19/04/2018

Aprender a vivir en diversidad cultural

En la víspera se conmemoró el Día de la Convivencia en la Diversidad Cultural, que se pone de relieve desde 2000.

La denominación es la que acuñaron el Ministerio de Educación de la Nación y el Consejo Federal de Cultura para realzar “el papel primordial de la educación en la formación y afianzamiento de valores como la tolerancia, la pluralidad y la conciencia ciudadana, pilares fundamentales de la convivencia democrática”.

La efeméride recuerda que “la Constitución Nacional y los cuerpos normativos internacionales con jerarquía constitucional, así como otra legislación nacional vigente, comprometen al Estado argentino y a la sociedad civil en el respeto por las diferencias y en la condena a toda forma de discriminación”. Desde ya, salta a la vista que en esas materias hay más asignaturas pendientes que aprobadas.

La Ley Federal de Educación establece que el sistema educativo deberá promover una formación basada, entre otros, en los valores de libertad, paz, solidaridad, tolerancia e igualdad. Si bien esas aseveraciones son válidas para contrarrestar toda práctica discriminatoria, las autoridades nacionales de entonces, se inspiraron en los hechos que tuvieron que ver con el Holocausto del pueblo judío para apuntar a la formación y consolidación de actitudes de tolerancia y no discriminación por religión, raza, sexo o ideología.

En efecto, la fecha que se eligió es cara en la historia hebrea, pero su significado trasciende a sus interesados directos. Durante la Segunda Guerra Mundial, “el régimen nazi como expresión de una ideología que sostenía el antisemitismo como bandera principal, llevó a cabo una política de deshumanización y exterminio contra el pueblo judío, víctima principal de Holocausto”, recuerda el Ministerio de Educación.

El 19 de abril de 1943, “un grupo de jóvenes judíos del gueto de Varsovia protagonizó un levantamiento contra las acciones del régimen nazi consistentes en la concentración y aislamiento de los judíos en guetos, imponiéndoles condiciones de vida que ocasionaron, producto del hambre, las enfermedades y la represión directa, la muerte de la mayoría de la población y en la deportación luego, de los judíos sobrevivientes del gueto a los campos de exterminio nazi”.

El 12 de octubre de 1940 se había leído por radio un comunicado por el cual todos los judíos de Varsovia tenían que concentrarse hasta el 31 de octubre en un sector. Al vencerse el plazo, los portones se cerraron y quedaron bajo vigilancia alemana. El gueto recibió constantemente nuevos refugiados, por lo tanto fue necesario construir más casas, pero las tropas de ocupación redujeron cada vez más la superficie. La desproporción entre la población y las dimensiones del área ocasionó una serie de epidemias, hambre y miseria. La población judía entró en agonía.

El levantamiento “quedó instalado en la memoria colectiva como una de las formas de resistencia contra la opresión, la intolerancia y la defensa de la dignidad humana”, además de “símbolo de la libertad”. Inclusive para las autoridades argentinas, “el recuerdo del Holocausto en el que fueron asesinados cerca de seis millones de judíos y de las causas del levantamiento del gueto de Varsovia significa mantener viva la memoria de los horrores que puedan generar la intolerancia y el racismo”.

Otro tanto ocurre “con muchos otros episodios de la historia de la humanidad, particularmente en el siglo XX, en los que se incurrió en genocidio, otras formas de exterminio sistemático de pueblos o personas por razones de raza, religión, nacionalidad o, simplemente, ideas”. Añadimos nosotros que durante la colonización y conquista de América, durante la práctica de la esclavitud en desmedro de los pueblos africanos y durante la consolidación de los estados nacionales, tanto en Norteamérica como en Sudamérica, también se practicaron genocidios.

Con la mirada en el pasado reciente de la Argentina, el Ministerio de Educación y el Consejo Federal del rubro, consideraron que “los acontecimientos que se desarrollaron durante la última dictadura militar en nuestro país y otros correspondientes a la actualidad internacional demuestran que la intolerancia persiste como una amenaza para las sociedades democráticas”. En 2000 todavía se recordaban con claridad los sucesos en la ex Yugoslavia y también, el genocidio en Ruanda. Pero no solo hay perpetradores en lugares ajenos a las tradiciones occidentales, porque en 2003 se comenzaron a desarrollar prácticas genocidas en Irak y la política que desarrolla Israel hacia los territorios palestinos tiene mucho de genocida.

La cuestión es que ayer en la Argentina fue el Día de la Convivencia en la Diversidad Cultural. La intención era que la efeméride se incorporara a las conmemoraciones de los calendarios escolares de las distintas jurisdicciones educativas. Ojalá que la fecha no haya pasado desapercibida en nuestras escuelas, porque Bariloche tiene mucha necesidad de aprender a vivir en un marco donde confluyen culturas de varios orígenes.

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