26/12/2017

Mantener la vida religiosa atentas a las necesidades de la gente

- HERMANAS DOMINICAS COMIENZAN SU MISION EN BARILOCHE -  De manera cotidiana se ve a misioneros caminar las calles del Alto y visitar a las familias; atentos a las necesidades de la gente, se acercan para ver de qué manera ayudarlos. El Cordillerano dialogó con Ana y Nancy, dos hermanas de la congregación Dominica Nuestra Señora del Rosario y Santa Catalina de Siena, creada en Irlanda.

Mantener la vida religiosa atentas a las necesidades de la gente
Patricia junto a Nancy y Ana.
Patricia junto a Nancy y Ana.

Recién llegaron a Bariloche el 24 de octubre y durante tres años colaborarán con nuestros vecinos. Están por unos días acompañadas por Patricia, integrante de la congregación, quien estando en su año sabático, recorre y ve la realidad de vida de cada una de las hermanas.

Ana Chávez y Nancy Robledo nacieron en Santiago del Estero y estuvieron esta semana acompañadas por la hermana Patricia Lisarraga. “Nuestra congregación fue fundada en Irlanda y el 24 de febrero se van a cumplir 50 años de la llegada de las primeras irlandesas, actualmente hay tres de ese origen y el resto somos de diferentes partes del mundo”, dijo Ana. 

“Somos hermanas de la iglesia Católica, misioneras de una congregación pequeña de Derecho Pontificio, estamos en distintos países como Irlanda, Estados Unidos, Argentina o Bolivia” aclararon. Se identifican con un escudo blanco y negro en forma de corazón con el lema Veritas y una estrella, eso resume su forma de ser, el blanco es asociado con Cristo Resucitado que penetra en la profundidad de la ignorancia y el pecado, la palabra Veritas significa Verdad y se resume como una búsqueda de la verdad en todas sus formas.

Por su parte la estrella es un símbolo cristiano de mucha riqueza y evoca una imagen de guía y de viajes, “todas nosotras hacemos nuestros propios viajes en la vida y a menudo tomamos decisiones sobre la dirección que estamos llevando y el camino a seguir”. Siempre un viaje involucra a otras personas, enriqueciéndose mutuamente, y estas dos mujeres han marcado su rumbo en Bariloche, con gran expectativa y muchas cosas para dar y recibir. 

“Parte importante de nuestro carisma son las misiones, la predicación de la buena noticia y en Argentina lo vivimos muy ligado a la educación popular, nuestro fundador es Santo Domingo de Guzmán y somos varones y mujeres”, aclaró Patricia.

Santo Domingo de Guzmán

Domingo nació en 1170 en Caleruega, un pueblo de Castilla la Vieja (Burgos). Pertenecía a una familia profundamente creyente y muy encumbrada. Sus padres, don Félix de Guzmán y doña Juana de Aza, parientes de reyes castellanos y de León, Aragón, Navarra y Portugal, descendían de los condes-fundadores de Castilla. Tuvo dos hermanos, Antonio y Manés. Estudió Artes (Humanidades superiores y Filosofía), Teología y fue profesor. Al terminar la carrera de Artes en 1190 se hizo Canónigo Regular en la Catedral de Osma. Un año más tarde, en un rasgo de caridad heroica vende sus libros, para aliviar a los pobres del hambre que asolaba España.

Contemporáneo de San Francisco de Asís, cuenta en su vida con varios rasgos en común, donde las misiones y el dar una mano a quien lo necesite, eran sus premisas. El año que viene se cumplirán 800 años de la creación de la orden a la cual pertenecen las hermanas entrevistadas. “Nació en Irlanda en épocas de colonias inglesas entonces no hay mucha documentación de esa época”, explicaron.

Experiencias personales

Nancy Ana ingresaron a la congregación en el año 2004 en Entre Ríos y Patricia hace 30 años. “Hace años que se estaba buscando un nuevo lugar donde misionar y se miraba mucho el Norte del país, pero no pudo ser. Noemí hermana vino a esta zona, conoció al obispo Juan José Chaparro quien la invitó a recorrer los barrios y así se tomó la decisión por el gran entusiasmo que generó esa visita”, dijo Nancy.

El segundo viaje fue de Nancy con una laica para conocer el lugar y se fue abriendo el nuevo camino. “Hay un lema que nos acompaña en América Latina que es ‘Ir adónde la vida clama’ por eso nos dejamos llevar, este año hemos finalizado la misión en Bolivia y ahora comenzamos aquí”, clarificó Patricia.

Misiones

Cada misión tiene un tiempo de duración, el que van planificando a medida que conocen el lugar nuevo y su gente. “Nuestro trabajo más fuerte es la promoción humana entonces vamos promoviendo los liderazgos y haciendo que las personas se vayan apropiando de sus espacios”, para que el día que ellas finalicen esa misión, las actividades se sigan desarrollando mejorando la calidad de vida.

“Lo hacemos con una fuerte impronta en cuanto a la Pastoral Social, caminamos a los ritmos de la comunidad acompañando pero enseñando a asumir roles dentro de su propia comunidad”, comentó.

“El obispo nos pidió que nos quedemos tres años como mínimo, hay que conocer y poco a poco ir integrándose, aportando lo que tenemos y aprendiendo, lo mismo sucedió en Tarija, fuimos por cinco años y terminamos quedándonos 18”, explicó Patricia. Vienen a aportar todo lo que esté a su alcance y eso solo lo lograrán intercambiando experiencias con los vecinos. Cuentan obviamente con el apoyo económico de su congregación para los primeros tiempos en nuestra ciudad, luego deberán generar los medios para continuar. “Cada comunidad cada vez que se instala ve cómo conseguir lo necesario para vivir como cualquier persona de la sociedad, lo que tenemos en especial es que rezamos y estudiamos juntas, tenemos estructuras que respetar”.

Su trabajo en este caso, partirá desde la Parroquia San Cayetano en la figura del padre Miguel y cuentan con un gran apoyo del Obispado, “esta parroquia es muy linda, hace un trabajo social muy grande e impulsa a caminar en equipo, sumando incluso a otras religiones”, agregó Ana.

“Mantenemos nuestra vida religiosa pero no podemos dejar de mirar la realidad que nos toca vivir en el lugar que estamos, involucrándonos no solo con oraciones sino también con acción”.

Conocer a Bariloche

Ana comentó que ella está estudiando Antropología Teológica a distancia, “cuando entré en Internet para buscar cómo era la realidad de Bariloche, el buscador me llevó a la página de El Cordillerano y justo salía una nota de la situación de estos barrios, El Frutillar, 2 de Abril, 29 de Septiembre, la nota era de noviembre del 2015”. 

“Para conocer realmente un lugar hay que escuchar muchas voces y en base a eso sacar nuestras propias conclusiones, lo que no logramos entender, se lo preguntamos al padre Miguel en la capilla, que con unos mates nos aclara las cosas”, comentó agradecida Ana.

“Yo vengo de Moreno en Buenos Aires, así que veo a Bariloche mucho más tranquilo, con situaciones de violencia pero menores que las que vivimos allá” comentó Nancy.

Al respecto Ana dijo “vengo de la comunidad de Victoria en Entre Ríos, nos falta pasar el primer invierno en Bariloche porque todos nos dicen que es en la época del año donde realmente lo vamos a conocer tal como es”. Ambas coincidieron en que las sorprende el tema de las tomas y el estado muy precario de algunas viviendas, ahí les surge la pregunta de qué sucederá con esas familias cuando comience el frío y la nieve.

Noticias

Las hermanas desde su llegada a la ciudad, escriben cartas semanalmente para enviar a su congregación, donde cuentan lo que van descubriendo y aprendiendo. “Desde que llegamos que en algún momento del día Miguel nos viene a buscar y caminamos horas y horas por los barrios, presentándonos a algunos vecinos y contándonos cómo es el estilo de vida de su gente”. 

Una de las primeras cartas comentaba con sorpresa lo que habían descubierto, “cuando nos dijeron que vendríamos a vivir y trabajar en el Alto, lo primero que pensamos es en qué nos pueden necesitar porque en muchas ciudades se denomina así a los barrios de mayores recursos, como el Alto Palermo o Alto Belgrano, acá es todo lo contrario” comentaron.

En el Alto Bariloche no hay shopping ni grandes estructuras edilicias, pero hay mucha gente trabajadora y estudiantes, familias que pese a las dificultades, intentan salir adelante.

Comunidad itinerante

Esta comunidad que se instaló en Bariloche va a ser itinerante, es decir que Ana y Nancy estarán de manera permanente, pero las hermanas durante el año vendrán a visitarlas y sumarse a los trabajos que estén realizando, apoyando la misión.

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