14/03/2019

La Fiesta Nacional del Curanto se vivirá a pleno el domingo en Colonia Suiza

Juan Carlos Montiel
La Fiesta Nacional del Curanto se vivirá a pleno el  domingo en Colonia Suiza

Todo indica que la jornada dominical será ideal, en cuanto al clima con una temperatura que rondará los 20 grados y con el cielo parcialmente nublado. Para el tradicional evento gastronómico se anuncian -además- distintos espectáculos.

Los organizadores informaron que se habilitará el patio de comidas, con curanto, repostería y pizzas caseras, hamburguesas de cordero, truchas al disco, tacos, parrilla, empanadas, pancho alemán, tortas fritas, cervezas artesanales y el tradicional paseo de artesanos.

El comienzo de las funciones será a las 11.30 aproximadamente con el izamiento del Pabellón Nacional. De allí en más actuará a las 12 el Tata Chango. Luego (a las 13 hs.) el grupo de Danza Folclórica Los Cerrillos. A las 14, Rola Gitana. A las 15 horas habrá tango con Gustavo y Guillermina. A las 16, se presentará La Verde, a las 17, Panela, de 18 a 18.45 hs. Buenos Vecinos, y cerrará el show a partir de las 19 el grupo Tu Mambo.

También la empresa Mi Bus anuncia que el servicio de Transporte Urbano de Pasajeros de la línea 10 irá directo a Colonia Suiza, como es habitual, y la línea 20 hasta la rotonda del km. 18 y allí se debe hacer trasbordo a la número 13. La prestación se llevará a cabo desde las 8.30 y cada hora hasta las 20.30 a Colonia-rondín. Por último, se indicó que el estacionamiento de vehículos particulares será gratuito en el predio de la feria (atrás de la escuela).

El curanto

Se trata de una ceremonia consistente en la cocción de los alimentos por medio del calor de piedras bocha, colocadas en un pozo cavado en la tierra.

Los colonos suizos se asentaron en Colonia Suiza, a pocos kilómetros de Bariloche, a fines del siglo pasado. Sus vidas fueron las de campesinos y dieron actividad y movimiento a toda esta parte de la región. La mayor parte de estos inmigrantes llegó a Chile y más tarde cruzó la cordillera. Muy pocos llegaron desde Buenos Aires, uno fue Eduardo Goye, padre de Emilio Goye, pionero del curanto comercial.

La preparación del curanto consiste en cavar un hoyo en la tierra, de 15 cm de profundidad (cuya superficie depende de la cantidad de comensales), dentro del cual se coloca piedra bocha (típica de los lagos sureños) que -previamente- se calientan en una hoguera. Sobre estas piedras se pone un colchón de hojas de nalca o maqui, y después todos los ingredientes: carne de vaca, de cordero, de cerdo, pollos, chorizos, papas, batatas, manzanas y zapallos ahuecados rellenos con queso, crema y arvejas. Se vuelve a tapar todo con hojas, sobre las que se colocan lienzos húmedos para que no se pierda el calor y se cubre todo con abundante tierra, convirtiéndose de esta manera en un verdadero horno de cocción.

Cuando la preparación está lista comienzan a surgir de la tierra hilitos de humo. Al destapar el curanto se ven todos los alimentos perfectamente cocidos por el calor de las piedras. Sin duda una delicia que saborean residentes y asombrados turistas.

Un poco de historia, desde la Polinesia a Chile

Aunque muchos pueblos son expertos en preparar platos capaces de "levantar a un muerto" por la cantidad de ingredientes que llevan, el curanto chileno, típico de la sureña Chiloé, tiene a buen recaudo su fama ganada.

Se atribuye al pueblo "chono" la gracia de haber convertido una comida en un rito social, ya que por lo complejo de su preparación, se necesitan al menos las manos de cinco o seis personas (sin contar los mirones) y una dosis de imaginación elevada para prepararlo.

Con la llegada al sur de Chile de los "huilliches" y luego, de los conquistadores españoles, como si ya no tuviera bastante, al curanto se le fueron agregando ingredientes, con una base insustituible de mariscos, algunos de los cuales solamente existen en los mares helados del sur, compartidos por chilenos y argentinos.

Pero la historia siempre tiene historia, y con el pasar del tiempo se descubrió que lo que cocinaban los primeros habitantes de la hoy Isla de Pascua, o Rapa Nui, era algo muy similar a lo que echaban a la olla sus lejanos vecinos de la Polinesia y que llamaban "umu".

Este detalle culinario aporta un granito más de arena a la montaña de datos que aseguran que los antiquísimos habitantes de la Polinesia llegaron a las costas de la América bañada por el Pacífico y allí dejaron entre otras cosas, sus rasgos asiáticos, y porque no, el curanto.

Para hacer un "kurantu", que en lengua nativa significa "pedregal" hay que cavar primero en la tierra un hoyo, llenarlo de piedras al rojo vivo y sobre ellas colocar una olla enorme.

Seleccionados y limpios los mariscos, ("choritos", también llamados mejillones, "navajuelas", "erizos", "jaibas", o cangrejos, "ostras" y "machas") se cocinan con algo de agua y vino blanco, del cual también, (pues se trata de un evento social), se puede ir bebiendo, sobre todo si hay frío y si no, también.

A estas alturas ya alguien tomó una guitarra y se puso a cantar, mientras otras manos preparan el "milcao" y el "chapalele", ambos -con sus variantes- consisten en una masa a base de papas cocidas, harina de trigo que en forma de pequeñas empanadillas van a acompañar a la mariscada que hierve.

Para darle un toque ascendente a la hemoglobina familiar puede incluirse distintos tipos de pescado, carnes, papas, embutidos, longanizas y verduras.

Cada capa de ingredientes se cubre con grandes hojas de una planta llamada "pangue" o "nalca", pero si no las hay, sirven las hojas de parra o la humilde hoja de repollo.

Para que no escape ni el olor, la olla se tapa con mantas y sacos mojados durante una hora.

Este es el "curanto en olla" del Sur. Si se hace en una olla de presión, sobre una fogata o parrilla y se vive en la zona central de Chile, el plato cambia el nombre y comienza a llamarse "pulmay".

Oficialmente el curanto es una comida típica de origen mapuche, evidentemente llegada de la Polinesia, pero que también subió hasta el Perú, donde con algunos cambios de ingredientes le dicen "pachamanca".

Se llame como se llame, haya venido de donde sea, esta comida tiene una bonita leyenda de migraciones, una cantidad astronómica de energías y es un delicioso pretexto para unir gente.

Otro detalle: es folclóricamente incorrecto servir el curanto en platos comunes y corrientes. Para que nadie se enoje y a cada quien le toque un poco de todo, hay que repartirlo en fuentes individuales muy hondas y mucho mejor, de arcilla. (Fuente: http://www.acn.cu).

Los Goye, pioneros en todo sentido

El pueblo de Colonia Suiza se encuentra en un marco paisajístico incomparable resguardado por cerros altos, bosques de cipreses y coihues de mucha antigüedad. Se encuentra a escasos kilómetros del centro de Bariloche.

El sabrosísimo curanto está vinculado a los Goye, varios de ellos conforman la tradición gastronómica típica, emblemática, de Colonia. Los primeros pobladores, se asentaron en el mencionado lugar hace muchos años, conformaron una familia numerosa desarrollaron distintas tareas dedicadas al campo o el trabajo en madera.

Los primeros inmigrantes suizos se establecieron en la zona en 1895 conformando el primer asentamiento maderero que abasteció al pueblo y las primeras construcciones de la ciudad de Bariloche. A la vez, se dedicaron al cultivo de la tierra para producir cebada, avena, centeno y frutas finas.

Juan Carlos Montiel

Te puede interesar
Ultimas noticias