16/06/2018

Una sociedad agobiada

La sociedad vive en agobio. No es la famosa anomia de Durkheim. Acá existen normas y, más allá de su eficaz cumplimiento, regulan la vida colectiva. Hay agobio; se nota hasta en la protesta social, los reclamos obreros y la bronca de la clase media. Todo eso se hace, agobiados. Entre los que viven el duelo de haber confiado en Macri y sentirse defraudados y, peor, atormentados por los costos de su vida, y los que auguraron parte de lo que ocurre, pero hoy carecen de enjundia opositora que construya esperanzas, se mueve la brújula del agobio. Un soplo de nuevo viento y rebeldía aparece con las movilizaciones juveniles en el debate sobre el aborto. No hubo chicas ni chicos agobiados ante el desafío de reclamar lo que consideran un derecho. Es una buena señal. Pero la respuesta debe venir de la política. Ya no es un retoque a la economía, no es seguir creyendo que la contradicción principal en la Argentina es la sosa y falaz consigna de "gradualismo o ajuste". Es la política la que debe corregir. Y, salvo acontecimientos que aceleren temblores institucionales (algo que hay que evitar), todo apunta al 2019. Y ahí sí, de continuar anómicos, nos comen los piojos.

Osvaldo Mario Nemirovsci

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