19/08/2019

El centro de abuelos Amanecer cumplió 20 años

Texto: Susana Alegría / Fotos: Facundo Pardo
El centro de abuelos Amanecer cumplió 20 años
Compartiendo la comida con El Cordillerano.
Compartiendo la comida con El Cordillerano.

Está ubicado en Av. Juan Marcos Herman y Quaglia y hace 20 años que abrió sus puertas a los adultos mayores que concurren todos los días a compartir un almuerzo y luego algunos talleres, un lugar de encuentro y amistad para no sentirse tan solos.

La idea era hacer un gran festejo pero por ahora lo han pospuesto hasta fin de año porque no es fácil mantenerse de pie ante la crisis económica, entonces tienen pensado hacer una fiesta que incluya también los cumpleaños de esta mitad del año que estamos transcurriendo.

Hace muy poco tiempo que Iván Velázquez, quien fuera el presidente de la Asociación Civil, partió y es su compañera de toda la vida Aidé Pacheco, quien continúa con la hermosa labor de recibir a los mayores.

La cita fue a la hora del almuerzo, pero a media mañana comenzaron a llegar porque saben que las voluntarias ya tienen listos los mates y alguna repostería casera para ellos, charlaron y rieron mientras esperaban que esté lista la comida.

Aprovecharon a ponerse al día con lo que viven fuera del centro, comentaron situaciones familiares y admirablemente, todo lo malo termina siempre en bromas y buenos consejos. Mucho se aprende compartiendo momentos con ellos, enseñanzas de vida que no deben perderse en el aire.

Siempre esperan que los visiten por lo que están invitados quienes deseen conocerlos y pasar un buen momento. En el Amanecer cuentan además con el servicio de enfermería y de una masajista.

Si hay ganas salen partidas de truco, sino sacan las agujas y las lanas y tejen durante horas. También algunas beneficiarias colaboran con la limpieza o separan ropa que les donaron para saber con lo que cuentan ante las necesidades.

Alrededor de las 15 horas ya va cada uno rumbo a su hogar, no sin antes llevarse el tupper con la porción para la cena, aunque algunos solo retiran sus viandas, tanto para el mediodía como para la noche.

En el centro por día se preparan aproximadamente 50 porciones y arman bolsas con alimentos para otras familias que lo necesitan, porque como indicó Aidé, “nunca se le dice que no a alguien que tiene hambre”.

Siempre son bien recibidas las donaciones, a veces venden lo que se les dona en ferias para reunir el dinero que necesitan para insumos, otras quedan para la canasta semanal. A muy bajo costo venden una rifa entre ellos y el ganador se lleva una caja con alimentos y productos de limpieza, lo que es una manera de ayudarse.

Veinte años en los cuales muchos ya se han ido, pero otros llegan; entre todos se acompañan para que la etapa que viven se haga un poco más liviana.

Texto: Susana Alegría / Fotos: Facundo Pardo

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