió a la caída de la venta: “ha mermado muchísimo, yo he llegado a vender 100 diarios, ahora como mucho llegaré a vender 30, y así también mis compañeros, que llegaban a vender 150 diarios hoy ha bajado muchísimo. Algunos venden máximo 60, 70. Igual mucha gente sigue comprando, yo por lo menos tengo gente que me compra de lunes a lunes, tienen la costumbre, compran el diario y se van a desayunar”.

Martina González / Fotos: Facundo Pardo