Primera promoción de maestras de Nivel Inicial cumplió años y festejaron a pura anécdota

El Cordillerano dialogó con Mónica Rubellio, Leticia Cárdenas y Lieda Goye, recordado cómo fue todo el proceso y hablando de un Bariloche diferente, donde con cada paso fueron abriendo camino para las que estudiaron después.

Mónica comentó que “se gestó un año antes a través de un instituto privado que convocó a un montón de gente para el profesorado de Nivel Inicial y Especial, eso no prosperó, a mitad del primer año nos fuimos todas por un montón de cuestiones”. De allí quedó un movimiento de tres personas, María Fernanda Rillo interesada en Educación Especial, Vanesa Aveggio y Mónica, por Inicial. Hicieron muchas cosas, reunieron firmas en los quintos años, cartas a todos los funcionarios municipales y provinciales y presentaron carpetas a Educación.

“Un día nos avisaron que teníamos los pasajes disponibles para ir a Viedma a presentar la propuesta de apertura de la carrera de Nivel Inicial en el Instituto de Formación Docente de Bariloche”, comentó Mónica. Eso sucedió en diciembre de 1988.

Recordó: “entramos a la DiFoCaPEA y nos recibieron un montón de personas, las que nos preguntaron acerca de las carpetas que habíamos enviado, nos contaron que tenían la idea de abrir la carrera, pero sería recién en el 90 y por medio del tronco en común con Primaria”.

“Yo dije para qué esperar al 90 si podía empezar en el 89, me preguntaron cuántas interesadas habría porque era importante la matrícula”, comentó. Muchas ya se habían anotado en otras localidades por lo que tendrían que buscarlas nuevamente.

“En enero del 89 escuché en un clasificado de televisión que el Instituto anunciaba la apertura de la carrera, hasta ese momento no habíamos tenido más novedades, pegué un grito terrible y comencé a llamar por teléfono a todas las que conocía para ver quiénes se inscribían”, dijo Mónica.

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El edificio

Leticia comentó que “el camino que se siguió dese el Instituto fue difícil pero muy bueno porque al principio anduvimos de prestado en distintos edificios, cuando nos recibimos estábamos en Albarracín frente a lo que era el colegio Comercial.

“Arrancamos en la calle Güemes, sin poder entrar por la puerta porque había un tema de llave que nunca se resolvía, después nos mudamos a la calle Curuzú Cuatiá y terminamos en Albarracín en una prefabricada”. Actualmente el Instituto funciona en calle Mascardi. 

La primera promoción fue con 12 docentes, de las cuales una vive actualmente en General Roca, otra en Cipolletti y las restantes en Bariloche.

“El Instituto no solo se encarga de preparar nuevos docentes, sino que además, está pendiente del crecimiento y la capacitación de los que ya están en funciones, abriendo un espectro mucho mayor que en los inicios”, relató Mónica. Y agregó que “una necesidad que tiene Bariloche ahora es la apertura de más jardines maternales, algo que venimos pidiendo hace mucho tiempo”, solo hay cuatro estatales y un quinto que es público de gestión social, el Virgen Niña. 

“Nuestro título de profesora de Nivel Inicial nos habilita para trabajar con chicos desde 45 días en adelante, los centros infantiles tiene otro formato, el nuestro en especial, como el maternal de la Nueva Escuela Rionegrina 77, tienen además chicos de primaria, un espacio interesantísimo para el Nivel Medio, que permite a las mamás y papás seguir estudiando”, explicó Leticia.

Los inicios

Lieda Goye había finalizado la secundaria en el colegio Ángel Gallardo, “desde chiquita quería ser maestra jardinera y justo trajeron la carrera para el año siguiente al que egresé así que me vino bárbaro”. La carrera era de tres años y medio, tres de cursado más la residencia. “Empecé en el San Francisco III, me anoté para suplencias así que recorrí casi todos los jardines de Bariloche, creo que solo me faltó estar en tres o cuatro”, recordó. Leticia agregó que “con Lieda trabajamos juntas un tiempo en El Frutillar en esa época”.

Con respecto a las expectativas, Lieda contó: “una se imagina un montón de cosas y en la medida que transcurre la carrera ve que hay mucho más que eso, estoy feliz de haberla elegido, para mí es una lotería trabajar de esto, me gusta cada vez más, todo tiene su lado positivo, el crecimiento y aprendizaje es constante”.

“La actitud de los nenes siempre te sorprende, se ponen en el lugar del otro con mucha facilidad, cosa que los grandes ya no hacemos con naturalidad”, dijo Leticia, quien hizo su primera práctica en el jardín Nº 3, en una casita al costado del Colegio Nacional. En esa misma institución se inició Mónica.

Niños de antes y de ahora

Consultadas luego de 25 años frente a una clase, si notan cambios con respecto a cómo eran los chicos antes y cómo son en la actualidad, Lieda analizó que “hay muchísimas diferencias, actualmente son niños de la inmediatez, más ansiosos, acostumbrados a la resolución en el momento entonces es doble desafío para nosotras con las propuestas que les presentamos”. Lograr captar la atención alejados de la tecnología, “cumplimos con nuestro trabajo pero los tiempos, las velocidades y las rutinas, las marcan ellos”. Si la propuesta del docente es interesante, relacionada al arte, la respuesta de los pequeños siempre es positiva. “Hay que saber incentivar para atrapar la atención”, aseguró.

Egresadas 1992

Mariana Angaut
Mariana Lorenzo
Valeria Bonacorso
Lieda Goye
Mercedes Criado
Mónica Rubellio
Andrea Moreno
Marisa Prieto
Gabriela Blasi
María Paz Dartiguelonge
Verónica Bondarenko
Leticia Cárdenas