Los pibes del San José Obrero ya tienen algunos planos de “su” casa

“Se hace camino al andar”, dice una canción que canta el “Nano” Serrat y, entre los chicos y chicas de la escuela técnica Nehuen Peuman, que presentaron algunos planos para el futuro Centro de Integración Juvenil, parecen plasmarse esos sueños. 

Pibes y pibas de la Fundación San José Obrero, una vez más, renuevan el deseo anhelado de contar con el espacio y pensar en la fábrica del futuro.

Como muestra de trabajo compartido y solidario, el coordinador del grupo de pibes y pibas del San José Obrero, Fernando Fernández Herrero, no deja de sentir cierto orgullo por ser parte del mismo, una apuesta que va tomando forma concreta.

“La semana pasada, las pibas y los pibes del Escuela Técnica Nehuen Peuman presentaron los proyectos sobre los que trabajarán este año. Algunos de ellos son del Centro de Integración Juvenil San José Obrero, ese sueño loco que venimos construyendo de a poco, sin prisa pero sin pausa; un lugar en el que el carisma salesiano, la educación, el trabajo, la recreación, el deporte y el arte generen las condiciones necesarias para ampliar el horizonte de las pibas y pibes de los barrios populares”, señaló.

No dejó de citar la realidad que vivimos: “El salto es insalvable para muchos de ellos. Hay un agujero del que no nos hacemos cargo. No hay un lugar, en nuestra sociedad, para las pibas y los pibes de los barrios que, muchas veces, no pudieron sostener la escuela secundaria; que, muchas veces, no tienen redes familiares que los contengan en esa difícil edad y los inserten en el mercado laboral. No hay propuesta estatal. Cientos de funcionarios cobrando grandes sueldos aportan muy pocas cosas concretas, programas enlatados que no tienen nada que ver con las necesidades concretas, programas reales que se cierran por falta de presupuesto o decisión política”.

En esa línea, sostuvo: “Las pibas y los pibes de los barrios son el colectivo más vulnerado de nuestra ciudad; porque, primero, los dejamos tirados en ese no lugar y, después, los acusamos de las consecuencias de sus actos para sobrevivir”.

Y sobre el futuro, comentó: “Soñamos con un lugar que cambie esa historia, un lugar contra el que hoy tienen, un lugar donde el afecto, la comunidad, la educación, la familia y el trabajo sean los valores fundamentales sobre los que se construyan las vidas. Es un sueño loco, gigante, pero ya tiene algunos planos”.