11/03/2019

Dieron de alta al joven sobreviviente del trágico choque en la ruta de Circunvalación y quiso contar lo sucedido

Susana Alegría
Dieron de alta al joven sobreviviente del trágico choque en la ruta de Circunvalación y quiso contar lo sucedido
Junto a su mamá Teresa Coney.
Junto a su mamá Teresa Coney.

Se trata de Alexis Palmas, el único adulto sobreviviente del accidente ocurrido el 19 de febrero en ruta de Circunvalación, quien fue dado de alta en el hospital zonal el viernes pasado.

Al hablar de todo el proceso dijo “costó y dolió un montón, me quebré la pelvis, tengo tendones lastimados, seis costillas rotas, dos vértebras quebradas y la cadera dañada”. También tuvo un derrame en la zona estomacal y un neumotórax.

Permaneció un poco más de un mes dormido en coma inducido, “cuando me desperté me estaban sacando los puntos y algo había mejorado, teniendo en cuenta que a mi familia un tiempo antes, le habían dicho que se entrara a despedir”, dijo.

“Al abrir los ojos me asusté un montón porque cuando quise moverme no pude, me estaban sacando un tubo de la boca, cuando terminaron le quise preguntar al doctor qué me había pasado pero no podía hablar”, detalló con angustia. Pensó que había quedado cuadripléjico.

Al siguiente horario de visita ingresaron sus familiares, “me dijeron que estuviera tranquilo que iba a estar todo bien, me ocultaron lo que había pasado porque todavía mi estado de salud era grave. Les dije que mis dos amigos habían muerto, pero me lo negaron todo. Entonces le dije a mi hermana que les diga que vinieran a visitarme y no se sintieran culpables por lo que me pasó”.

Una doctora luego estuvo charlando con Alexis, le preguntó si se acordaba del accidente, “en ese momento me dolía la cabeza y no podía pensar mucho, entonces me contó que los tres habían fallecido, aunque le mentí diciéndole que estaba bien, entré en shock y cuando llegó mi hermano le pregunté por qué me habían ocultado la verdad”.

En todo ese proceso de información, cuando estaba a punto de ser derivado a la Unidad de Cuidados Intermedios, sufrió un ACV. “Me dejaron una semana más en Terapia Intensiva, me dijeron que me había bajado un coágulo de sangre de la cabeza a la yugular”.

Cuando se fue recuperando comenzó a tener sueños con respecto al accidente, “eso me hizo pensar mucho y me acordé de todo lo que había pasado”.

“Habíamos ido con mi mamá, mi padrastro, mi mujer y mis hijos al río Ñireco a pasar una tarde linda, llevamos para hacer un asado y llamamos a mi hermana para que venga con su familia, mi mamá llamó a su amiga, la mujer de Anselmo, después llegó Demetrio y nos juntamos todos”.

Continuó narrando a El Cordillerano, “comimos todos juntos, disfrutamos del agua, me encontré en la playa con un excompañero de trabajo que me pidió si le podíamos ir a comprar cerveza, fuimos y nos regaló una”.

“Nos repartimos un vasito cada uno porque no era una salida de joda entre hombres, todos estábamos con nuestros hijos, era un paseo familiar”, comentó. Se fueron tal como habían llegado, “nosotros en el auto con mi mamá y mi papá, mi hermana se quedó, después Jonathan llevó a la mujer de Matías Demetrio porque el nene más grande tenía ensayo con la murga en el Centro Comunitario” dijo. Los dos más chiquitos se quedaron un rato más en el río para aprovechar la tarde.

“Me quedé tomando unos mates con mi mamá, se estaba haciendo un poco tarde así que le dije que me iba a mi casa a descansar, pero le dije a mi mujer que mejor antes, iba a ir a ver a los chicos porque por ahí se les había roto la camioneta o quedado sin nafta”.

Le pidió prestada la bicicleta a su sobrino y fue nuevamente cerca del puente a ver a sus amigos, “como las cervezas se habían calentado, las habían dejado en la camioneta sin abrir, mi cuñado dijo que nos apuremos porque se estaba haciendo muy tarde. Cargué mi bici y yo también me subí atrás con Isaías de cinco años y Anselmo porque adelante estaba el bebé de Matías de dos añitos durmiendo, mi cuñado que manejaba y Demetrio”.

Luego agregó “era un trayecto muy cortito y la camioneta no podía andar muy rápido así que nos fuimos, Matías tenía una linterna muy buena así que yo le iba alumbrando las piedras grandes para que salga seguro, yo lo vi bien a mi cuñado para manejar, porque como tenía problemas de presión alta, cuando estaba borracho se ponía colorado y con los ojos rojos. No estaba borracho” aclaró.

“Si lo hubiese visto mal, manejaba yo porque no iba a arriesgar la vida de las dos criaturas, pero en total nos habíamos tomado solo dos cervezas en familia así que no me preocupé”, detalló.

“Salimos bien a la ruta, íbamos llegando a la entrada de la cantera y veo las luces del colectivo que venía rápido, cuando está más cerca veo que está en el carril nuestro, al ver las luces de la camioneta intenta correrse, pero se ve que hace un movimiento medio raro pero siguió directo, no intentó frenar ni nada” recordó.

“Mi cuñado tuvo el reflejo de abrirse para afuera pero al morder ripio se metió un poquito más, iba sobre la franja blanca donde pasan los ciclistas”. A Isaías lo llevaba en brazos porque iba jugando y temió que se golpeara, “iba sentado en mis piernas así que cuando escucho el grito desde adentro diciendo cuidado, lo abrazo fuerte y con la otra mano me agarro de la camioneta, se sintió el impacto en el cual yo me corrí contra la luneta sufriendo muchos cortes”.

“Sentí un corte fuerte en el estómago, chocamos, yo me despierto cuando los bomberos me estaban bajando, no sé si Anselmo se quedó ahí o salió despedido, cuando me quise levantar no podía mover las piernas, el bombero me dijo que me quedara quieto y ahí me desmayé de nuevo”, detalló Alexis.

Volvió a despertarse recién en el hospital cuando le estaban sacando los puntos, a más de un mes del accidente. “Para mi habían pasado minutos”, dijo.

“Reflexioné mucho sobre lo que había pasado, me ayudaron mucho los psicólogos del hospital, ellos querían que yo asimilara todo y me decían que me iban a acompañar en todo momento”.

“Cuando me acordé de lo que había pasado empecé a revivirlo en sueños, gracias a Dios ahora ya no, así que estoy mejor con eso, sé que cuando llegue a mi casa voy a ver fotos de ellos y creo que estoy preparado”, contó.

Cómo colaborar

Alexis y su esposa viven en una casita muy precaria del 29 de Septiembre junto a sus dos pequeños de cinco y tres años. Teniendo en cuenta que seguirá en silla de ruedas por un largo tiempo, todo se dificulta. “Necesitamos urgente hacer un bañito para discapacitado porque solo tenemos una letrina”, pidió.

“Cuando estaba bien había hecho una pieza más para mis nenes que están creciendo, pero está sin revestir así que entra mucho frío, tiene solo las placas en las paredes y el piso”. Tiene clavos puestos en su cuerpo por lo que no puede pasar frío ni hacer mucho movimiento, “tengo un tendón sobre la pelvis que está a punto de cortarse así que me tengo que cuidar”.

Cuentan solo con un ingreso que no supera los diez mil pesos mensuales, él hacía changas y estaba construyendo su casita con la ayuda de sus amigos. Ahora sus amigos ya no están y él al estar postrado en la silla, mucho no puede hacer. Son cuatro y llegar a fin de mes antes del accidente no era fácil, ahora es simplemente inimaginable.

Apelando a la gran solidaridad de los barilochenses, se puede colaborar con algunos materiales para hacer el baño y para revestir la ampliación. Además reciben ropa y muebles para hacer una feria americana y poder comprar lo que necesitan de manera urgente. Pueden colaborar comunicándose al teléfono +54 9 294 477-9665.

Acompañamiento

Además de los familiares, médicos y psicólogos del hospital, el único que se acercó fue Juan Pablo Ferrari, subsecretario de Coordinación de Políticas Inclusivas, quien incluso medió para que tuviera un colchón especial para pacientes que cumplen largas internaciones. “Mi mamá me contó lo del peritaje, yo puedo ir al lugar donde chocamos y filmar con el celular a los micros o los camiones cuando doblan en esa curva, siguen a la misma velocidad”, alertó.

“No vino nadie de la Justicia a tomarme declaraciones de lo que había pasado ni del Vía Bariloche a preguntarme cómo estaba, me dejaron solo”.

Antes de recibir el alta en el hospital, Alexis quiso ir a la sala donde aún permanecía internado el pequeño Isaías, “se acordó de mí, me reconoció y se puso contento”, dijo con lágrimas en los ojos.

Susana Alegría

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