A menos de dos semanas, los partidos se preparan para las elecciones municipales

El 1º de septiembre, los barilochenses deberán volver a las urnas para elegir quién conducirá los destinos desde el 10 de diciembre de este año, hasta la misma fecha de 2023. Los candidatos ya tomaron la recta final de las campañas.

Atrás quedaron las elecciones PASO (Primarias Simultáneas, Abiertas y Obligatorias), con todos los condimentos nacionales que esto implica. Y como si fuera poco, con una crisis económica y política en el orden nacional, producto de los resultados de dichos comicios.

La gran incógnita entonces, es ¿cuál será la incidencia de las nacionales en la compulsa electoral municipal? Las variantes pueden ser muchas. Sabido es que en los últimos años, el electorado rionegrino y el barilochense, ha sufragado de distinto modo, según lo que esté en discusión: presidente, senadores y diputados e intendentes.

El oficialismo provincial (Juntos Somos Río Negro), quiere continuar con su ola de triunfos en cada uno de los municipios rionegrinos, pero del otro lado tiene al Frente de Todos, que viene de brindarle una paliza en las urnas al gobierno nacional y ve en este posible alineamiento, una oportunidad.

Más difícil la tiene Bariloche por el Cambio (ex Cambiemos), que además que le costó una enormidad unirse, tiene la difícil tarea de representar la boleta de Mauricio Macri y defender sus políticas en medio de este contexto de país.

En otro carril con menos lastres, aparecen los partidos vecinalistas, que se han reproducido y mucho, aunque en sus listas llevan diferentes dirigentes y exfuncionarios, sumados a gente nueva y sin armas en la función pública.

Lo cierto es que cada uno de los 11 competidores en carrera (el Frente Grande irá a la Corte Suprema para dirimir su inhabilitación), está utilizando todas sus herramientas electorales para persuadir a los barilochenses.

Por empezar, todos los candidatos mantienen numerosas reuniones en los barrios, con empresarios, con clubes y entidades, llevando sus miradas y propuestas.

Al mismo tiempo, la propaganda política comienza a verse cada vez con más notoriedad en la vía pública: desde paredones pintados con inscripciones, vehículos con altavoces, carteles clavados a los postes, pasacalles, hasta banderas y locales partidarios.

Los vecinos ven como poco a poco van dejando boletas en sus buzones, mientras en diferentes sitios, se realizan debates de candidatos, que son más exposiciones de ideas que intercambios de opiniones.

Y la tecnología ha traído consigo la propaganda a los teléfonos, a través de un mensaje o una imagen de WhatsApp, la repetición de videos y fotos en las redes sociales o los jingles (casi siempre bizarros) que nunca pasan de moda.

Desde los medios de comunicación, más allá de las pautas pagadas por los propios partidos, los periodistas buscamos darle espacio a todas las voces, partidos y postulantes, que presentan sus iniciativas y ejes de campaña.

Mientras que todas las fuerzas políticas, la junta electoral, el municipio y la prensa, insisten en clarificar el método de sufragio: la boleta única que nació en 2013, que solo se utilizó dos veces y que marca una fuerte diferencia con el voto tradicional que fue utilizado -por ejemplo- en las PASO del 11 de agosto.

Hay que resaltar hasta el cansancio, que este domingo primero de septiembre no habrá boletas de colores en el cuarto oscuro, sino que al llegar a la mesa, se le entregará a cada elector, una papeleta donde estarán todas las listas juntas y habrá que marcar con tres cruces, cada uno de los tramos a elegir. Así las cosas, parece ser más fácil “cortar” boleta y menos sencillo optar por una lista completa.

Faltan menos de dos semanas para volver a elegir autoridades municipales. La cuenta regresiva ya empezó.

Diego Llorente